Gases digestivos: Conflictos internos
Publicado 2001/01/16 00:00:00
- Por. Aristides Burgos Villarreal
Causan dolores y calambres gastrointestinales, flatulencias, distensión abdominal y eructos. Los producen la ingestión de aire con los alimentos o la fermentación de la comida en el intestino. Son un fenómeno habitual y no suelen ser un trastorno serio ni el síntoma de un mal grave, pero son una fuente de continuas molestias y un factor de fastidio e incomodidad psicológica y social.
El estrés, el alimentarse deprisa, las comidas y bebidas excesivas, así como ciertos alimentos o mezclas alimenticias los favorecen; la respiración consciente, una dieta bien elegida y combinada, y masticar bien y despacio, los mantienen a raya.
Son los gases, esos incómodos acompañantes de la digestión.
La expulsión repetida de gases estomacales por la boca indica que se traga demasiado aire; las flatulencias excesivas sugieren que algo no marcha bien en la dieta. Ambos fenómenos tienen solución.
Los gases están en el intestino debido, entre otros factores, al aire deglutido (aerofagia) y a su producción intestinal.
La aerofagia se produce en pequeña cantidad al comer o beber, pero algunas personas degluten inconsciente y repetidamente aire, sobre todo cuando están ansiosos. La mayor parte del aire se eructa; sólo una pequeña proporción pasa al intestino delgado.
Una excesiva salivación, asociada a trastornos como la úlcera péptica, una dentadura mal ajustada o las náuseas, también pueden originar un aumento de la deglución de aire.
COMO SE PRODUCEN, QUE LOS FAVORECE
Además, el gas se produce en la luz intestinal por el metabolismo bacteriano (transformación de los alimentos), el cual determina importantes volúmenes de hidrógeno, metano y dióxido de carbono. Casi todo el hidrógeno lo produce el metabolismo bacteriano de sustancias fermentables ingeridas (hidratos de carbono y aminoácidos) en el colon y se genera en gran cantidad después de comer ciertas frutas y verduras como las habas. Otros gases presentes en el intestino son el oxígeno y el nitrógeno.
"Si no tolera la lactosa, podría tener problemas de flatulencia por comer alimentos lácteos", señala el experto en nutrición Dennis Savaing, de la Universidad de Minnesota-Minneapolis, EU.
La gente que no tolera la lactosa, tiene bajo nivel intestinal de la lactasa, enzima que se necesita para digerir la lactosa, el tipo de azúcar que está presente en muchos alimentos lácteos.
Pero no hace falta tener intolerancia para tener efectos indeseados; algunas personas sólo pueden digerir ciertas cantidades y clases de derivados de la leche. Si se sospecha que un producto lácteo causa flatulencia, se aconseja ingerirlo en menor cantidad o junto con un alimento, durante un día o dos, para descubrir cuándo el gas comienza a ser un problema.
La principal causa de flatulencia es la incapacidad del sistema digestivo para absorber determinados carbohidratos, según el gastroenterólogo Samuel Klein, de la Universidad de Texas, en Galveston, EEUU. Aunque se sabe que los garbanzos o las habas producen gases, pocos conocen que la col, brócoli, coles de Bruselas, cebollas, coliflor, harina de trigo integral, rábanos, plátanos, albaricoques y ciertas galletas saladas pueden ser flatogénicos. Las patatas, los refrescos, las manzanas y los alimentos dietéticos con sorbitol también generan gases.
LAS COMBINACIONES EXPLOSIVAS
Algunos alimentos no producen gases, pero mezclados con otros en el estómago y debido a que su asociación interfiere la digestión de ciertos compuestos flatogénicos causando fermentación, se convierten en "bombas de tiempo", según el médico-cirujano español José Luis Cidón Madrigal.
Combinar carbohidratos, como el pan, las pastas y las patatas, que contienen almidón, con frutas ácidas como los limones o las naranjas, puede ser explosivo, igual que mezclar los hidratos de carbono, con proteínas como las que contienen las carnes, pescados y huevos, señala el facultativo español.
"Aunque a menudo recomendamos incluir fibra en la dieta, para tener una buena digestión, algunas verduras y frutas altas en fibras, pueden aumentar los gases", explica el gastroenterólogo Richard McCallum, de la Universidad de Virginia, EU.
Según este experto estadounidense, para agregar fibra a la dieta, hay que comenzar por una pequeña dosis, para que el intestino se acostumbre a ella. La producción de flatulencias en casi todas las personas vuelve a la normalidad después de una cuantas semanas de haber agregado la fibra a la alimentación.
Algunos estudios muestran que las tabletas de carbón activado son eficaces para eliminar el gas excesivo. Para algunos expertos se trata de la mejor opción terapéutica, después de haber efectuado los cambios dietéticos apropiados y de haber tratado o descartado otras dolencias gastrointestinales.
Pero hay un inconveniente: si se está tomando algún medicamento hay que comentarlo al médico, porque el carbón puede absorber la medicina. También puede absorber sustancias beneficiosas, como las vitaminas, por lo que no conviene tomarlo a diario.
Si bien no está demostrado un claro beneficio de los fármacos contra el gas, existen algunas sustancias con efectos favorables.
Entre los productos más utilizados, figuran los que contienen simeticona, una sustancia que disgrega las burbujas de gas y que alivia la flatulencia y los eructos al dispersar e impedir la formación de bolsas gaseosas en el estómago y los intestinos. Se han probado fármacos anticolinérgicos con resultados variables, y algunas personas con dispesia y sensación de plenitud abdominal responden bien a los antiácidos, la metoclopramida o el betanecol, los cuales actúan aumentando la rapidez del vaciado gástrico o el tono del esfínter esofágico inferior.
El exceso de gas no ha sido relacionado con claridad con el dolor abdominal, el meteorismo, la distensión, los eructos o las flatulencias importantes o molestas. Para algunos expertos, es posible que la anomalía básica en los pacientes con problemas debidos a los gases intestinales, sea una hipersensibilidad del intestino. La alteración de la movilidad intestinal también puede ayudar a producir los síntomas; el gas podría ser el agente desencadenante o no tener ningún papel en el trastorno.
Según el gastroenterólogo André Dubois, de Bethesda, Maryland, EU, se pueden tragar hasta 30 centímetros cúbicos de aire cada vez que se deglute, y la gente nerviosa lo hace con frecuencia. Para Dubois, algunas personas son tragadoras compulsivas y crean un problema por tragar demasiada saliva, sin notarlo. Se puede mejorar la situación percatándose de ella, para lo cual puede pedirse a los parientes o amigos que avisen si deglute saliva en exceso. "Si se percata del hábito, automáticamente lo reducirá y podrá aprender a controlar sus reflejos", señala Dubois.
Aunque en general sólo causan molestias que se solucionan cambiando de hábitos alimenticios, si las flatulencias ocasionan trastornos graves, se debe consultar al médico. Los gases también pueden relacionarse con trastornos digestivos por la falta de enzimas para la digestión y procesos orgánicos (hernia de hiato, inflamación de vesícula, dolencias hepáticas, estreñimiento).
COMO EVITAR LOS AIRES
Para ayudar a absorber menos aire los expertos sugieren evitar las bebidas carbonatadas (gasificadas), eliminar la ingestión de antiácidos como el bicarbonato si los eructos se asocian al consumo de estas sustancias, comer siempre con la boca cerrada, lentamente, masticando por completo la comida antes de tragarla, y evitar hábitos como la goma de mascar y el tabaquismo excesivo.
También recomiendan no beber directamente de botellas o botes de bebidas, ni utilizando pajitas, evitar los alimentos con un elevado contenido de aire incorporado, como la cerveza, el helado, los suflés, las tortillas y las cremas batidas.
Los alimentos que pueden producir flatulencias varían según la persona; para averiguar cuáles causan más trastornos lo mejor es probarlos y ver sus efectos en el organismo.
Para eliminar los efectos flatulentos de las habas, garbanzos o alubias, se aconseja remojarlas durante 12 horas; además el problema disminuye en la medida que estén mejor cocinadas.
CONTRA LA AEROFAGIA NERVIOSA
Los tragadores crónicos de aire pueden pasarse la vida eructando porque la expulsión bucal de aire tiende a propiciar más expulsiones. Pero existen soluciones incluso para estos tragadores nerviosos, como señala el doctor Marvin Schuster, del Centro Médico Francis Scott Key, de Baltimore, en EEUU.
Morder con fuerza un lápiz, corcho o dedo, mantiene abierta la boca, dificulta el tragar y reduce la cantidad de deglución de aire involuntaria o por hábito. A las personas que eructan crónicamente, también puede serles útil reducir la ingesta de alimentos que producen gas en el sistema digestivo superior (grasas y aceites de ensaladas, margarina y crema agria).
El estrés, el alimentarse deprisa, las comidas y bebidas excesivas, así como ciertos alimentos o mezclas alimenticias los favorecen; la respiración consciente, una dieta bien elegida y combinada, y masticar bien y despacio, los mantienen a raya.
Son los gases, esos incómodos acompañantes de la digestión.
La expulsión repetida de gases estomacales por la boca indica que se traga demasiado aire; las flatulencias excesivas sugieren que algo no marcha bien en la dieta. Ambos fenómenos tienen solución.
Los gases están en el intestino debido, entre otros factores, al aire deglutido (aerofagia) y a su producción intestinal.
La aerofagia se produce en pequeña cantidad al comer o beber, pero algunas personas degluten inconsciente y repetidamente aire, sobre todo cuando están ansiosos. La mayor parte del aire se eructa; sólo una pequeña proporción pasa al intestino delgado.
Una excesiva salivación, asociada a trastornos como la úlcera péptica, una dentadura mal ajustada o las náuseas, también pueden originar un aumento de la deglución de aire.
COMO SE PRODUCEN, QUE LOS FAVORECE
Además, el gas se produce en la luz intestinal por el metabolismo bacteriano (transformación de los alimentos), el cual determina importantes volúmenes de hidrógeno, metano y dióxido de carbono. Casi todo el hidrógeno lo produce el metabolismo bacteriano de sustancias fermentables ingeridas (hidratos de carbono y aminoácidos) en el colon y se genera en gran cantidad después de comer ciertas frutas y verduras como las habas. Otros gases presentes en el intestino son el oxígeno y el nitrógeno.
"Si no tolera la lactosa, podría tener problemas de flatulencia por comer alimentos lácteos", señala el experto en nutrición Dennis Savaing, de la Universidad de Minnesota-Minneapolis, EU.
La gente que no tolera la lactosa, tiene bajo nivel intestinal de la lactasa, enzima que se necesita para digerir la lactosa, el tipo de azúcar que está presente en muchos alimentos lácteos.
Pero no hace falta tener intolerancia para tener efectos indeseados; algunas personas sólo pueden digerir ciertas cantidades y clases de derivados de la leche. Si se sospecha que un producto lácteo causa flatulencia, se aconseja ingerirlo en menor cantidad o junto con un alimento, durante un día o dos, para descubrir cuándo el gas comienza a ser un problema.
La principal causa de flatulencia es la incapacidad del sistema digestivo para absorber determinados carbohidratos, según el gastroenterólogo Samuel Klein, de la Universidad de Texas, en Galveston, EEUU. Aunque se sabe que los garbanzos o las habas producen gases, pocos conocen que la col, brócoli, coles de Bruselas, cebollas, coliflor, harina de trigo integral, rábanos, plátanos, albaricoques y ciertas galletas saladas pueden ser flatogénicos. Las patatas, los refrescos, las manzanas y los alimentos dietéticos con sorbitol también generan gases.
LAS COMBINACIONES EXPLOSIVAS
Algunos alimentos no producen gases, pero mezclados con otros en el estómago y debido a que su asociación interfiere la digestión de ciertos compuestos flatogénicos causando fermentación, se convierten en "bombas de tiempo", según el médico-cirujano español José Luis Cidón Madrigal.
Combinar carbohidratos, como el pan, las pastas y las patatas, que contienen almidón, con frutas ácidas como los limones o las naranjas, puede ser explosivo, igual que mezclar los hidratos de carbono, con proteínas como las que contienen las carnes, pescados y huevos, señala el facultativo español.
"Aunque a menudo recomendamos incluir fibra en la dieta, para tener una buena digestión, algunas verduras y frutas altas en fibras, pueden aumentar los gases", explica el gastroenterólogo Richard McCallum, de la Universidad de Virginia, EU.
Según este experto estadounidense, para agregar fibra a la dieta, hay que comenzar por una pequeña dosis, para que el intestino se acostumbre a ella. La producción de flatulencias en casi todas las personas vuelve a la normalidad después de una cuantas semanas de haber agregado la fibra a la alimentación.
Algunos estudios muestran que las tabletas de carbón activado son eficaces para eliminar el gas excesivo. Para algunos expertos se trata de la mejor opción terapéutica, después de haber efectuado los cambios dietéticos apropiados y de haber tratado o descartado otras dolencias gastrointestinales.
Pero hay un inconveniente: si se está tomando algún medicamento hay que comentarlo al médico, porque el carbón puede absorber la medicina. También puede absorber sustancias beneficiosas, como las vitaminas, por lo que no conviene tomarlo a diario.
Si bien no está demostrado un claro beneficio de los fármacos contra el gas, existen algunas sustancias con efectos favorables.
Entre los productos más utilizados, figuran los que contienen simeticona, una sustancia que disgrega las burbujas de gas y que alivia la flatulencia y los eructos al dispersar e impedir la formación de bolsas gaseosas en el estómago y los intestinos. Se han probado fármacos anticolinérgicos con resultados variables, y algunas personas con dispesia y sensación de plenitud abdominal responden bien a los antiácidos, la metoclopramida o el betanecol, los cuales actúan aumentando la rapidez del vaciado gástrico o el tono del esfínter esofágico inferior.
El exceso de gas no ha sido relacionado con claridad con el dolor abdominal, el meteorismo, la distensión, los eructos o las flatulencias importantes o molestas. Para algunos expertos, es posible que la anomalía básica en los pacientes con problemas debidos a los gases intestinales, sea una hipersensibilidad del intestino. La alteración de la movilidad intestinal también puede ayudar a producir los síntomas; el gas podría ser el agente desencadenante o no tener ningún papel en el trastorno.
Según el gastroenterólogo André Dubois, de Bethesda, Maryland, EU, se pueden tragar hasta 30 centímetros cúbicos de aire cada vez que se deglute, y la gente nerviosa lo hace con frecuencia. Para Dubois, algunas personas son tragadoras compulsivas y crean un problema por tragar demasiada saliva, sin notarlo. Se puede mejorar la situación percatándose de ella, para lo cual puede pedirse a los parientes o amigos que avisen si deglute saliva en exceso. "Si se percata del hábito, automáticamente lo reducirá y podrá aprender a controlar sus reflejos", señala Dubois.
Aunque en general sólo causan molestias que se solucionan cambiando de hábitos alimenticios, si las flatulencias ocasionan trastornos graves, se debe consultar al médico. Los gases también pueden relacionarse con trastornos digestivos por la falta de enzimas para la digestión y procesos orgánicos (hernia de hiato, inflamación de vesícula, dolencias hepáticas, estreñimiento).
COMO EVITAR LOS AIRES
Para ayudar a absorber menos aire los expertos sugieren evitar las bebidas carbonatadas (gasificadas), eliminar la ingestión de antiácidos como el bicarbonato si los eructos se asocian al consumo de estas sustancias, comer siempre con la boca cerrada, lentamente, masticando por completo la comida antes de tragarla, y evitar hábitos como la goma de mascar y el tabaquismo excesivo.
También recomiendan no beber directamente de botellas o botes de bebidas, ni utilizando pajitas, evitar los alimentos con un elevado contenido de aire incorporado, como la cerveza, el helado, los suflés, las tortillas y las cremas batidas.
Los alimentos que pueden producir flatulencias varían según la persona; para averiguar cuáles causan más trastornos lo mejor es probarlos y ver sus efectos en el organismo.
Para eliminar los efectos flatulentos de las habas, garbanzos o alubias, se aconseja remojarlas durante 12 horas; además el problema disminuye en la medida que estén mejor cocinadas.
CONTRA LA AEROFAGIA NERVIOSA
Los tragadores crónicos de aire pueden pasarse la vida eructando porque la expulsión bucal de aire tiende a propiciar más expulsiones. Pero existen soluciones incluso para estos tragadores nerviosos, como señala el doctor Marvin Schuster, del Centro Médico Francis Scott Key, de Baltimore, en EEUU.
Morder con fuerza un lápiz, corcho o dedo, mantiene abierta la boca, dificulta el tragar y reduce la cantidad de deglución de aire involuntaria o por hábito. A las personas que eructan crónicamente, también puede serles útil reducir la ingesta de alimentos que producen gas en el sistema digestivo superior (grasas y aceites de ensaladas, margarina y crema agria).
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