Noruega tiene un nuevo príncipe
Publicado 2005/12/06 00:00:00
- REDACCION
El bebé que tuvo este sábado la pareja real noruega recibirá el nombre de Sverre Magnus.
El nieto del Rey Harald, es el tercero en la línea del trono noruego, tras su padre, el príncipe Haakon, y su hermana de un año, la princesa Ingrid Alexandra.
Al anunciar el nombre, este lunes, el primer ministro Jens Stoltenberg dijo que el nombre tiene bellas, antiguas y buenas tradiciones en la historia noruega.
Cuando la guerra llegó a su fin, el 15 de agosto, había un generalizado sentimiento que finalmente lo inevitable había ocurrido, que la derrota, que se había hecho evidentemente finalmente había llegado.
Mi madre había expresado con frecuencia su disgusto por la guerra, su deseo de que terminara pronto. Recuerdo su diminuta figura mientras preparaba la cena esa noche, con una excitación casi infantil: "¡Qué claridad! ¡Ahora podemos mantener encendidas las luces!". Su mayor deseo era el retorno a salvo de sus cuatro hijos. En el transcurso de los dos años siguientes mis hermanos retornaron a casa, uno a uno. Todos retornaron, excepto mi hermano mayor, Kiichi. No habíamos tenido noticias de él desde que había salido de la China hacia el Sudeste de Asia.
Finalmente, el 30 de mayo de 1947, recibimos la noticia de la muerte de Kiichi en la forma de una carta. Ella nos dio la espalda, estremeciéndose por la pena. Uno de mis otros hermanos fue a recoger los restos cremados de Kiichi. Yo no pude soportar ver a mi madre cuando abrazaba la pequeña caja blanca que contenía todo lo que quedaba de su hijo mayor.
Seguramente ninguna era puede competir con el siglo XX en los términos de la cantidad de madres en todo el mundo que fueron forzadas a verter amargas lágrimas de dolor y pesar. Las mujeres y las madres son las mayores víctimas de la guerra las guerras las comenzaron virtualmente sin excepción los hombres.
Para terminar la institución humana de la guerra, para relegarla a la historia con otras prácticas bárbaras tales como la esclavitud -en su momento también considerada como una "parte de la naturaleza humana" natural e inevitable debemos establecer el respeto por la inviolable dignidad de la vida humana como la esencia de nuestra era. En lugar de apartarnos de la asombrosa escala y profundidad de la miseria causada por la guerra, debemos luchar por desarrollar nuestra capacidad para identificarnos y sentir los sufrimientos de los demás.
El nieto del Rey Harald, es el tercero en la línea del trono noruego, tras su padre, el príncipe Haakon, y su hermana de un año, la princesa Ingrid Alexandra.
Al anunciar el nombre, este lunes, el primer ministro Jens Stoltenberg dijo que el nombre tiene bellas, antiguas y buenas tradiciones en la historia noruega.
Cuando la guerra llegó a su fin, el 15 de agosto, había un generalizado sentimiento que finalmente lo inevitable había ocurrido, que la derrota, que se había hecho evidentemente finalmente había llegado.
Mi madre había expresado con frecuencia su disgusto por la guerra, su deseo de que terminara pronto. Recuerdo su diminuta figura mientras preparaba la cena esa noche, con una excitación casi infantil: "¡Qué claridad! ¡Ahora podemos mantener encendidas las luces!". Su mayor deseo era el retorno a salvo de sus cuatro hijos. En el transcurso de los dos años siguientes mis hermanos retornaron a casa, uno a uno. Todos retornaron, excepto mi hermano mayor, Kiichi. No habíamos tenido noticias de él desde que había salido de la China hacia el Sudeste de Asia.
Finalmente, el 30 de mayo de 1947, recibimos la noticia de la muerte de Kiichi en la forma de una carta. Ella nos dio la espalda, estremeciéndose por la pena. Uno de mis otros hermanos fue a recoger los restos cremados de Kiichi. Yo no pude soportar ver a mi madre cuando abrazaba la pequeña caja blanca que contenía todo lo que quedaba de su hijo mayor.
Seguramente ninguna era puede competir con el siglo XX en los términos de la cantidad de madres en todo el mundo que fueron forzadas a verter amargas lágrimas de dolor y pesar. Las mujeres y las madres son las mayores víctimas de la guerra las guerras las comenzaron virtualmente sin excepción los hombres.
Para terminar la institución humana de la guerra, para relegarla a la historia con otras prácticas bárbaras tales como la esclavitud -en su momento también considerada como una "parte de la naturaleza humana" natural e inevitable debemos establecer el respeto por la inviolable dignidad de la vida humana como la esencia de nuestra era. En lugar de apartarnos de la asombrosa escala y profundidad de la miseria causada por la guerra, debemos luchar por desarrollar nuestra capacidad para identificarnos y sentir los sufrimientos de los demás.
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