¡Secretaria: no te dejes! dile a tu jefe lo que vales
Publicado 2001/04/25 23:00:00
- Somalia
No hay duda en aquello de que "detrás de todo buen jefe, hay una excelente secretaria". Sin embargo, muchas veces, los que menos se percatan de ello, parecen ser los propios jefes. Cierto.
Ellos se creen que la "secre" está allí, disponible casi que las 24 horas del día sólo para ellos y no únicamente en el aspecto profesional, sino en diversas asistencias extras, que los "chief" consideran como parte de su trabajo normal. Un grupo de secretarias encuestadas por este medio, consideran que es tiempo de que los jefes se den cuenta que "el asunto no es así".
El grupo se quejó de que lo que menos se les da en sus lugares de trabajo es crédito por éxitos alcanzados, felicitaciones, incentivos y aumentos salariales. Lo único que les aumentan es la cantidad de trabajo y responsabilidades, señalan las quejosas.
Aunque, por fortuna, no se trata de una constante en todos las empresas, sí hay muchas en las que, situaciones como éstas, son el "pan nuestro de cada día". Si te identificas, ya es tiempo de que te prepares para recordarle a tu jefe, hasta dónde llegan tus obligaciones y desde dónde empiezan tus favores voluntarios, dice doña Julia, una veterana secretaria, de cincuenta y seis años de edad.
Si eres de las que te esfuerzas por dar profesionalmente lo mejor de ti; eres más que la "secre", casi que la asistente de tu jefe, tomas iniciativas importantes, das la cara por él o ella en situaciones difíciles (sin importar lo gruñón); y para ti las confidencias son simplemente "secretos" que las "secre" tienen la obligación de llevarse a la tumba; entonces estás cumpliendo con los oficios éticos de una buena secretaria, de acuerdo al código deontológico de la profesión del secretariado.
Sin embargo, si has tenido que combinar tus deberes como secretaria con los de "cachifa" especialista en café, enfermera, psicóloga, relacionista pública, socorrista, guerrera, celestina y casi esposa, entonces estás en la lista de las secretarias con múltiples oficios y un sólo salario.
Las entrevistadas dijeron que pese a que siguen las instrucciones de sus jefes al pie de la letra, toman dictado, manejan los últimos programas computacionales, se capacitan constantemente y son la discreción personificada, nunca o casi nunca han recibido un "gracias señorita o señora" por el tiempo extra que me dedicó, por su aporte en el logro alcanzado, por su "capuccino", por las aspirinas que me quitaron el dolor de cabeza, por sobrellevar mi mal carácter, por "aguantar" el mal genio de mi esposa, por recordarme mis compromisos personales o por cualquier cosa. En fin, "la lista de favores es larga, pero la miopía de muchos jefes es grande", consideran las incomprendidas profesionales.
Siempre a la sombra de sus jefes, las abnegadas secretarias se esfuerzan porque su trabajo redunde en beneficio de la buena imagen de su "chief". Pero no importa lo eficaz que sea, la "secre" nunca progresará sino reclama crédito por lo que hace. Al menos eso es lo que piensa Carolina E. Pérez, una Secretaria Ejecutiva de 37 años de edad, que en un sólo año obtuvo dos aumentos salariales, luego de haber tomado la decisión de poner al día a su jefe periódicamente de sus múltiples asignaciones y logros.
Así es que, secretaria, recomienda Pérez, no te escondas debajo del escritorio cuando veas pasar al ogro de tu jefe. De ahora en adelante, llámalo y haz que note tu trabajo. Como quien no quiere la cosa, hazle comentarios como: "Aquí tiene el informe que me pidió; además, las estadísticas que de seguro va necesitar para la junta de esta tarde y las expectativas para la próxima semana. Es más, ordené que sirvieran su café sobre su escritorio y en unos minutos traerán su saco de la lavandería. Desea algo más".
"Ah- dice Esther, de 25 años- que lindo sería no tener que esperar a que llegue la Semana de la Secretaria para que de algún modo, nos den algún reconocimiento, un almuerzo, un "corsage", un cumplido o un gentil: "feliz día, secretaria".
Y es que muchos jefes, aunque de gran corazón, son en extremo despistados y poco detallistas, por lo que necesitan alguna ayudita para poder percatarse de la calidad de personal que tienen a su lado.
La señora Pérez aconseja a las secretarias reprimidas que anoten en sus agendas las asignaciones que van teniendo durante el día y al final se las presenten a sus jefes antes de retirarse, no para vanagloriarse, sino para que ellos se percaten de todo lo que sus "secres" hacen e impresionados admitan que sus éxitos, en gran medida, se los deben a ellas.
Ellos se creen que la "secre" está allí, disponible casi que las 24 horas del día sólo para ellos y no únicamente en el aspecto profesional, sino en diversas asistencias extras, que los "chief" consideran como parte de su trabajo normal. Un grupo de secretarias encuestadas por este medio, consideran que es tiempo de que los jefes se den cuenta que "el asunto no es así".
El grupo se quejó de que lo que menos se les da en sus lugares de trabajo es crédito por éxitos alcanzados, felicitaciones, incentivos y aumentos salariales. Lo único que les aumentan es la cantidad de trabajo y responsabilidades, señalan las quejosas.
Aunque, por fortuna, no se trata de una constante en todos las empresas, sí hay muchas en las que, situaciones como éstas, son el "pan nuestro de cada día". Si te identificas, ya es tiempo de que te prepares para recordarle a tu jefe, hasta dónde llegan tus obligaciones y desde dónde empiezan tus favores voluntarios, dice doña Julia, una veterana secretaria, de cincuenta y seis años de edad.
Si eres de las que te esfuerzas por dar profesionalmente lo mejor de ti; eres más que la "secre", casi que la asistente de tu jefe, tomas iniciativas importantes, das la cara por él o ella en situaciones difíciles (sin importar lo gruñón); y para ti las confidencias son simplemente "secretos" que las "secre" tienen la obligación de llevarse a la tumba; entonces estás cumpliendo con los oficios éticos de una buena secretaria, de acuerdo al código deontológico de la profesión del secretariado.
Sin embargo, si has tenido que combinar tus deberes como secretaria con los de "cachifa" especialista en café, enfermera, psicóloga, relacionista pública, socorrista, guerrera, celestina y casi esposa, entonces estás en la lista de las secretarias con múltiples oficios y un sólo salario.
Las entrevistadas dijeron que pese a que siguen las instrucciones de sus jefes al pie de la letra, toman dictado, manejan los últimos programas computacionales, se capacitan constantemente y son la discreción personificada, nunca o casi nunca han recibido un "gracias señorita o señora" por el tiempo extra que me dedicó, por su aporte en el logro alcanzado, por su "capuccino", por las aspirinas que me quitaron el dolor de cabeza, por sobrellevar mi mal carácter, por "aguantar" el mal genio de mi esposa, por recordarme mis compromisos personales o por cualquier cosa. En fin, "la lista de favores es larga, pero la miopía de muchos jefes es grande", consideran las incomprendidas profesionales.
Siempre a la sombra de sus jefes, las abnegadas secretarias se esfuerzan porque su trabajo redunde en beneficio de la buena imagen de su "chief". Pero no importa lo eficaz que sea, la "secre" nunca progresará sino reclama crédito por lo que hace. Al menos eso es lo que piensa Carolina E. Pérez, una Secretaria Ejecutiva de 37 años de edad, que en un sólo año obtuvo dos aumentos salariales, luego de haber tomado la decisión de poner al día a su jefe periódicamente de sus múltiples asignaciones y logros.
Así es que, secretaria, recomienda Pérez, no te escondas debajo del escritorio cuando veas pasar al ogro de tu jefe. De ahora en adelante, llámalo y haz que note tu trabajo. Como quien no quiere la cosa, hazle comentarios como: "Aquí tiene el informe que me pidió; además, las estadísticas que de seguro va necesitar para la junta de esta tarde y las expectativas para la próxima semana. Es más, ordené que sirvieran su café sobre su escritorio y en unos minutos traerán su saco de la lavandería. Desea algo más".
"Ah- dice Esther, de 25 años- que lindo sería no tener que esperar a que llegue la Semana de la Secretaria para que de algún modo, nos den algún reconocimiento, un almuerzo, un "corsage", un cumplido o un gentil: "feliz día, secretaria".
Y es que muchos jefes, aunque de gran corazón, son en extremo despistados y poco detallistas, por lo que necesitan alguna ayudita para poder percatarse de la calidad de personal que tienen a su lado.
La señora Pérez aconseja a las secretarias reprimidas que anoten en sus agendas las asignaciones que van teniendo durante el día y al final se las presenten a sus jefes antes de retirarse, no para vanagloriarse, sino para que ellos se percaten de todo lo que sus "secres" hacen e impresionados admitan que sus éxitos, en gran medida, se los deben a ellas.
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