PANAMÁ
Rescatistas de animales en Antón: Ángeles para los seres sin voz
En la ciudad de Panamá hay varios grupos rescatistas de animales, pero, en el interior también se han unido para apoyar a estos seres indefensos, uno de ellos es Animal Rescue, ubicado en Santa Rita de Antón (Coclé).
- Fanny Arias
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- - Actualizado: 13/4/2022 - 02:56 pm
María Rodilla, Susan Herrera y Daniel Nieto se enfrentan a diario a una dura batalla: Luchan contra el maltrato animal.
Ellos son los motores que ponen a andar a Animal Rescue of Antón, un albergue rescata de las calles a los animales abandonados. Están ubicados en el distrito de Antón, provincia de Coclé. En este refugio hay animales que dejan en la calle después de ser atropellados o que son víctimas de otra forma de maltrato.
Se los llevan al refugio temporalmente hasta que se recuperen y luego le buscan un hogar a través de las adopciones. Actualmente tienen unos 70 animales en el refugio. Además, tienen otros en los hogares temporales. Ellos cubren las áreas d Antón, El Valle, Coronado y alrededores.
La tarea no es fácil, pues los gastos de atención médica son elevados dependiendo de cada caso. Aunque ellos cuentan con la ayuda de veterinarios que los apoyan dándoles precios especiales. Dependen de las donaciones para poder sostener los gastos generales tantos para las atenciones médicas como para el funcionamiento del refugio que está ubicado en Santa Rita de Antón.
María Rodilla dice que para continuar con esta tarea piden apoyo a diario a través de sus redes sociales, pues hasta un dólar cuenta. Al mes se requieren unos $5 mil para mantener el refugio, calcula la rescatista Susan Herrera, quien reitera que no se olviden de estos seres inocentes y que pueden dar su granito de arena para continuar con esta labor.
Acciones
Cuando les informan sobre un caso, ellos hacen lo posible para ir a rescatar al animal y brindarle las atenciones requeridas, cuenta Herrera, quien en su casa tiene a unos 16 animales en hogar temporal.
Por su parte, Daniel Nieto, es quien está en el refugio, pues vive a unos metros de este, se encarga de alimentarlos todos los días.
Ellos trabajan fuerte para darle una mejor calidad de vida a estos animales que han sufrido mucho en la calle. Si desea conocer más de la historia y labor de este refugio pase a la siguiente página.
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Rescatistas una tarea complicada
María Rodilla, Daniel Nieto y Susan Herrera, empezaron formalmente esta labor hace dos años. Apenas descansan. Su tarea es intensa, pero lo hace con el corazón. El maltrato y abandono no conocen de días libres. Los perros y gatos de la calle son parte de sus vidas.
Tan plantados están estos seres en sus corazones, que cuando el grupo logró construir un albergue, Daniel puso su residencia en venta, alistó sus maletas y se mudó al lugar con su esposa. Está convencido que el resto de lo que le queda de vida estará ahí, juntos a los animales.
La casa en la que reside actualmente todavía está a medio construir, pero muy cerca del albergue y esto es más que suficiente para sentirse pleno. Antes vivía en una residencia con las comodidades necesarias, cerca del Aeropuerto Internacional Scarlett Martínez y de la vía Panamericana.
Ahora debe atravesar una trocha de tierra, sin pavimento, para acceder a la casa que le permite estar cerca de sus adorados animales. El camino para llegar a este punto es largo, pero al llegar los ladridos lo llenan de felicidad.
Nieto asegura estar lleno de satisfacción, pues es feliz levantándose temprano junto a su esposa Vielka para atender a más de 70 animales. Su misión es que estos seres sin voz estén bien, que el dolor que pasaron en las calles jamás lo vuelvan a experimentar.
Amor
A un par de kilómetros, Susan Herrera presta su casa como hogar de acogida. Una vez los perros son dados de alta, cumplen el proceso de recuperación junto a ella y su pareja.
Las mascotas reivindicadas no conocen de veto. En el cuarto de Susan hay cinco jaulas para vigilar la rehabilitación de los animales cuando el sol se oculta. Estos amiguitos están muy cómodos y el área está limpia. En el patio del cálido hogar de Susan, hay otra decena de canes que juguetean entre ellos.
Durante el proceso de recuperación de cada uno de ellos, viven una odisea, incluso noches sin dormir, pero a esta joven pareja esto les llena el alma.
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Satisfacción plena
María Rodilla camina de un lado para el otro, mientras cuatro cachorros juegan con su traje de flores. Ella reitera que el albergue funciona a base de donaciones y que no es una tarea sencilla, “no es fácil andar pidiendo a cada rato”. Es algo complicado, pero hay que recurrir a esas almas caritativas para darles de comer y proporcionar tratamiento a los animales que lo necesitan.
A Rodilla también le toca trasladar a los animales a la veterinaria e incluso entregarlos cuando son dados en adopción. Incluso, cuando están en su nuevo hogar, ellos también están pendientes, no quieren que nada les pase a sus bebés peludos.
Batalla
En el aspecto veterinario, el doctor Jorge Vélez, de la clínica JONAAR (Río Hato), aporta su granito de arena. El especialista atiende a los animales en situación de calle, ofrece precios más bajos a los rescatistas y realiza los procedimientos a pesar de que no le cancelen las deudas de inmediato.
“Es costoso atender a los animales rescatados. A estos animales no es que los agarramos, vacunamos y desparasitamos y a los 15 días están bonitos. No, a veces traen enfermedades complejas de la calle. Yo apoyo, no cubro todo porque tengo mis costos en la clínica”, recalca Vélez.
El veterinario explica que, debido al shock de la calle, hay animales que requieren hasta medio año de tratamiento para recuperarse y adaptarse a un entorno familiar.
*Con información de Karol Lara
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