Panamá
La tensa calma tras la tormenta
- Juan Carlos Mas/jcamas@gmail.com/@monimas11
Panamá ha demostrado ser un equipo muy trabajado y equilibrado, exponiendo su resiliencia y capacidad aspectos que brindan optimismo de cara a El Salvador.

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Pasados varios días desde el empate a un gol con la selección de Guatemala, que complicó las aspiraciones de la oncena panameña para clasificar de manera directa al mundial 2026, la afición local ha transitado un caleidoscopio de emociones que van desde la euforia inicial hasta el enojo y la frustración momentánea, para finalmente asentarse en una tensa calma cargada de ansiedad frente a los próximos desafíos.
Este resultado "fallido", al no conseguir los ansiados tres puntos, aunque no fue excesivamente grave, dejó un sabor amargo en los más de 25 mil fanáticos que acudieron al Rommel Fernández y en alrededor de unos 4 millones de panameños que estaban pendientes del resultado, en busca de una alegría, de esas que solo el futbol suele dar y que sirve como bálsamo para aliviar las vicisitudes de la vida diaria.
Al no lograr las victorias que prácticamente "todos" daban por descontadas, basados en un excesivo triunfalismo mal infundado, se pasó del optimismo desenfrenado, de creer que esta eliminatoria era solo un trámite, al desencanto general, asegurando algunos que Panamá está casi afuera del mundial, por haber conseguido solo 2 puntos en dos presentaciones.
Vale la pena aclarar que ambos estados anímicos fueron llevados al límite de las emociones, más allá de cualquier razonamiento lógico, porque no se debe perder de vista que se trata de fútbol y bien es sabido que, en este maravilloso y apasionante deporte, la lógica no existe, muy por el contrario, en cada juego predomina muchas veces el azar propio y la desventura del rival, por lo que no siempre gana el mejor equipo, el que tiene más "estrellas", el más preparado o el que cuenta con el mejor estratega.
Desde el punto de vista técnico, Panamá ha demostrado en este ciclo de Thomas Christiansen, ser un equipo muy trabajado y equilibrado, exponiendo su resiliencia y capacidad para enfrentar imponderables en los 90 minutos, aspectos que brindan optimismo de cara a los compromisos de octubre ante El Salvador y Surinam, respectivamente.
La selección nacional suele tener destellos de talento y táctica, pero también deja entrever falencias en la definición y la consolidación de juego colectivo, aspectos que el cuerpo técnico debe pulir urgentemente para elevar el nivel competitivo y superar a sus rivales directos, si quiere mantener una opción real de clasificación al mundial del próximo año.
El reciente empate puso al onceno nacional en un punto de inflexión, este resultado y el desempeño en el terreno de juego, a todas luces debe servir como espejo para identificar debilidades y fortalecer el plantel.
La ansiedad actual, que también refleja la selección, no es solo preocupación, sino también expectativa y motivación para ajustar estrategias y mentalizar al equipo para los próximos enfrentamientos que decidirán su participación en la cita mundialista.
En suma, el clima actual, aunque de calma, debe ser interpretado como el preludio de una renovación en el enfoque a seguir y el llamado a la unidad del cuerpo técnico, jugadores y fanaticada para encarar con esperanza y esfuerzo los retos del futuro cercano.
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