Una vida activa ayuda a evitar el mal de Alzheimer
Publicado 2000/05/10 23:00:00
- REDACCIÓN
Una vida activa, mental y físicamente, durante la madurez ayuda a evitar el mal de Alzheimer, indica un estudio presentado este jueves en el Congreso anual de la Academia estadounidense de Neurología (AAN) que se desarrolla en California (oeste).
Los investigadores indicaron que las personas que desarrollan un nivel elevado de actividades no profesionalmente, (como tocar un instrumento musical, ocuparse del jardín, hacer ejercicio, entre otros) tienen menos posibilidades de desarrollar la enfermedad cuando envejezcan.
"Las personas menos activas tienen tres veces más riesgos de tener la enfermedad Alzheimer, que aquellos que tienen más actividad", destaca el principal autor del estudio, el profesor Robert Friedland, que se desempeña como neurólogo en la universidad Case Western Reserve en Cleveland (Ohio, noreste).
Este trabajo es el primero en examinar las actividades de las personas, cinco años antes de la aparición de los síntomas de la enfermedad.
Los investigadores utilizaron un cuestionario para recabar los datos referidos a la participación de las personas examinadas en 26 actividades extra profesionales, tanto pasivas como físicas e intelectuales. El grupo estaba compuesto por 193 pacientes de Alzheimer y 358 personas sanas, con una edad promedio de 72 años.
Entre las actividades pasivas figuran mirar la televisión, ir a reuniones sociales o ir a la iglesia. Las actividades intelectuales van desde la lectura y el armado de rompecabezas pasando por la pintura y el bricolage. Entre las actividades no intelectuales se encuentran la jardinería y algunos deportes.
Los participantes sanos realizaron más actividades entre los 40 y 60 años, según el profesor Friedland."Un aumento relativo del tiempo consagrado a las actividades intelectuales entre la pre madurez (20 a 39 años) y la edad madura (40 a 60 años) está relacionada con una baja significativa de la probabilidad de sufrir la enfermedad de Alzheimer más tarde en su vida", añadió.
Por otro lado, la exposición al plomo en los lugares de trabajo puede multiplicar por tres los riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer, según un estudio publicado y sobre el cual se habló en el mismo cónclave.
El estudio muestra que las personas que respiran polvo de plomo o cuya piel está en contacto con ese metal regularmente en sus centros de trabajo tiene 3,4 veces más posibilidades de contraer la enfermedad a largo plazo, destacan los investigadores de la Universidad Case Western Reserve, en Ohio.
Los autores compararon las actividades profesionales pasadas de 185 personas afectadas por el Alzheimer y las de otras 303 sanas y determinaron si fueron expuestas al plomo, al aluminio, al hierro, al mercurio, al zinc o a disolventes.
Solamente la exposición al plomo fue un factor de incremento de riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
"Aunque desde hace tiempo el plomo es conocido por ser muy tóxico (...) sus efectos a largo plazo son difíciles de medir y la amplitud de sus efectos negativos ha sido largamente ignorada", destaca la profesora Elisabeth Koss, principal autora del estudio.
"La exposición al plomo sigue siendo un problema de salud pública debido a sus efectos sobre el desarrollo del cerebro y sobre la salud en general", precisó.
Las personas pueden quedar expuestas al plomo que se encuentra en esencia en ciertas pinturas.
Los investigadores indicaron que las personas que desarrollan un nivel elevado de actividades no profesionalmente, (como tocar un instrumento musical, ocuparse del jardín, hacer ejercicio, entre otros) tienen menos posibilidades de desarrollar la enfermedad cuando envejezcan.
"Las personas menos activas tienen tres veces más riesgos de tener la enfermedad Alzheimer, que aquellos que tienen más actividad", destaca el principal autor del estudio, el profesor Robert Friedland, que se desempeña como neurólogo en la universidad Case Western Reserve en Cleveland (Ohio, noreste).
Este trabajo es el primero en examinar las actividades de las personas, cinco años antes de la aparición de los síntomas de la enfermedad.
Los investigadores utilizaron un cuestionario para recabar los datos referidos a la participación de las personas examinadas en 26 actividades extra profesionales, tanto pasivas como físicas e intelectuales. El grupo estaba compuesto por 193 pacientes de Alzheimer y 358 personas sanas, con una edad promedio de 72 años.
Entre las actividades pasivas figuran mirar la televisión, ir a reuniones sociales o ir a la iglesia. Las actividades intelectuales van desde la lectura y el armado de rompecabezas pasando por la pintura y el bricolage. Entre las actividades no intelectuales se encuentran la jardinería y algunos deportes.
Los participantes sanos realizaron más actividades entre los 40 y 60 años, según el profesor Friedland."Un aumento relativo del tiempo consagrado a las actividades intelectuales entre la pre madurez (20 a 39 años) y la edad madura (40 a 60 años) está relacionada con una baja significativa de la probabilidad de sufrir la enfermedad de Alzheimer más tarde en su vida", añadió.
Por otro lado, la exposición al plomo en los lugares de trabajo puede multiplicar por tres los riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer, según un estudio publicado y sobre el cual se habló en el mismo cónclave.
El estudio muestra que las personas que respiran polvo de plomo o cuya piel está en contacto con ese metal regularmente en sus centros de trabajo tiene 3,4 veces más posibilidades de contraer la enfermedad a largo plazo, destacan los investigadores de la Universidad Case Western Reserve, en Ohio.
Los autores compararon las actividades profesionales pasadas de 185 personas afectadas por el Alzheimer y las de otras 303 sanas y determinaron si fueron expuestas al plomo, al aluminio, al hierro, al mercurio, al zinc o a disolventes.
Solamente la exposición al plomo fue un factor de incremento de riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
"Aunque desde hace tiempo el plomo es conocido por ser muy tóxico (...) sus efectos a largo plazo son difíciles de medir y la amplitud de sus efectos negativos ha sido largamente ignorada", destaca la profesora Elisabeth Koss, principal autora del estudio.
"La exposición al plomo sigue siendo un problema de salud pública debido a sus efectos sobre el desarrollo del cerebro y sobre la salud en general", precisó.
Las personas pueden quedar expuestas al plomo que se encuentra en esencia en ciertas pinturas.
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