Juegos bruscos, ¿buenos o malos?
Publicado 2003/09/30 23:00:00
- Daschenka Chong
¡Oye, ten cuidado que te vas a romper la cabeza!, advierte una angustiada madre; "Déjalo mujer, te preocupas demasiado", responde impávido el padre, conocedor por experiencia propia de la “necesidad de acción” que tienen los niños. Lo admitimos, las mamás somos especialmente susceptibles a todo lo que atente contra la integridad física de nuestros hijos, sin embargo ¿Hasta dónde es saludable tanta brusquedad?
La actividad lúdica es una forma de aprendizaje muy valiosa. Los juegos sociales permiten que el niño aprenda a interactuar con pequeños de su edad. Las actividades creativas y cognoscitivas fomentan las ideas, ejercitan la ingenuidad y potencian y sugieren la curiosidad del niño.
Por su parte, los juegos tranquilos surgen de la necesidad que tiene el niño de jugar solo, independiente y tranquilo. Los juegos físicos o actividades de movimiento son los que desarrollan y ejercitan el cuerpo, son energéticos y dinámicos, algunas veces bruscos y de choque.
Cada individuo es completamente independiente y responde a circunstancias particulares, la psicología llama a esto diferencias individuales. Sin embargo, nos explica el psicólogo César Alfonso, que ello no implica que no se puedan establecer ciertas "tendencias" o patrones de comportamiento dentro de los individuos de un grupo.
El experto añade que cierto tipo de juegos bruscos o de elevada actividad física puede generar en los niños patrones o tendencias de comportamiento agresivas que pueden irradiar o extrapolar a otros contextos diferentes al juego.
Citó el ejemplo de uno de sus sobrinos. El niño asistía a una escuela de formación deportiva en fútbol, le enseñaban técnica, táctica, entre otras cosas. Al cabo de un año jugaba muy bien, pero, comenzó a evidenciar una serie de comportamientos bruscos en el juego y en su vida cotidiana.
Alfonso aclara que no todos los juegos fuertes hacen agresivos a los niños, sin embargo, cree que sí los predisponen o se convierten en el caldo de cultivo para el desarrollo de conductas agresivas o violentas. "Los niños tienen una forma general de comportarse, ellos no ven diferencias entre el juego donde pueden golpear y empujar y otros contextos o núcleos sociales como los compañeros de colegio, los amigos, etc.", manifestó el psicólogo.
La actividad lúdica es una forma de aprendizaje muy valiosa. Los juegos sociales permiten que el niño aprenda a interactuar con pequeños de su edad. Las actividades creativas y cognoscitivas fomentan las ideas, ejercitan la ingenuidad y potencian y sugieren la curiosidad del niño.
Por su parte, los juegos tranquilos surgen de la necesidad que tiene el niño de jugar solo, independiente y tranquilo. Los juegos físicos o actividades de movimiento son los que desarrollan y ejercitan el cuerpo, son energéticos y dinámicos, algunas veces bruscos y de choque.
Cada individuo es completamente independiente y responde a circunstancias particulares, la psicología llama a esto diferencias individuales. Sin embargo, nos explica el psicólogo César Alfonso, que ello no implica que no se puedan establecer ciertas "tendencias" o patrones de comportamiento dentro de los individuos de un grupo.
El experto añade que cierto tipo de juegos bruscos o de elevada actividad física puede generar en los niños patrones o tendencias de comportamiento agresivas que pueden irradiar o extrapolar a otros contextos diferentes al juego.
Citó el ejemplo de uno de sus sobrinos. El niño asistía a una escuela de formación deportiva en fútbol, le enseñaban técnica, táctica, entre otras cosas. Al cabo de un año jugaba muy bien, pero, comenzó a evidenciar una serie de comportamientos bruscos en el juego y en su vida cotidiana.
Alfonso aclara que no todos los juegos fuertes hacen agresivos a los niños, sin embargo, cree que sí los predisponen o se convierten en el caldo de cultivo para el desarrollo de conductas agresivas o violentas. "Los niños tienen una forma general de comportarse, ellos no ven diferencias entre el juego donde pueden golpear y empujar y otros contextos o núcleos sociales como los compañeros de colegio, los amigos, etc.", manifestó el psicólogo.
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