Portugal se queda con su segunda Liga de Naciones
España siempre tomó la delantera y Portugal igualó el marcador en dos ocasiones. En la lotería del penal los lusos marcaron 5 contra 3 de los españoles.
Jugadores de Portugal celebran tras ganar la final de la Liga de Naciones ante España, disputada en Múnich (Alemania). Foto: EFE/Anna Szilagyi
De nuevo una tanda de penaltis, como la que impulsó a España en su primera Liga de Naciones conquistada, le alejó en esta ocasión del título y puso freno a su dinámica ganadora, desde el fallo de Álvaro Morata en su penalti, en una final repleta de igualdad ante Portugal, que se levantó en dos ocasiones de los golpes para bajar a la tierra a la Roja.
A España ya nadie le quitará el cartel de favorita al Mundial 2026, aunque se queda con el aviso recibido. Ha pasado de no ser considerada ni candidata a la Eurocopa 2024, a ser el rival a evitar por todos por la forma de competir de un grupo de jugadores que crecerá desde la desilusión.
En esta ocasión el título se le fue por un detalle que no es una moneda al aire. Morata ya tenía heridas del pasado y quiso asumir la responsabilidad de tirar. Su fallo fue el único en una tanda perfecta. En una final en la que se castigó el mínimo error por el gran nivel de las dos selecciones.
Lo sintió cerca España desde la respuesta de dos apuestas de Luis de la Fuente el día que podía convertirse en el seleccionador más laureado. Sin dos de sus pilares, Carvajal y Rodri. Encontrando premio en su fe en Zubimendi y Oyarzabal. La ausencia del último Balón de Oro, Rodri, dejó abierta la puerta del liderazgo a Zubimendi. Omnipresente ante Portugal. Apareciendo en las coberturas, en la construcción y dando un paso al frente para dinamitar el partido.
Le tocaba responder a Portugal en el pulso de las dos selecciones del momento en Europa, con el mejor porcentaje de triunfos.
Y reaccionó en la dificultad, sin encontrar a Cristiano Ronaldo, sin influencia lejos de la zona donde explotará hasta la eternidad su remate. Nico era un tormento al espacio y de una acción que bien pudo acabar convirtiéndose en el segundo tanto, encaminado a un mano a mano ante el portero en el que se durmió, se pasó al empate.
Apareció la efectividad portuguesa en una acción protestada por España por la posición inicial de Cristiano Ronaldo. La jugada continuó y la culminó con un latigazo raso cruzado Nuno Mendes, imparable para Unai Simón. Cinco minutos duró la alegría.
La dinámica ganadora de un grupo de jugadores que llevaban más de dos años y dos meses sin perder, provoca la reacción a los golpes. Un poco de Lamine Yamal, sin encontrar su enorme influencia en el juego, es suficiente para volver a generar peligro. El centro picado a la aparición de Nico encontró la dificultad añadida en la rápida salida de Diogo Costa. El toque de balón se fue por milímetros de la misma manera que pudo entrar llorando dentro de la portería rival.
Dos cambios en la caseta, la apuesta por un lateral diestro puro, Semedo, para rebajar la influencia de Nico. La entrada de Ruben Neves por Francisco Conceiçao que perdió la trascendencia de semifinales sin ser revulsivo desde el banco. La mano de entrenador le cambió la cara a la final.
Pronto lo sintió Portugal. Lamentando inicialmente un tanto anulado a Bruno Fernandes por fuera de juego pero obligando a España a dar un paso atrás. Apenas un disparo de Fabián que sacó abajo Diogo Costa. Insuficiente para poner freno a la reacción que encontró el premio con el gol de un futbolista eterno, Cristiano Ronaldo. La primera que pudo rematar, la mandó dentro. Su tanto 138 como internacional. Con 40 años.
A esas alturas, minuto 61, la influencia en el partido de Nuno Mendes era demoledora. No se conformó con apagar el efecto Lamine Yamal. Tras marcar el primero, inventó el segundo aprovechando la falta de implicación defensiva del joven español. Cuando se dio cuenta, la arrancada del lateral ya era imparable y Cristiano tiraba de experiencia ante Cucurella para ampliar su leyenda.
España no supo sostener el marcador en dos ocasiones en una final. Le faltó contundencia defensiva y continuidad con balón. Encontró dificultades para levantarse. Desde el intento de Pedri entre amagos que salvaba, como no, Nuno Mendes. La reaparición de Nico, con un derechazo cerca del poste. El regreso, seis años después de Isco. La oportunidad de volver a ganar un título como internacional
La prórroga llegaba con justicia y Portugal, desde los cambios, con la lesión que apartaba a Cristiano, parecía más entera. Rafael Leao se sumó a Mendes para convertir en tormento el carril izquierdo.
La primera de la prórroga, con centro de Nuno Mendes, la perdonaba Semedo con todo para marcar. Un detalle decidiría la final.
Cucurella chutaba arriba de zurda, Lamine Yamal buscaba sin éxito su momento con un disparo centrado y Pedro Porro, desde el centro del campo, buscaba el factor sorpresa.
Nada volvería a tumbar a Portugal, que tuvo la última en un cabezazo de Diego Jota, y fue infalible en la tanda de penaltis. Marcó todos sus lanzamientos, como España hasta que a Morata le aparecieron los fantasmas del pasado.