Nueva oportunidad para los cocodrilos del Orinoco
Publicado 1999/05/31 23:00:00
Con 3,2 metros de largo y colmillos tan grandes como el dedo de un hombre, Helena no parece necesitar protección, pero la realidad es totalmente opuesta.Helena, con 200 kilogramos de peso, es un cocodrilo del Orinoco, el depredador de mayor tamaño de Sudamérica y designado por la Unión Mundial de Conservación en 1984 como una de las 12 especies en mayor peligro de extinción en el planeta.
Cazados hasta casi el extremo en la década de 1930 por su valiosa piel, menos de 700 crocodylus intermedius quedan en la cuenca del río Orinoco en Venezuela y Colombia. Sin embargo, gracias a una iniciativa de un grupo de venezolanos, Helena tiene una oportunidad de multiplicarse en un plan para devolver a los descendientes de estos monstruos prehistóricos a su hábitat. "Nadie puede creer que nosotros gastamos plata criando y liberando caimanes sin ganar ni un bolívar", dijo Pedro Azuaje, director del Agropecuario Puerto Miranda, en el sur de Venezuela, que cría a estos cocodrilos desde 1994.
"Otros preguntan porqué lo hacemos si estos animales se comen a la gente", añadió Azuaje, quien explicó que las historias de los cocodrilos que atacan a los humanos son extremadamente raras y en su mayoría falsas.
Puerto Miranda es uno de los cuatro criaderos de cocodrilos del Orinoco en Venezuela, todos empresas privadas. Alrededor de un millar de cocodrilos jóvenes han sido introducidos en áreas protegidas de Llanos desde principios de la década de 1990, en un esfuerzo para crear una generación independiente.
EXPLOTADOS POR LA PIEL
"En tiempos pasados, la cantidad de estos animales en esta zona era incalculable. Para darte un ejemplo, sólo en el año 1933 se exportaron 750.000 pieles de caimanes desde Venezuela", señaló Azuaje.
Andar por los alrededores de Puerto Miranda es como entrar en una versión controlada del Parque Jurásico. Inmensos cocodrilos machos yacen al sol con las fauces abiertas en lo que da la idea de una expresión de satisfacción. La hora de la alimentación es todo un estudio del apetito de estos salvajes: los ejemplares rivales se disputan unos a otros los grandes trozos de carne de burro y caballo de una sola dentellada.
Helena es la estrella de los 22 cocodrilos adultos de Puerto Miranda. Donada hace algún tiempo, se cree que tiene 20 años y es la que produce la mayoría de los huevos anualmente. "En general, cuanto más edad tienen son más fértiles y pueden vivir hasta 60 u 80 años", explicó Salvador Colvee, un biólogo especializado en reptiles. Cuando Colvee entró en el área cercada del lago que Helena comparte con otras dos hembras y dos machos, el cocodrilo por instinto se movió hacia un banco de arena donde puso unos 40 huevos hace varias semanas y abrió las fauces como advertencia. Sin embargo, los huevos de Helena fueron cuidadosamente retirados para incubarlos en una instalación aledaIa. Criar cocodrilos ha resultado todo un experimento sobre las experiencias. Los machos adultos pueden crecer hasta más de cinco metros y pesar más 380 kilogramos, más largos que un automóvil de lujo y más pesados de una vaca saludable. A pesar de su tamaño, pueden correr muy rápido en cortas distancias en tierra, lo que hace muy peligrosos todo esfuerzo de moverlos. LOS MACHOS PELEAN POR LAS HEMBRAS "Son muy agresivos y cuanto más tamaño tienen son más feroces", dijo Colvee, quien añadió que el año pasado los machos pasaron más tiempo peleando entre ellos que cortejando a las hembras. Protegidos de las zorras, las serpientes, los halcones y los humanos que cazan a los pequeños, los cocodrilos del criadero crecen sin problemas y están listos para su introducción en su hábitat en el plazo de un año, cuando ya miden un metro. "Lo bueno es que los caimanes que liberamos a principios de los años 90 ya se están empezando a reproducir", dijo el especialista en cocodrilos del ministerio del Medio Ambiente, Alvaro Velázquez, quien considera que la población de estos reptiles en el Orinoco ha aumentado por encima de los niveles de peligrosidad. Planes similares de conservación han sido utilizados con gran éxito en Estados Unidos, donde la población del caimán americano descendió aceleradamente en la década de 1960. Sin embargo, los pocos recursos y las dificultades del terreno dificultan las investigaciones sobre la supervivencia y reproducción de los ejemplares liberados en Venezuela. "Estamos trabajando en la oscuridad. Simplemente no sabemos el nivel de éxito de estos programas", dijo Colvee. Un experimento con transmisores de radio colocados en un pequeño grupo de cocodrilos hace unos años fue decepcionante. "En muchos casos encontramos los transmisores después en la casa de algún cazador", agregó. LOS COCODRILOS TIENEN PODERES MITOLOGICOS Aunque las piel de cocodrilo ya no tienen la misma demanda que en el pasado, los humanos siguen siendo los peores enemigos de estos reptiles. Los huevos se comen, los ejemplares jóvenes se venden como mascotas y los adultos se cazan por temor o por las propiedades mitológicas atribuidas a varias partes del cuerpo. "Es un problema de creencias y costumbres", explicó Carlos Chávez, especialista en cocodrilos del Orinoco que trabaja para el organismo ambientalista del gobierno Profauna. En las comunidades rurales pobres, donde los cocodrilos son abundantes, los pobladores usan su grasa para aliviar dolores. Se cree que los colmillos protegen de los malos espíritus y el pene, mezclado con alcohol, es un afrodisíaco. "Aunque la gente sabe que yo estoy aquí para proteger a los caimanes, siempre me están pidiendo partes de ellos", dijo Chávez.
Cazados hasta casi el extremo en la década de 1930 por su valiosa piel, menos de 700 crocodylus intermedius quedan en la cuenca del río Orinoco en Venezuela y Colombia. Sin embargo, gracias a una iniciativa de un grupo de venezolanos, Helena tiene una oportunidad de multiplicarse en un plan para devolver a los descendientes de estos monstruos prehistóricos a su hábitat. "Nadie puede creer que nosotros gastamos plata criando y liberando caimanes sin ganar ni un bolívar", dijo Pedro Azuaje, director del Agropecuario Puerto Miranda, en el sur de Venezuela, que cría a estos cocodrilos desde 1994.
"Otros preguntan porqué lo hacemos si estos animales se comen a la gente", añadió Azuaje, quien explicó que las historias de los cocodrilos que atacan a los humanos son extremadamente raras y en su mayoría falsas.
Puerto Miranda es uno de los cuatro criaderos de cocodrilos del Orinoco en Venezuela, todos empresas privadas. Alrededor de un millar de cocodrilos jóvenes han sido introducidos en áreas protegidas de Llanos desde principios de la década de 1990, en un esfuerzo para crear una generación independiente.
EXPLOTADOS POR LA PIEL
"En tiempos pasados, la cantidad de estos animales en esta zona era incalculable. Para darte un ejemplo, sólo en el año 1933 se exportaron 750.000 pieles de caimanes desde Venezuela", señaló Azuaje.
Andar por los alrededores de Puerto Miranda es como entrar en una versión controlada del Parque Jurásico. Inmensos cocodrilos machos yacen al sol con las fauces abiertas en lo que da la idea de una expresión de satisfacción. La hora de la alimentación es todo un estudio del apetito de estos salvajes: los ejemplares rivales se disputan unos a otros los grandes trozos de carne de burro y caballo de una sola dentellada.
Helena es la estrella de los 22 cocodrilos adultos de Puerto Miranda. Donada hace algún tiempo, se cree que tiene 20 años y es la que produce la mayoría de los huevos anualmente. "En general, cuanto más edad tienen son más fértiles y pueden vivir hasta 60 u 80 años", explicó Salvador Colvee, un biólogo especializado en reptiles. Cuando Colvee entró en el área cercada del lago que Helena comparte con otras dos hembras y dos machos, el cocodrilo por instinto se movió hacia un banco de arena donde puso unos 40 huevos hace varias semanas y abrió las fauces como advertencia. Sin embargo, los huevos de Helena fueron cuidadosamente retirados para incubarlos en una instalación aledaIa. Criar cocodrilos ha resultado todo un experimento sobre las experiencias. Los machos adultos pueden crecer hasta más de cinco metros y pesar más 380 kilogramos, más largos que un automóvil de lujo y más pesados de una vaca saludable. A pesar de su tamaño, pueden correr muy rápido en cortas distancias en tierra, lo que hace muy peligrosos todo esfuerzo de moverlos. LOS MACHOS PELEAN POR LAS HEMBRAS "Son muy agresivos y cuanto más tamaño tienen son más feroces", dijo Colvee, quien añadió que el año pasado los machos pasaron más tiempo peleando entre ellos que cortejando a las hembras. Protegidos de las zorras, las serpientes, los halcones y los humanos que cazan a los pequeños, los cocodrilos del criadero crecen sin problemas y están listos para su introducción en su hábitat en el plazo de un año, cuando ya miden un metro. "Lo bueno es que los caimanes que liberamos a principios de los años 90 ya se están empezando a reproducir", dijo el especialista en cocodrilos del ministerio del Medio Ambiente, Alvaro Velázquez, quien considera que la población de estos reptiles en el Orinoco ha aumentado por encima de los niveles de peligrosidad. Planes similares de conservación han sido utilizados con gran éxito en Estados Unidos, donde la población del caimán americano descendió aceleradamente en la década de 1960. Sin embargo, los pocos recursos y las dificultades del terreno dificultan las investigaciones sobre la supervivencia y reproducción de los ejemplares liberados en Venezuela. "Estamos trabajando en la oscuridad. Simplemente no sabemos el nivel de éxito de estos programas", dijo Colvee. Un experimento con transmisores de radio colocados en un pequeño grupo de cocodrilos hace unos años fue decepcionante. "En muchos casos encontramos los transmisores después en la casa de algún cazador", agregó. LOS COCODRILOS TIENEN PODERES MITOLOGICOS Aunque las piel de cocodrilo ya no tienen la misma demanda que en el pasado, los humanos siguen siendo los peores enemigos de estos reptiles. Los huevos se comen, los ejemplares jóvenes se venden como mascotas y los adultos se cazan por temor o por las propiedades mitológicas atribuidas a varias partes del cuerpo. "Es un problema de creencias y costumbres", explicó Carlos Chávez, especialista en cocodrilos del Orinoco que trabaja para el organismo ambientalista del gobierno Profauna. En las comunidades rurales pobres, donde los cocodrilos son abundantes, los pobladores usan su grasa para aliviar dolores. Se cree que los colmillos protegen de los malos espíritus y el pene, mezclado con alcohol, es un afrodisíaco. "Aunque la gente sabe que yo estoy aquí para proteger a los caimanes, siempre me están pidiendo partes de ellos", dijo Chávez.
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