Los misteriosos poderes del aura
Publicado 2003/04/07 23:00:00
- Yovanska Spadafora
El cuerpo es sólo el vehículo de la conciencia, que a su vez se manifiesta a través del aura o campo de energía que rodea a la persona.
Equipado de grandes maletas, donde guarda un trípode y una cámara especial con la que puede fotografiar el aura humana, el norteamericano Harold Moskovitz recorre el mundo, impartiendo seminarios y conferencias sobre técnicas para sanarse a sí mismo y a otros.
De visita en nuestro país, por cuarta vez, este sociólogo, síquico y clarividente dice que no sólo interpreta los colores que se encuentran contenidos en las aureolas que rodean las cabezas de las personas, sino que ayuda a limpiarlas para curar diversas enfermedades.
“No soy un charlatán, y no juego con el nivel de creencia de la gente”, se defiende Harold Moskovitz. Nacido en los Angeles, el psíquico proporciona como parte de su estrategia de mercado más de 50 testimonios de personas que han logrado curar males como diabetes, artritis, estrés y migraña a través de las técnicas de sanación que imparte desde 1993.
Moskovitz enseña técnicas “poderosas” que permiten neutralizar la carga negativa de las imágenes que estructuran la conciencia; así, bastan unas cuantas sesiones para desaparecer los miedos e inseguridades.
Asegura que, “algunos doctores piensan que el 80 por ciento de nuestras enfermedades tienen un origen mental, pero están equivocados, es el 100 por ciento”.
El sociólogo, síquico y clarividente, rompe la distancia del temor con carcajadas sorpresivas y utiliza un discurso trascendental, que se contradice con su método de sanación.
No utiliza la meditación , aclara, sino un lenguaje “sencillo y lógico”, acompañado de técnicas orientadas al aura y los chakras -vórtices de energía- que permiten a la persona conectar su cuerpo con su origen terrenal, dominar su conciencia y absorber energía de la Tierra y el Sol, las mayores fuentes vitales.
Si alguien duda de su serenidad, el psíquico invita a la gente a asistir a su conferencia “Sanar es Cambiar” el jueves 10 de abril en el Paradise Banquell Hall (antiguo Interchina), a hacerle preguntas y atreverse a cambiar. Calcula que son cerca de 6 mil personas las que ha ayudado en los diferentes cursos que ha impartido en países como Japón, Canadá, Puerto Rico, Argentina, Perú y Panamá.
Cuestionado sobre la afectividad de sus técnicas, afirma que quienes no se han curado es porque no han querido o bien han negado sus padecimientos. Moskovitz dice poseer ese poder que transmite a la gente, pero si no le creen, nada puede hacer. “No se trata de tomar una pistola y obligarlos a sanar; ellos deciden”.
Egresado de la UCLA, donde estudió sociología y psicología, tras 35 años de aprendizaje y prácticas, el psíquico asegura que su saber es “científico”
Cuando el trato es personalizado, Moskovitz aplica la clarividencia y toma fotografías del aura con una cámara conectada a dos computadoras que interpretan la información proporcionada por dos sensores colocados en las manos del individuo. El rojo vivo es enojo, el verde olivo es envidia, el rosa es enamoramiento, el melocotón es amor gentil, y el dorado es éxito.
“El aura cambia con el estado de ánimo y las emociones. De 10 mil fotos que he tomado, sólo 5 han tenido un tono melocotón, de amor gentil; es triste porque las personas estamos programadas para la bondad, pero nos enseñan mucha maldad”. Moskovitz asegura no poder adivinar el futuro, debido a que es un espacio en continua transformación, pero sí puede leer el aura de las ciudades, por ejemplo “en el Aura de Panamá se refleja un estado de Autoritarismo, debido a la influencia norteamericana que hemos tenido durante todos estos años”.
Los colores del aura dan a conocer cómo están los estados físico, mental y síquico, que cambian a medida que la persona va evolucionando.
Equipado de grandes maletas, donde guarda un trípode y una cámara especial con la que puede fotografiar el aura humana, el norteamericano Harold Moskovitz recorre el mundo, impartiendo seminarios y conferencias sobre técnicas para sanarse a sí mismo y a otros.
De visita en nuestro país, por cuarta vez, este sociólogo, síquico y clarividente dice que no sólo interpreta los colores que se encuentran contenidos en las aureolas que rodean las cabezas de las personas, sino que ayuda a limpiarlas para curar diversas enfermedades.
“No soy un charlatán, y no juego con el nivel de creencia de la gente”, se defiende Harold Moskovitz. Nacido en los Angeles, el psíquico proporciona como parte de su estrategia de mercado más de 50 testimonios de personas que han logrado curar males como diabetes, artritis, estrés y migraña a través de las técnicas de sanación que imparte desde 1993.
Moskovitz enseña técnicas “poderosas” que permiten neutralizar la carga negativa de las imágenes que estructuran la conciencia; así, bastan unas cuantas sesiones para desaparecer los miedos e inseguridades.
Asegura que, “algunos doctores piensan que el 80 por ciento de nuestras enfermedades tienen un origen mental, pero están equivocados, es el 100 por ciento”.
El sociólogo, síquico y clarividente, rompe la distancia del temor con carcajadas sorpresivas y utiliza un discurso trascendental, que se contradice con su método de sanación.
No utiliza la meditación , aclara, sino un lenguaje “sencillo y lógico”, acompañado de técnicas orientadas al aura y los chakras -vórtices de energía- que permiten a la persona conectar su cuerpo con su origen terrenal, dominar su conciencia y absorber energía de la Tierra y el Sol, las mayores fuentes vitales.
Si alguien duda de su serenidad, el psíquico invita a la gente a asistir a su conferencia “Sanar es Cambiar” el jueves 10 de abril en el Paradise Banquell Hall (antiguo Interchina), a hacerle preguntas y atreverse a cambiar. Calcula que son cerca de 6 mil personas las que ha ayudado en los diferentes cursos que ha impartido en países como Japón, Canadá, Puerto Rico, Argentina, Perú y Panamá.
Cuestionado sobre la afectividad de sus técnicas, afirma que quienes no se han curado es porque no han querido o bien han negado sus padecimientos. Moskovitz dice poseer ese poder que transmite a la gente, pero si no le creen, nada puede hacer. “No se trata de tomar una pistola y obligarlos a sanar; ellos deciden”.
Egresado de la UCLA, donde estudió sociología y psicología, tras 35 años de aprendizaje y prácticas, el psíquico asegura que su saber es “científico”
Cuando el trato es personalizado, Moskovitz aplica la clarividencia y toma fotografías del aura con una cámara conectada a dos computadoras que interpretan la información proporcionada por dos sensores colocados en las manos del individuo. El rojo vivo es enojo, el verde olivo es envidia, el rosa es enamoramiento, el melocotón es amor gentil, y el dorado es éxito.
“El aura cambia con el estado de ánimo y las emociones. De 10 mil fotos que he tomado, sólo 5 han tenido un tono melocotón, de amor gentil; es triste porque las personas estamos programadas para la bondad, pero nos enseñan mucha maldad”. Moskovitz asegura no poder adivinar el futuro, debido a que es un espacio en continua transformación, pero sí puede leer el aura de las ciudades, por ejemplo “en el Aura de Panamá se refleja un estado de Autoritarismo, debido a la influencia norteamericana que hemos tenido durante todos estos años”.
Los colores del aura dan a conocer cómo están los estados físico, mental y síquico, que cambian a medida que la persona va evolucionando.
Amarillo: Denota gran capacidad intelectual; el amarillo dorado es propio de una persona de elevada espiritualidad.
Azul: Espiritualidad, lealtad. También denota habilidad intelectual. El pálido es el color de las personas que tienen que ser empujadas para tomar decisiones. El oscuro describe a personas laboriosas y que están haciendo progresos en su vida.
Rojo: Fuerza, pasión, dominio. Rosa, es signo de inmadurez.
Gris: Malestar, enfermedad.
Dorado: Es energía y fuerza de voluntad para alcanzar las cosas que se proponen.
Plateado: Lo tiene la persona con el don de la creatividad y su poder mental es muy fuerte.
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