Simplemente enamorado de ‘Ella’

Theodore es un hombre solitario y taciturno, recién separado de la que parecía el amor de su vida, con una tarea especial: trabajar como redactor de cartas de tono intimista y conmovedor, en una empresa dedicada a eso.

En determinado momento decide probar este sistema, que posee la gracia, inteligencia y celeridad del mejor de los programas, y puede interactuar con él como nadie se lo hubiese imaginado. Pero, aparte de organizar la agenda, reordenar los emails y hacer presentaciones, tiene la sensual voz de Scarlett Johansson, quien toca el límite de la perfección. Por ende, para un alma en pena como Theodore, que aparezca en su vida Samantha, con ese nivel de gracia y delicadeza, parece ideal. Sin embargo, “Ella” es un sistema operativo, no existe como tal físicamente, es una “voz” del otro lado. Pese a esto, entre ellos sobrevendrá el amor y más.

Este amor está determinado por Jones como lo que es en la realidad –posiblemente el acierto del filme es, pese a su ciencia ficción, su alta capacidad por volver verosímil el relato–, un encuentro entre dos, en el que cada uno aprenderá un poco del otro, hasta complementarse.

La puesta es un protagonista más, ya que Jones eligió parte de Los Ángeles y Shanghái, ambas futuristas, con rascacielos y plazas secas donde todos parecen circular como manadas sin reconocer a otro.

Existen pequeños personajes como el de Amy Adams, la mejor amiga de Theodore, quien parece estar al borde de caer en la misma desesperación que su amigo.

En las asociaciones de críticos norteamericanas “Ella” fue elegida como una de las mejores de 2013. Pese a ser de corte independiente, estuvo nominada a cinco Óscar, de los cuales terminó ganando el codiciado mejor guion original.

Un director especial con mundo propio. Una cinta diferente y excelente sobre los encuentros y desencuentros, y sobre el mundo moderno en el que se vive.