PANAMÁ
Olga Ferreira: Propulsora de la enseñanza positiva en Panamá
- Belys Toribio
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La especialista en pedagogía, con más de 25 años de experiencia en el campo, promueve el aprendizaje a través del juego desde 2019.
PANAMÁ
La especialista en pedagogía, con más de 25 años de experiencia en el campo, promueve el aprendizaje a través del juego desde 2019.
Pasión y vocación es lo que caracteriza el trabajo que realiza la pedagoga venezolana Olga Ferreira en “Enseñanza positiva”, donde promueve el aprendizaje de los niños a través del juego y aborda los trastornos obstaculizan este proceso.
La especialista en pedagogía, con nacionalidad española, pero residente en Panamá, es egresada del Instituto Pedagógico de Caracas (Venezuela) y tiene formación académica en otras áreas como terapia ocupacional, neuropsicología infantil, estimulación temprana, TDAH (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad) y otras, cada una de ellas las pone en práctica en su día a día con sus estudiantes.
El interés de Ferreira, con más de 25 años de experiencia en el campo, por la pedagogía siempre estuvo latente, desde pequeña jugaba a la maestra, y mientras hacía su técnico en administración de personal las circunstancias, algunas necesidades a nivel personal y en los lugares que trabajó, la acercaron aún más su vocación.
Cuando Ferreira tenía 15 años su abuelo sufrió un ACV, ella se encargó en hacerle las terapias ocupacionales, lo que despertó una afinidad por este campo, sin embargo, también le apasionaba la idea de trabajar con niños, por lo tanto, hace las pruebas e ingresa al instituto, donde se graduó en dos carreras, maestra especializada y licenciada en educación (profesora en Venezuela).
Cuando ingresa al instituto renuncia a su pasantía como administradora de personal y se dedica a lo que quería estudiar, al mismo tiempo, empieza a hacer trabajo de campo con niños en situación de riesgo y en escuelas de bajos recursos, donde se hace más evidentes las necesidades que tenía la población infantil.
Tras culminar sus estudios, Ferreira es contratada como maestra y a los tres meses se convirtió en directora de un centro de educación inicial, de niños desde los tres meses hasta los siete años, e incrementa aún más su vocación y opta por estudiar todo lo relacionado con estimulación temprana para atender a los más pequeños.
Hasta este punto el apego de Ferreira por la pedagogía se reafirmó aún más, luego queda embarazada de su primera hija, sufre un óbito fetal de siete meses y para recuperarse decide renunciar a su trabajo, tres meses después queda nuevamente embarazada y pone en stand by su trabajo con los niños.
En 2007, por un traslado laboral de su esposo, Ferreira se muda a Panamá, para entonces su hijo tenía tres años, ya sabía leer y escribir, y al ingresar al sistema educativo tuvo una mala experiencia hasta el punto que no quería ir a la escuela.
En la primera institución que ingresó, recordó Ferreira que una carta que escribió su hijo fue arrugada y arrojada a la basura por su maestra, ya que según esta su trabajo no servía, pues el pequeño optó por usar lápices de colores de madera en lugar de cera como el resto de sus compañeros.
Debido al trauma que esto le generó a su hijo, la especialista se activa nuevamente en su campo y aplica todos sus conocimientos para desintoxicar al pequeño, quien ingresa a una nueva institución, donde el panorama fue muy similar al anterior, constantemente la llamaban para poner quejas, para entonces su hijo tenía TDAH, aún no diagnosticado, y en su salón de clases no se pusieron en práctica ninguna alternativa para tratar el trastorno.
Finalmente, se muda a Guatemala, por dos años, ya tenía su segunda hija, y estando allá lleva a su hijo a varios especialistas y obtiene un diagnóstico, simultáneamente, se especializa en TDAH.
Debido a la formación académica de Ferreira, su vocación y cómo aplicó todas esas herramientas en sus propios hijos, se corrió la voz y allegados le pedían que los ayudara con sus pequeños, y de esta forma empezó “Enseñanza positiva” (@ensenanza_positiva).
“Enseñanza positiva nace primeramente en mi necesidad, como mamá, lo único que no tenía nombre, pero ya lo aplicaba en casa y en 2019, surge la necesidad de amigas… y ahí empieza a fluir y se empieza a correr la voz”, comentó.
Ferreira tiene un aula de clases en su casa equipada con juegos y materiales para terapias en todas las áreas del desarrollo, y a futuro espera llevar el proyecto a un espacio más amplio para integrar a más niños e incluso está impartiendo talleres para docentes para que apliquen la enseñanza positiva con sus estudiantes.
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