Manteniendo el reino
Publicado 2000/10/06 23:00:00
El teléfono rojo en la Red para Cetáceos Encallados de Taiwan timbra, una llamada de un pescador que ha visto a dos delfines en el Puerto Putai del distrito de Chiayi. El pescador supone que los dos mamíferos fueron atraídos al área por su abundancia de peces, y no encuentran la manera de salir de allí. Inmediatamente después de dar los detalles del paradero de los delfines, la red envía un equipo de rescate compuesto de funcionarios policiales, buzos, veterinarios, investigadores, la guardia costera, voluntarios, y pescadores. Todos trabajan en equipo para dirigir los delfines fuera del puerto y de regreso a aguas más familiares.
Hacen una década, una situación como ésta era casi inimaginable. Lo más probable es que el pescador hubiese atrapado los delfines con su red, para venderlos una vez en el puerto, terminando éstos en la mesa de algún comensal. El hecho de haber llamado por teléfono, en primer lugar, es un buen ejemplo de hasta dónde llegan los cambios que Taiwan ha experimentado, desde que la crítica extranjera condujo a la aprobación de leyes draconianas- el precio para escapar del menosprecio internacional.
La protección de cetáceos no se inició en Taiwan hasta 1990, cuando las criaturas fueron incorporadas a la lista de especies protegidas bajo la Ley de Conservación de la Vida Salvaje (WCL, siglas en inglés), en 1989. "Echando un vistazo a los últimos diez años, en realidad, la actitud del público hacia la conservación de los cetáceos ha cambiado", dice Chou Lien-siang, profesor del Departamento de Zoología de la Universidad Nacional de Taiwan, quien en 1994 fundó la Red para Cetáceos Encallados de Taiwan, con la ayuda del Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés). "Hemos superado de manera gradual la tradición de atrapar cetáceos a favor de la nueva era de conservación y apreciación".
Una prueba de este progreso puede hallarse en los registros que lleva la red. Entre 1990 y 1999, alrededor de 290 ballenas y delfines quedaron encallados a lo largo de las costas de Taiwan. De 178 hallados vivos, casi el 42 por ciento fue regresado al mar, y el resto falleció en las playas a causa de deshidratación.
La protección de la vida marina no es el único aspecto de la conservación de la vida salvaje que ha logrado mejorarse. Todas las criaturas de Taiwan -desde la espátula de cara negras hasta los gatos domésticos- gozan ahora de mayor protección. Los esfuerzos conservacionistas se desarrollaron con gran ímpetu, en respuesta a la dura crítica internacional que comenzó en los años ochenta. El cambio sobrevino tan rápido, que muchos países extranjeros consideran aún que Taiwan es un país poco apto para los animales. La transformación no fue nada fácil, porque la planificación gubernamental solía centrarse en el desarrollo económico, y los animales no desempeñaban ningún papel, excepto como artículos para la venta. Aparte de esto, existían la tradición culinaria china que utiliza las partes de casi todos los animales, y la medicina tradicional que dependía en gran medida de las partes de especies raras; por ello, los cambios de hoy día parecen casi surrealistas.
"Lo que hizo realmente la WCI fue especificar las tareas que cada agencia gubernamental iba a realizar", dice Fang Kuo-yun, jefe de la División de Conservación de Recursos del COA. "No fue sino hasta que se asignaron funcionarios competentes y un presupuesto que el asunto de la conservación comenzó a marchar por buen camino".
El motivo que llevó, en 1994 al órgano legislativo de la República de China a enmendar la WCL para consagrar penas más severas, fue la vergûenza a nivel mundial, y no un amor innato por la vida salvaje. EL asunto había llegado al extremo en marzo de ese mismo año, cuando la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES, siglas en inglés) concluyó en una reunión del comité permanente en Génova que las medidas propuestas por Taiwan "para satisfacer los requisitos mínimos no habían sido cumplidas". Tras la decisión de CITES, Estados Unidos invocó la Enmienda Pelly para imponer sanciones comerciales a Taiwan el siguiente abril, luego anunció también una prohibición sobre los animales salvajes de Taiwan y sus productos derivados. "El impacto económico de la prohibición no fue substancial", dice Fang. "Lo importante fue que la imagen internacional de Taiwan se vio drásticamente empañada".
Fang considera que la efectiva aplicación de sanciones más severas tuvo impacto en los infractores. La exportación o importación sin licencia, la comercialización, la muestra o exhibición con fines de venta de especies protegidas y sus productos derivados, son ahora castigadas con penas de prisión por un mínimo de seis meses y un máximo de cinco años; y/o una multa de NT$300.000 (US$9.677) a NT$ 1,5 millón (US $48.385). Los infractores en serie son castigados con pena de prisión, de uno a siete años, y/o una multa de NT$500.000 (US $16,129) a NT $2,5 millones (US$80.645). Otros delitos que se castigan son el abandono, el registro tardío, y la caza de alguno de los animales clasificados en la lista de las especies en peligro de extinción de la WCL.
Tras la promulgación de esta ley, se creó en 1993, el Grupo para la Supervisión e Investigación de la Conservación de la Vida Salvaje, complementado dos años después por la Unidad para la Protección de la Vida Salvaje, destinada a controlar el tráfico ilegal de animales.
Estas medidas y penas nuevas y más severas funcionaron . EL 30 de junio de 1995, Estados Unidos eliminó las sanciones comerciales sobre Taiwan, y la isla fue removida de la "Lista en Observación de la Enmienda Pelly en septiembre del año siguiente. Taiwán ya casi ha logrado la recuperación total de su imagen, y una muestra de ello fue cuando, en febrero de este año, la Sociedad de Derechos Humanos de Estados unidos presentó al presidetne del Consejo de Agricultura, Lin Shiang-nung, una placa de reconocimiento de los logros de Taiwan en el campo de la protección animal, que la Sociedad venía supervisando, desde que sus primeros representantes se instalaron en la isla a principios de los noventa con el propósito de observar y ofrecer ayuda.
Según Chen Jun-hong, profesor asociado en el Departamento de Zoología de la Universidad Nacional de Taiwan, la campaña educativa del Gobierno ha contribuido a elevar la conciencia sobre la protección animal, sin embargo, su efectividad ha sido poco uniforme.
En el lado positivo, un niño que, en alguna ocasión, pudo salirse con la suya arrojando piedras a una ave, hoy día, será reprendido. Los padres de hoy llevan a sus hijos a paseos para observar aves o liberar animales atrapados.
"La protección animal debería progresar, no sólo salvar a unas cuantas especies sino una biodiversidad completa"; dice él. "Esa es la única manera de que el ambiente se sustente a sí mismo". Según él deberían incluirse especies que se consideran insignificantes, pero que tienen un impacto en nuestras vidas, tales como el gusano, que fertiliza y ara la tierra, y la mosca de frutas, que transporta el polen. Así como muchos biólogos, Chen cree que los insectos pueden esconder importantes posibilidades curativas. "La ciencia médica todavía tiene limitaciones. Necesitamos buscar soluciones en la naturaleza y utilizar sus abundantes tesoros, pero no lo podemos hacer si todos esos recursos se extinguen".
Hacen una década, una situación como ésta era casi inimaginable. Lo más probable es que el pescador hubiese atrapado los delfines con su red, para venderlos una vez en el puerto, terminando éstos en la mesa de algún comensal. El hecho de haber llamado por teléfono, en primer lugar, es un buen ejemplo de hasta dónde llegan los cambios que Taiwan ha experimentado, desde que la crítica extranjera condujo a la aprobación de leyes draconianas- el precio para escapar del menosprecio internacional.
La protección de cetáceos no se inició en Taiwan hasta 1990, cuando las criaturas fueron incorporadas a la lista de especies protegidas bajo la Ley de Conservación de la Vida Salvaje (WCL, siglas en inglés), en 1989. "Echando un vistazo a los últimos diez años, en realidad, la actitud del público hacia la conservación de los cetáceos ha cambiado", dice Chou Lien-siang, profesor del Departamento de Zoología de la Universidad Nacional de Taiwan, quien en 1994 fundó la Red para Cetáceos Encallados de Taiwan, con la ayuda del Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés). "Hemos superado de manera gradual la tradición de atrapar cetáceos a favor de la nueva era de conservación y apreciación".
Una prueba de este progreso puede hallarse en los registros que lleva la red. Entre 1990 y 1999, alrededor de 290 ballenas y delfines quedaron encallados a lo largo de las costas de Taiwan. De 178 hallados vivos, casi el 42 por ciento fue regresado al mar, y el resto falleció en las playas a causa de deshidratación.
La protección de la vida marina no es el único aspecto de la conservación de la vida salvaje que ha logrado mejorarse. Todas las criaturas de Taiwan -desde la espátula de cara negras hasta los gatos domésticos- gozan ahora de mayor protección. Los esfuerzos conservacionistas se desarrollaron con gran ímpetu, en respuesta a la dura crítica internacional que comenzó en los años ochenta. El cambio sobrevino tan rápido, que muchos países extranjeros consideran aún que Taiwan es un país poco apto para los animales. La transformación no fue nada fácil, porque la planificación gubernamental solía centrarse en el desarrollo económico, y los animales no desempeñaban ningún papel, excepto como artículos para la venta. Aparte de esto, existían la tradición culinaria china que utiliza las partes de casi todos los animales, y la medicina tradicional que dependía en gran medida de las partes de especies raras; por ello, los cambios de hoy día parecen casi surrealistas.
"Lo que hizo realmente la WCI fue especificar las tareas que cada agencia gubernamental iba a realizar", dice Fang Kuo-yun, jefe de la División de Conservación de Recursos del COA. "No fue sino hasta que se asignaron funcionarios competentes y un presupuesto que el asunto de la conservación comenzó a marchar por buen camino".
El motivo que llevó, en 1994 al órgano legislativo de la República de China a enmendar la WCL para consagrar penas más severas, fue la vergûenza a nivel mundial, y no un amor innato por la vida salvaje. EL asunto había llegado al extremo en marzo de ese mismo año, cuando la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES, siglas en inglés) concluyó en una reunión del comité permanente en Génova que las medidas propuestas por Taiwan "para satisfacer los requisitos mínimos no habían sido cumplidas". Tras la decisión de CITES, Estados Unidos invocó la Enmienda Pelly para imponer sanciones comerciales a Taiwan el siguiente abril, luego anunció también una prohibición sobre los animales salvajes de Taiwan y sus productos derivados. "El impacto económico de la prohibición no fue substancial", dice Fang. "Lo importante fue que la imagen internacional de Taiwan se vio drásticamente empañada".
Fang considera que la efectiva aplicación de sanciones más severas tuvo impacto en los infractores. La exportación o importación sin licencia, la comercialización, la muestra o exhibición con fines de venta de especies protegidas y sus productos derivados, son ahora castigadas con penas de prisión por un mínimo de seis meses y un máximo de cinco años; y/o una multa de NT$300.000 (US$9.677) a NT$ 1,5 millón (US $48.385). Los infractores en serie son castigados con pena de prisión, de uno a siete años, y/o una multa de NT$500.000 (US $16,129) a NT $2,5 millones (US$80.645). Otros delitos que se castigan son el abandono, el registro tardío, y la caza de alguno de los animales clasificados en la lista de las especies en peligro de extinción de la WCL.
Tras la promulgación de esta ley, se creó en 1993, el Grupo para la Supervisión e Investigación de la Conservación de la Vida Salvaje, complementado dos años después por la Unidad para la Protección de la Vida Salvaje, destinada a controlar el tráfico ilegal de animales.
Estas medidas y penas nuevas y más severas funcionaron . EL 30 de junio de 1995, Estados Unidos eliminó las sanciones comerciales sobre Taiwan, y la isla fue removida de la "Lista en Observación de la Enmienda Pelly en septiembre del año siguiente. Taiwán ya casi ha logrado la recuperación total de su imagen, y una muestra de ello fue cuando, en febrero de este año, la Sociedad de Derechos Humanos de Estados unidos presentó al presidetne del Consejo de Agricultura, Lin Shiang-nung, una placa de reconocimiento de los logros de Taiwan en el campo de la protección animal, que la Sociedad venía supervisando, desde que sus primeros representantes se instalaron en la isla a principios de los noventa con el propósito de observar y ofrecer ayuda.
Según Chen Jun-hong, profesor asociado en el Departamento de Zoología de la Universidad Nacional de Taiwan, la campaña educativa del Gobierno ha contribuido a elevar la conciencia sobre la protección animal, sin embargo, su efectividad ha sido poco uniforme.
En el lado positivo, un niño que, en alguna ocasión, pudo salirse con la suya arrojando piedras a una ave, hoy día, será reprendido. Los padres de hoy llevan a sus hijos a paseos para observar aves o liberar animales atrapados.
"La protección animal debería progresar, no sólo salvar a unas cuantas especies sino una biodiversidad completa"; dice él. "Esa es la única manera de que el ambiente se sustente a sí mismo". Según él deberían incluirse especies que se consideran insignificantes, pero que tienen un impacto en nuestras vidas, tales como el gusano, que fertiliza y ara la tierra, y la mosca de frutas, que transporta el polen. Así como muchos biólogos, Chen cree que los insectos pueden esconder importantes posibilidades curativas. "La ciencia médica todavía tiene limitaciones. Necesitamos buscar soluciones en la naturaleza y utilizar sus abundantes tesoros, pero no lo podemos hacer si todos esos recursos se extinguen".
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