Sobre relaciones humanas y amor
Publicado 2001/12/06 00:00:00
- Luis A. George V.
Cuán a menudo solemos herir a quienes amamos, por omisión , con un comentario inoportuno e improcedente, con un gesto, con la ausencia de una palabra afectuosa, haciendo poco caso o burlándonos de las cosas que para esa/s persona/s son importantes, ya sea que hablemos de nuestros niños, adolescentes, pareja o amigos/as.
Una relación amical o de pareja sobrevive cuando hay el interés de ambas partes, de allí que hay factores que la enriquecen y actitudes con las cuales se la lesiona. Depende del lugar que esa persona ocupe en nuestras vidas y corazones tomar las medidas correctivas a tiempo, para salvarla.
Ponerse en el lugar del prójimo es la mejor manera de demostrarle a una persona que eres sensible a su suerte, que lo que le pasa, lo que siente, sus deseos, sus preocupaciones, sus alegrías, sus logros, sus frustraciones, todo él o toda ella, te importa. Este consejo y 16 recomendaciones más nos ofrece el libro de P. Eliécer Salesman titulado "17 Maneras de Amar". A continuación transcribimos tan importantes reflexiones y mensajes.
¡Lo que pasa es que nos falta imaginación! Muchas veces hemos oído la frase de la Biblia: "Quien ama ya cumplió todo lo que manda la ley!, pero luego a la hora de la verdad nos falta imaginación para saber cómo hay que amar a los demás. Y terminamos pensando que amar es sólo dar limosnas y que tener caridad es sólo no atacar al vecino. Pero hay más de mil modos de amar. Recordemos solamente algunos cuantos:
I PONERSE EN EL LUGAR DEL PROJIMO
La "Regla de Oro" del trato humano la dio Cristo: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros". Lo malo es que juzgamos desde nuestro propio sitio sin colocarnos mentalmente en el puesto que ocupan los otros.
Si el profesor se colocara mentalmente en el puesto de sus alumnos: ¿seguiría con ese rostro tan serio? ¿Regañaría de esa manera? ¿O entraría más bien a clase con una amplia sonrisa y un saludo cordial, como él desea que lo tratara su propio profesor? Si quien recibe una petición se colocara en el sitio de quien está pidiendo, ¿cómo desearía que le respondieran y lo trataran?
II ESTUDIAR LOS GUSTOS AJENOS
¡La verdad es que sabemos poquísimo de los demás porque nos hemos pasado la vida estudiando nuestros propios gustos! ¡Y luego cuando queremos hacer un favor o un regalo no hallamos cómo hacerlo! Un archivo en el alma: de lo que gusta a los demás: ese sería el primer paso para poder serles agradables.
III SATISFACER CAPRICHOS BUENOS
No contentarnos con ayudar al prójimo con lo estrictamente necesario. ¿Por qué no satisfacer algunos caprichos cuando éstos son buenos? A las personas no les basta lo indispensable. Hay cosas superfluas que son necesarias para conquistar la felicidad.
IV PENSAR BIEN DE TODOS
Jesús nos dejó una prohibición tajante que no admite excepciones: "No juzguéis y no seréis juzgados por Dios. No condenéis y no seréis condenados. ¿Por qué miras la basurita en el ojo de la otra persona y no te fijas en la viga que llevas en el tuyo? (Mt.7). Hay que empezar por barrer de prejuicios nuestra alma, y partir de este buen principio: "Quien hace algo malo lo hace más por equivocación que por maldad".
Buscar los atenuantes, lo que excusa. Y no despreciar a nadie (porque todo lo que otros han cometido lo podemos cometer también nosotros). Es inútil decir "de esta agua no beberé", pues como dice San Agustín, si despreciamos a los demás, caeremos luego en las mismas faltas que en ellos criticábamos.
V CULTIVAR LA SIMPATIA
En muchas personas la simpatía es un don natural. En otras no lo es. Pero tiene una enorme ventaja esa cualidad y es que se puede obtener a base de esfuerzos. San Francisco de Sales, el hombre más amable que ha existido después de Cristo, solía decir: "No existe un campo tan árido que el esfuerzo del labrador no logre convertirlo en hermoso huerto. Así también, no existe un carácter tan agrio que con esfuerzo constante no se logre convertir en una personalidad agradable. Yo al menos no lo he conocido".
VI. ANIMAR
En torno a nosotros hay personas que trabajan y desean nuestro aplauso. Personas que aciertan muchas veces, aunque algunas veces se equivoquen también. El secreto del éxito es no dejar ningún éxito sin elogiar. Sobre todo si se trata de personas muy sensibles. La más grande palanca de que dispone quien se dedica a educar es el estímulo. El éxito de un maestro depende de su capacidad para estimular. Las personas tienen hambre y sed de estímulos y de elogios.
VII CORREGIR CON CARIÑO
El Libro de los Proverbios de Salomón nos dice: "Más te ama quien te corrige por los defectos que tienes, que quien te alaba cualidades que no tienes". Y añade: "No ama verdaderamente a su hijo quien no lo corrige".
En la antigûedad hubo un sabio a quien sus discípulos lo tenían por infalible. Era Pitágoras. Y este gran hombre repetía a sus alumnos: "Si no tienes un amigo que te corrija tus defectos, búscate un enemigo para que te haga tan gran favor". Decía un educador: "La fórmula que más resultados me produce es esta: 50% de ánimos y 50% de corrección".
VIII. NO PRESCINDIR DE NADIE POR SUS DEFECTOS
Todos los que nos rodean tienen defectos. Si no nos fijamos sino en éstos, terminaremos por arrinconar a todo el mundo. Pero toda persona tiene muchas más cualidades que defectos (si no , no sería imagen de Dios) y aquí está el secreto de los buenos jefes: aprovechar las cualidades de las personas y darles oportunidad para que las ejerciten.
IX. DAR CONFIANZA
Hacerse accesible. Descender. Sería anticristiano cerrar la puerta para "preservarnos". La puerta hay que conservarla abierta. Hay que partir del presupuesto de que a los inferiores siempre les cuesta hablar con el de arriba si éste no se excede en conceder confianza. Don Bosco decía: "Hay que empezar por hablar nosotros a los inferiores. Dirigirles la palabra. Llevar la conversación hacia temas en los que ellos no se sientan inferiores. La iniciativa en el trato amigable debe a partir de nosotros".
Recordemos el ejemplo del Divinp Maestro: El se "codeaba" con un montón de "colegas nuestros" en el pecado: publicanos, pecadoras, samaritanos, etc. No esperaba que lo invitaran a charlas con ellos. La "iniciativa" partía del mismo Jesús. No olvidemos de Quién somos discípulos.
X MOSTRARSE AGRADECIDOS
Hay una frase en el Libro Santo que debería estar escrita en letras de oro en nuestras casas: "SED AGRADECIDOS". Demos siempre las gracias, y mejor si es en público. No ocultemos los favores que se nos han hecho como si con ellos se nos humillase. S. Tomás Moro decía con cierta ironía: "nosotros tenemos la costumbre de escribir en mármol (en letras imborrables) las ofensas que nos hacen, y en arena los favores que recibimos". ¡Ojalá fuera mentira tan horrible cosa!
XI.-PERDONAR Y OLVIDAR
No contentarse con perdonar y pasarse luego la vida exhibiendo un perdón que siempre humille. Quien nos ofendió debe llegar al convencimiento de que olvidamos por completo la ofensa que se nos hizo. Si dentro de nosotros sigue la herida bien abierta, obrar al menos como si nada hubiera pasado. Pío XII decía: no he encontrado frase más anticristiana que ésta: "Perdono pero no quiero olvidar".
¡Qué tal que después de cada pecado se mostrara Dios tan frío e indiferente con nosotros, como nosotros nos mostramos para con los que nos ofenden? ¡Estaríamos irremediablemente perdidos! El Señor sabe que lo ofendemos más por "débiles" que por "malos" y nos perdona con magnificencia. Pero nos pide observar ese mismo procedimiento respecto a nuestros ofensores: ver más debilidad que maldad en sus ofensas.
XII.-SUJETAR LA IMAGINACION
No ver injurias donde no las hay. No tomar como una tremenda injuria una palabra dicha al azar. En el día del Juicio nos vamos a llevar tamaña sorpresa cuando veamos que en la mayor parte de lo que nosotros creíamos "graves ofensas" no hubo ni siquiera deseo de ofendernos.
XIII PRESENTAR EXCUSAS. PEDIR PERDON
Saber reconocer a tiempo los errores y tener la humildad suficiente para decirlo, sin gestos melodramáticos, pero sin temor a reconocer que hemos fallado. Es algo que a la gente le impresiona muy bien y nos atrae su afecto y estima.
XIV SALUDAR Y SONREIR
Es la primera lección en el kinder en Estados Unidos. Saludar sobre todo a los inferiores: al portero, a quien nos sirve el desayuno, al cartero, al que trae la leche o al periódico, a cuantos tienen un oficio monótono que sólo puede endulzar la sonrisa y el saludo cariñoso de los que se cruzan a diario con ellos. "Usted solamente es humano cuando sonríe", decía un obrero a su patrón.
El sabio Turgueniev cuenta una hermosa experiencia suya con un pordiosero: "Me olvidé la billetera en casa y al encontrarme con un anciano mendigo le pedí excusas por no tener dinero para darle. Sin embargo, tomando sus manos le miré sonriente a los ojos y le dije: "Conste que yo lo amo a usted". Aquel viejito soltó dos torrentes de lágrimas y exclamó: "Su sonrisa y su saludo son la mejor de todas las limosnas que he recibido en años".
XV HACER FAVORES
Hacer favores no es sólo poner nuestros bienes a favor de los demás, es entregarles nuestro tiempo, nuestra comodidad.
XVI PRESTAR LIBROS
El adagio popular dice: "No se sabe quién es más tonto si el que presta un libro o el que lo devuelve". Pero esto no es sino un retrato de nuestro mezquino modo de pensar. Prestar libros es un noble modo de amar: es una forma de repartir cultura, de hacer fecunda nuestra biblioteca.
Una relación amical o de pareja sobrevive cuando hay el interés de ambas partes, de allí que hay factores que la enriquecen y actitudes con las cuales se la lesiona. Depende del lugar que esa persona ocupe en nuestras vidas y corazones tomar las medidas correctivas a tiempo, para salvarla.
Ponerse en el lugar del prójimo es la mejor manera de demostrarle a una persona que eres sensible a su suerte, que lo que le pasa, lo que siente, sus deseos, sus preocupaciones, sus alegrías, sus logros, sus frustraciones, todo él o toda ella, te importa. Este consejo y 16 recomendaciones más nos ofrece el libro de P. Eliécer Salesman titulado "17 Maneras de Amar". A continuación transcribimos tan importantes reflexiones y mensajes.
¡Lo que pasa es que nos falta imaginación! Muchas veces hemos oído la frase de la Biblia: "Quien ama ya cumplió todo lo que manda la ley!, pero luego a la hora de la verdad nos falta imaginación para saber cómo hay que amar a los demás. Y terminamos pensando que amar es sólo dar limosnas y que tener caridad es sólo no atacar al vecino. Pero hay más de mil modos de amar. Recordemos solamente algunos cuantos:
I PONERSE EN EL LUGAR DEL PROJIMO
La "Regla de Oro" del trato humano la dio Cristo: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros". Lo malo es que juzgamos desde nuestro propio sitio sin colocarnos mentalmente en el puesto que ocupan los otros.
Si el profesor se colocara mentalmente en el puesto de sus alumnos: ¿seguiría con ese rostro tan serio? ¿Regañaría de esa manera? ¿O entraría más bien a clase con una amplia sonrisa y un saludo cordial, como él desea que lo tratara su propio profesor? Si quien recibe una petición se colocara en el sitio de quien está pidiendo, ¿cómo desearía que le respondieran y lo trataran?
II ESTUDIAR LOS GUSTOS AJENOS
¡La verdad es que sabemos poquísimo de los demás porque nos hemos pasado la vida estudiando nuestros propios gustos! ¡Y luego cuando queremos hacer un favor o un regalo no hallamos cómo hacerlo! Un archivo en el alma: de lo que gusta a los demás: ese sería el primer paso para poder serles agradables.
III SATISFACER CAPRICHOS BUENOS
No contentarnos con ayudar al prójimo con lo estrictamente necesario. ¿Por qué no satisfacer algunos caprichos cuando éstos son buenos? A las personas no les basta lo indispensable. Hay cosas superfluas que son necesarias para conquistar la felicidad.
IV PENSAR BIEN DE TODOS
Jesús nos dejó una prohibición tajante que no admite excepciones: "No juzguéis y no seréis juzgados por Dios. No condenéis y no seréis condenados. ¿Por qué miras la basurita en el ojo de la otra persona y no te fijas en la viga que llevas en el tuyo? (Mt.7). Hay que empezar por barrer de prejuicios nuestra alma, y partir de este buen principio: "Quien hace algo malo lo hace más por equivocación que por maldad".
Buscar los atenuantes, lo que excusa. Y no despreciar a nadie (porque todo lo que otros han cometido lo podemos cometer también nosotros). Es inútil decir "de esta agua no beberé", pues como dice San Agustín, si despreciamos a los demás, caeremos luego en las mismas faltas que en ellos criticábamos.
V CULTIVAR LA SIMPATIA
En muchas personas la simpatía es un don natural. En otras no lo es. Pero tiene una enorme ventaja esa cualidad y es que se puede obtener a base de esfuerzos. San Francisco de Sales, el hombre más amable que ha existido después de Cristo, solía decir: "No existe un campo tan árido que el esfuerzo del labrador no logre convertirlo en hermoso huerto. Así también, no existe un carácter tan agrio que con esfuerzo constante no se logre convertir en una personalidad agradable. Yo al menos no lo he conocido".
VI. ANIMAR
En torno a nosotros hay personas que trabajan y desean nuestro aplauso. Personas que aciertan muchas veces, aunque algunas veces se equivoquen también. El secreto del éxito es no dejar ningún éxito sin elogiar. Sobre todo si se trata de personas muy sensibles. La más grande palanca de que dispone quien se dedica a educar es el estímulo. El éxito de un maestro depende de su capacidad para estimular. Las personas tienen hambre y sed de estímulos y de elogios.
VII CORREGIR CON CARIÑO
El Libro de los Proverbios de Salomón nos dice: "Más te ama quien te corrige por los defectos que tienes, que quien te alaba cualidades que no tienes". Y añade: "No ama verdaderamente a su hijo quien no lo corrige".
En la antigûedad hubo un sabio a quien sus discípulos lo tenían por infalible. Era Pitágoras. Y este gran hombre repetía a sus alumnos: "Si no tienes un amigo que te corrija tus defectos, búscate un enemigo para que te haga tan gran favor". Decía un educador: "La fórmula que más resultados me produce es esta: 50% de ánimos y 50% de corrección".
VIII. NO PRESCINDIR DE NADIE POR SUS DEFECTOS
Todos los que nos rodean tienen defectos. Si no nos fijamos sino en éstos, terminaremos por arrinconar a todo el mundo. Pero toda persona tiene muchas más cualidades que defectos (si no , no sería imagen de Dios) y aquí está el secreto de los buenos jefes: aprovechar las cualidades de las personas y darles oportunidad para que las ejerciten.
IX. DAR CONFIANZA
Hacerse accesible. Descender. Sería anticristiano cerrar la puerta para "preservarnos". La puerta hay que conservarla abierta. Hay que partir del presupuesto de que a los inferiores siempre les cuesta hablar con el de arriba si éste no se excede en conceder confianza. Don Bosco decía: "Hay que empezar por hablar nosotros a los inferiores. Dirigirles la palabra. Llevar la conversación hacia temas en los que ellos no se sientan inferiores. La iniciativa en el trato amigable debe a partir de nosotros".
Recordemos el ejemplo del Divinp Maestro: El se "codeaba" con un montón de "colegas nuestros" en el pecado: publicanos, pecadoras, samaritanos, etc. No esperaba que lo invitaran a charlas con ellos. La "iniciativa" partía del mismo Jesús. No olvidemos de Quién somos discípulos.
X MOSTRARSE AGRADECIDOS
Hay una frase en el Libro Santo que debería estar escrita en letras de oro en nuestras casas: "SED AGRADECIDOS". Demos siempre las gracias, y mejor si es en público. No ocultemos los favores que se nos han hecho como si con ellos se nos humillase. S. Tomás Moro decía con cierta ironía: "nosotros tenemos la costumbre de escribir en mármol (en letras imborrables) las ofensas que nos hacen, y en arena los favores que recibimos". ¡Ojalá fuera mentira tan horrible cosa!
XI.-PERDONAR Y OLVIDAR
No contentarse con perdonar y pasarse luego la vida exhibiendo un perdón que siempre humille. Quien nos ofendió debe llegar al convencimiento de que olvidamos por completo la ofensa que se nos hizo. Si dentro de nosotros sigue la herida bien abierta, obrar al menos como si nada hubiera pasado. Pío XII decía: no he encontrado frase más anticristiana que ésta: "Perdono pero no quiero olvidar".
¡Qué tal que después de cada pecado se mostrara Dios tan frío e indiferente con nosotros, como nosotros nos mostramos para con los que nos ofenden? ¡Estaríamos irremediablemente perdidos! El Señor sabe que lo ofendemos más por "débiles" que por "malos" y nos perdona con magnificencia. Pero nos pide observar ese mismo procedimiento respecto a nuestros ofensores: ver más debilidad que maldad en sus ofensas.
XII.-SUJETAR LA IMAGINACION
No ver injurias donde no las hay. No tomar como una tremenda injuria una palabra dicha al azar. En el día del Juicio nos vamos a llevar tamaña sorpresa cuando veamos que en la mayor parte de lo que nosotros creíamos "graves ofensas" no hubo ni siquiera deseo de ofendernos.
XIII PRESENTAR EXCUSAS. PEDIR PERDON
Saber reconocer a tiempo los errores y tener la humildad suficiente para decirlo, sin gestos melodramáticos, pero sin temor a reconocer que hemos fallado. Es algo que a la gente le impresiona muy bien y nos atrae su afecto y estima.
XIV SALUDAR Y SONREIR
Es la primera lección en el kinder en Estados Unidos. Saludar sobre todo a los inferiores: al portero, a quien nos sirve el desayuno, al cartero, al que trae la leche o al periódico, a cuantos tienen un oficio monótono que sólo puede endulzar la sonrisa y el saludo cariñoso de los que se cruzan a diario con ellos. "Usted solamente es humano cuando sonríe", decía un obrero a su patrón.
El sabio Turgueniev cuenta una hermosa experiencia suya con un pordiosero: "Me olvidé la billetera en casa y al encontrarme con un anciano mendigo le pedí excusas por no tener dinero para darle. Sin embargo, tomando sus manos le miré sonriente a los ojos y le dije: "Conste que yo lo amo a usted". Aquel viejito soltó dos torrentes de lágrimas y exclamó: "Su sonrisa y su saludo son la mejor de todas las limosnas que he recibido en años".
XV HACER FAVORES
Hacer favores no es sólo poner nuestros bienes a favor de los demás, es entregarles nuestro tiempo, nuestra comodidad.
XVI PRESTAR LIBROS
El adagio popular dice: "No se sabe quién es más tonto si el que presta un libro o el que lo devuelve". Pero esto no es sino un retrato de nuestro mezquino modo de pensar. Prestar libros es un noble modo de amar: es una forma de repartir cultura, de hacer fecunda nuestra biblioteca.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.