París propone un hombre chic y elegante
Publicado 2003/01/29 00:00:00
- Roberto Acuña
El hombre del otoño-invierno 2003-2004 será chic y elegante y vestirá trajes de chaqueta clásicos pero con aires contemporáneos, según las propuestas de la pasarela de moda masculina de París que cerró sus puertas hoy.
Ese es el hilo conductor que une las colecciones de Paul Smith, Hermes, Yves Saint Laurent Rive Gauche, Jean-Paul Gaultier, Lanvin o Thierry Mugler, una firma que escenificó su adiós al mundo de la moda con una joven viuda negra como broche final de su desfile. El creador austríaco Helmut Lang y Louis Vuitton, el símbolo por excelencia del lujo, fueron los primeros en dar la pista de esa vuelta rotunda al clasicismo.
Los trajes de chaqueta negros o grises de raya diplomática, los chalecos, las corbatas, las camisas de tejidos suntuosos y los zapatos de línea afinada fueron la constante de los grandes del mundo de la moda durante estos cinco días de desfiles.
Sobre un fondo de piano clásico, Paul Smith desplegó el encanto del dandy anglosajón en trajes que se atreven con los colores y los dorados, con chaquetas de bolsillos secretos y forros coloridos, así como pantalones pitillo con cinturas anchas.
Hermes presentó una de las más aplaudidas colecciones de Véronique Nichanian, con blusones de piel de cocodrilo de color bronce y abrigos largos y fluidos de cachemira forrada de borrego, así como chaquetas cruzadas con seis botones y pequeños detalles en fucsia en cuellos o puños de camisas.
Tom Ford, que presentó una colección intimista para YSL Rive Gauche en un escenario reducido y recubierto completamente de negro, parece que ha dejado atrás su inspiración en los años 40 para adoptar una estética más moderna, con trajes de chaqueta de tres piezas y largas corbatas que se confunden con el tejido de las camisas en el mismo tono, y abrigos de zorro.
Ese es el hilo conductor que une las colecciones de Paul Smith, Hermes, Yves Saint Laurent Rive Gauche, Jean-Paul Gaultier, Lanvin o Thierry Mugler, una firma que escenificó su adiós al mundo de la moda con una joven viuda negra como broche final de su desfile. El creador austríaco Helmut Lang y Louis Vuitton, el símbolo por excelencia del lujo, fueron los primeros en dar la pista de esa vuelta rotunda al clasicismo.
Los trajes de chaqueta negros o grises de raya diplomática, los chalecos, las corbatas, las camisas de tejidos suntuosos y los zapatos de línea afinada fueron la constante de los grandes del mundo de la moda durante estos cinco días de desfiles.
Sobre un fondo de piano clásico, Paul Smith desplegó el encanto del dandy anglosajón en trajes que se atreven con los colores y los dorados, con chaquetas de bolsillos secretos y forros coloridos, así como pantalones pitillo con cinturas anchas.
Hermes presentó una de las más aplaudidas colecciones de Véronique Nichanian, con blusones de piel de cocodrilo de color bronce y abrigos largos y fluidos de cachemira forrada de borrego, así como chaquetas cruzadas con seis botones y pequeños detalles en fucsia en cuellos o puños de camisas.
Tom Ford, que presentó una colección intimista para YSL Rive Gauche en un escenario reducido y recubierto completamente de negro, parece que ha dejado atrás su inspiración en los años 40 para adoptar una estética más moderna, con trajes de chaqueta de tres piezas y largas corbatas que se confunden con el tejido de las camisas en el mismo tono, y abrigos de zorro.
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