La pollera, orgullo de las féminas

“No me pidas que cambie mi vestuario por gasas ni por sedas. Ninguna panameña cambiaría por nada, su pollera”, así escribió la poetisa Ana Isabel Illueca al definir el amor y la pasión que sienten las panameñas al lucir el traje más hermoso del mundo. Y esta cualidad quedó plasmada nuevamente ayer en la tercera edición del Desfile de las Mil Polleras, realizado en las principales calles de la ciudad de Las Tablas.

Pero, colocarse nuestro traje típico no es tarea fácil, ya que conlleva mucho detalle y cada prenda y tembleque va en un lugar específico. Y es que lo primero que se debe hacer, es maquillarse los ojos y no con colores neutros, por el contrario, sombras en tonos fuertes y vibrantes preferiblemente los rojos, verdes, amarillos, rosados, azules y negros. Este último se coloca en la parte final del párpado, hacia afuera.

Luego se procede con el corrector de ojeras, la base, rubor, el labial en rojo que es insustituible, en fin, el maquillaje completo que será el complemento de las diversas polleras de lujo, montuna, de coquito, tumba hombre y demás.

Desfile costoso.
Las Tablas se llena de mucho valor económico ya que según los organizadores del evento, se recoge más dinero que en los cuatro días de Carnaval. Y es que solamente con el valor de las prendas y las polleras, así como las camisillas y sombreros utilizados por los varones, se llegan a miles y miles de dólares.

Ya sean en oro, plata o bañada en oro, los principales joyeros que, algunas veces, son pasados de generación en generación, le dan a la empollerada elegancia y donaire. “El valor sentimental que tienen algunas prendas, porque han sido usadas por bisabuelas, tatarabuelas y demás familiares es más alto que el valor económico”, así lo argumentó Aida Díaz, coordinadora del Desfile de las Mil Polleras.

Finas perlas y detalles de Swarovski.
La cabeza es una de las partes más importante y vistosa, ya que en ella se colocan las cinco peinetas y los tembleques, ya sean blancos o de colores. Estos últimos son elaborados en forma de flores con materiales flexibles y delicados que se mueven cuando la persona hace cualquier movimiento al bailar o caminar.

Son flores porque representan la abundancia de la flora existente en Panamá.

Los tembleques se deben colocar de acuerdo al tamaño de la cabeza de la empollerada. Comenzando por los tapa orejas hasta llegar a los tapamoños de una manera uniforme.