Técnicas acústicas
Rastrean ballenas azules a través de su canto
Publicado 2013/03/27 09:44:00
- EFE
Los científicos han conseguido captar hasta 26,545 cantos de ballena azul en la Antártida, en un estudio para el que han utilizado por primera vez técnicas acústicas de detección, seguimiento y examen de este gran cetáceo.
El trabajo ha sido realizado por investigadores de Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Francia, Noruega, Reino Unido, Sudáfrica y Nueva Zelanda, que participan en el Proyecto Ballena Azul Antártica, dedicado al animal más grande del mundo.
Unos 18 expertos en acústica y en etiquetado de cetáceos, así como ingenieros y observadores, partieron en un viaje de siete semanas hacia el Mar de Ross con el objetivo de colocar dispositivos acústicos y estudiar la población, distribución y comportamiento de esta ballena.
El resultado fueron 626 horas de sonidos de ballenas azules, registradas en tiempo real y que incluyen 26,545 cantos de estos ejemplares, explicó el jefe de los expertos en sonidos marinos, Brian Miller, de la División Australiana Antártica.
Según señaló Miller, la ballena azul (Balaenoptera musculus) tiene un sonido profundo y resonante que se puede captar a cientos de kilómetros bajo las aguas.
A través de las técnicas utilizadas durante la travesía, los expertos pudieron grabar los sonidos y triangular la posición de las ballenas a partir de su vocalización para que los investigadores pudieran dirigirse hacia ellas.
En la Antártida es muy raro ver una ballena azul, pero el equipo científico consiguió recolectar 57 fotografías de identificación y 23 biopsias.
Etiquetaron con dispositivos vía satélite a dos ejemplares, lo que permitirá obtener información de las ballenas como sus veloces movimientos durante el verano austral y sus patrones alimenticios cerca del hielo antártico, indicó la experta en etiquetado de cetáceos Virginia Andrews-Goff.
"Este método para estudiar a las ballenas azules antárticas ha sido exitoso que se convertirá en un modelo para otro estudios sobre cetáceos en todo el mundo", comentó la experta de la División Australiana Antártica.
La ballena azul estuvo a punto de extinguirse en el siglo XVII, período en el que se mató a unos 340,000 ejemplares.
Los datos y conclusiones de esta travesía serán compartidos con la Comisión Internacional Ballenera para contribuir en la conservación y la recuperación de la población de ballenas azules antárticas.
Unos 18 expertos en acústica y en etiquetado de cetáceos, así como ingenieros y observadores, partieron en un viaje de siete semanas hacia el Mar de Ross con el objetivo de colocar dispositivos acústicos y estudiar la población, distribución y comportamiento de esta ballena.
El resultado fueron 626 horas de sonidos de ballenas azules, registradas en tiempo real y que incluyen 26,545 cantos de estos ejemplares, explicó el jefe de los expertos en sonidos marinos, Brian Miller, de la División Australiana Antártica.
Según señaló Miller, la ballena azul (Balaenoptera musculus) tiene un sonido profundo y resonante que se puede captar a cientos de kilómetros bajo las aguas.
A través de las técnicas utilizadas durante la travesía, los expertos pudieron grabar los sonidos y triangular la posición de las ballenas a partir de su vocalización para que los investigadores pudieran dirigirse hacia ellas.
En la Antártida es muy raro ver una ballena azul, pero el equipo científico consiguió recolectar 57 fotografías de identificación y 23 biopsias.
Etiquetaron con dispositivos vía satélite a dos ejemplares, lo que permitirá obtener información de las ballenas como sus veloces movimientos durante el verano austral y sus patrones alimenticios cerca del hielo antártico, indicó la experta en etiquetado de cetáceos Virginia Andrews-Goff.
"Este método para estudiar a las ballenas azules antárticas ha sido exitoso que se convertirá en un modelo para otro estudios sobre cetáceos en todo el mundo", comentó la experta de la División Australiana Antártica.
La ballena azul estuvo a punto de extinguirse en el siglo XVII, período en el que se mató a unos 340,000 ejemplares.
Los datos y conclusiones de esta travesía serán compartidos con la Comisión Internacional Ballenera para contribuir en la conservación y la recuperación de la población de ballenas azules antárticas.
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