"Múnchen: La perla de los alpes"
Publicado 1999/08/31 23:00:00
- Carlos Christian Sánchez C.
De los lugares espléndidos que logramos observar en nuestra gira por la República Federal de Alemania, la región alpina del Estado Libre de Baviera, constituyó la mayor de las atracciones. La campiña, los castillos y los poblados, todos ellos tienen algo especial que convierte el sur de la tierra germana en un lugar increíble.
A los pies de las titánicas cumbres, a no menos de cien kilómetros, está Múnchen (Munich), populosa ciudad entremezclada por múltiples culturas, la historia y las tradiciones. Múnchen es para millones de personas un nombre fascinante. Situada a orillas del Río Isar, la urbe sigue siendo una meta anhelada de reinas, jefes de Estado, papas, escritores y turistas.
La ciudad tiene su nombre de la relación de los monjes cristianos que fueron los primeros en habitar sus cercanías. Pero será hasta el año 1158 cuando aparece en la Historia, al ser fundada por el Duque Enrique El León, el cual tendió un puente sobre el Isar. En el 1255 ya era capital de Baviera, y en el Siglo XIV, el Emperador Luis el Bávaro residió en ella. Napoleón Bonaparte transformó la urbe en Real Corte de los Alpes.
Los "muniqueses" no tienen nada que envidiar a los otros pobladores de la Alemania. Su ciudad tiene 71 teatros, 50 museos, 21 ferias y once centros de enseñanza superior. Es la casa del Bayern Munich, Campeón de la Bundesliga. Fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972. Y quizás éste sea el mejor sitio para conocer lo típico de la cultura alemana, cuando se visitan las famosas cervecerías bávaras al aire libre, como la Hofbrauhaus, en Arm Platz, o aquellas ubicadas en el Englisher Garten.
Pero sus monumentos la convierten en sitio deseado de los entusiastas exploradores extranjeros. El impulso de conocer la ciudad nos llevó a Karl Platz. Un arco, de los que una vez fueron puertas obligadas para entrar a la urbe medieval, se levanta sobre la Neuhauser Strasse. Esta calle, a similitud de la Avenida Central Panameña, es un paseo peatonal que posee grandes comercios y puntos de ventas de souvenirs.
A un lado de la ruta se encuentra la Frauenkirche o la Catedral de Nuestra Señora, estructura eclesial con dos cúpulas en sus torres gemelas. Más adelante, en el centro de Múnchen, se encuentra la Marien Platz, amplio lugar del cual se eleva la columna de la Virgen María, frente al Nuevo Ayuntamiento. La arquitectura gótica domina éste último edificio, muy conocido por sus marionetas danzantes, en uno de los ventanales principales.
Lo maravilloso fue encontrar una gama completa de nacionalidades. Italianos, suizos, austríacos, norteamericanos y, por supuesto, alemanes bávaros, se pasean por Múnchen, demostrando una convivencia inusual en un mundo marcado por las diferencias étnicas.
En el final de la visita a Baviera, sin que se nos olvidara la visita al Museo Técnico de Múnchen y sus muestras sobre el desarrollo de la aviación, se participa en la gira por los alpes Bávaros.
Dos lugares son de enorme interés para el turista. Transitando por la Autobahn Sur, o por la carretera montañosa, se llega a Oberamengau, poblado famoso pro su rica tradición católica. Las casas de la aldea tienen en sus fachadas pintadas con alegorías de los cuentos de hadas, pasajes de la Biblia y eventos importantes. Cada diez años, sus habitantes escenifican la pasión de Jesús en vivo.
Más allá de Oberamengau, la Alta Baviera nos muestra sus paisajes más extraordinarias, con los castillos de Hohenschwangau, ubicados en varios picachos de las montañas. Ludwing II, el último rey bávaro, intentó recuperar la gloria del pasado con sus edificaciones medievales, en un sitio delante de dos hermosos lagos, flanqueado por cimas nevadas y el arco iris.
Quien observe la vista desde le Castillo de Neuschwantein, del cual Walt Disney tomó su inspiración para su colosal empresa, se percatará que uno está muy cerca al Cielo, las nubes y a la fantasía.
A los pies de las titánicas cumbres, a no menos de cien kilómetros, está Múnchen (Munich), populosa ciudad entremezclada por múltiples culturas, la historia y las tradiciones. Múnchen es para millones de personas un nombre fascinante. Situada a orillas del Río Isar, la urbe sigue siendo una meta anhelada de reinas, jefes de Estado, papas, escritores y turistas.
La ciudad tiene su nombre de la relación de los monjes cristianos que fueron los primeros en habitar sus cercanías. Pero será hasta el año 1158 cuando aparece en la Historia, al ser fundada por el Duque Enrique El León, el cual tendió un puente sobre el Isar. En el 1255 ya era capital de Baviera, y en el Siglo XIV, el Emperador Luis el Bávaro residió en ella. Napoleón Bonaparte transformó la urbe en Real Corte de los Alpes.
Los "muniqueses" no tienen nada que envidiar a los otros pobladores de la Alemania. Su ciudad tiene 71 teatros, 50 museos, 21 ferias y once centros de enseñanza superior. Es la casa del Bayern Munich, Campeón de la Bundesliga. Fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972. Y quizás éste sea el mejor sitio para conocer lo típico de la cultura alemana, cuando se visitan las famosas cervecerías bávaras al aire libre, como la Hofbrauhaus, en Arm Platz, o aquellas ubicadas en el Englisher Garten.
Pero sus monumentos la convierten en sitio deseado de los entusiastas exploradores extranjeros. El impulso de conocer la ciudad nos llevó a Karl Platz. Un arco, de los que una vez fueron puertas obligadas para entrar a la urbe medieval, se levanta sobre la Neuhauser Strasse. Esta calle, a similitud de la Avenida Central Panameña, es un paseo peatonal que posee grandes comercios y puntos de ventas de souvenirs.
A un lado de la ruta se encuentra la Frauenkirche o la Catedral de Nuestra Señora, estructura eclesial con dos cúpulas en sus torres gemelas. Más adelante, en el centro de Múnchen, se encuentra la Marien Platz, amplio lugar del cual se eleva la columna de la Virgen María, frente al Nuevo Ayuntamiento. La arquitectura gótica domina éste último edificio, muy conocido por sus marionetas danzantes, en uno de los ventanales principales.
Lo maravilloso fue encontrar una gama completa de nacionalidades. Italianos, suizos, austríacos, norteamericanos y, por supuesto, alemanes bávaros, se pasean por Múnchen, demostrando una convivencia inusual en un mundo marcado por las diferencias étnicas.
En el final de la visita a Baviera, sin que se nos olvidara la visita al Museo Técnico de Múnchen y sus muestras sobre el desarrollo de la aviación, se participa en la gira por los alpes Bávaros.
Dos lugares son de enorme interés para el turista. Transitando por la Autobahn Sur, o por la carretera montañosa, se llega a Oberamengau, poblado famoso pro su rica tradición católica. Las casas de la aldea tienen en sus fachadas pintadas con alegorías de los cuentos de hadas, pasajes de la Biblia y eventos importantes. Cada diez años, sus habitantes escenifican la pasión de Jesús en vivo.
Más allá de Oberamengau, la Alta Baviera nos muestra sus paisajes más extraordinarias, con los castillos de Hohenschwangau, ubicados en varios picachos de las montañas. Ludwing II, el último rey bávaro, intentó recuperar la gloria del pasado con sus edificaciones medievales, en un sitio delante de dos hermosos lagos, flanqueado por cimas nevadas y el arco iris.
Quien observe la vista desde le Castillo de Neuschwantein, del cual Walt Disney tomó su inspiración para su colosal empresa, se percatará que uno está muy cerca al Cielo, las nubes y a la fantasía.
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