Un Pinochet sonriente vuelve a Chile
Publicado 2000/03/04 00:00:00
- Eduardo González
El general Augusto Pinochet, en silla de ruedas pero con una amplia sonrisa de felicidad en su rostro, regresó ayer a Chile dejando atrás 16 meses de arresto en Londres y una desgastante lucha contra su extradición a España.
El deteriorado y anciano ex dictador recibió una bienvenida de las fuerzas armadas y de sus partidarios. La ceremonia fue sobria y breve luego que el gobierno le expresara al Ejército su molestia por organizar "fiestas o actos públicos con invitaciones en una forma que no correspondía".
El ejército había programado un mayor despliegue de bienvenida en el aeropuerto y un discurso de su comandante en jefe, Ricardo Izurieta, que finalmente no pronunció.
El gobierno, que luchó incansablemente ante los gobiernos de Inglaterra y España por su liberación e invocó la razón humanitaria para su liberación, no estuvo presente en la recepción.
El anciano ex gobernante y jefe militar no denotaba aparentemente la demencia senil que junto a otros males determinaron la decisión del ministro del Interior inglés, Jack Straw, de liberarlo el jueves tras 503 días de detención y de rechazar su extradición a España donde un juez deseaba juzgarlo por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante su régimen entre 1973 y 1990.
Pinochet, de 84 años, fue trasladado de inmediato, después de su viaje de 24 horas desde Londres, al Hospital Militar para ser sometido a exámenes y determinar su estado actual de salud.
A su llegada a la base aérea adjunta al terminal de Santiago, fue saludado por los jefes de las fuerzas armadas y de la policía mientras una banda militar interpretaba el himno del Ejército.
Pinochet vestía un elegante traje oscuro y corbata en tono rojo suave, se ayudaba a caminar con un bastón, aunque en un momento se afirmó en Izurieta.
Tras abrazarse con los jefes militares y numerosos familiares, alzó una mano para saludar al resto de los invitados al aeropuerto.
Entre los asistentes había dirigentes políticos derechistas, aunque el principal partido opositor, Renovación Nacional, precisó que sus líderes lo hicieron en forma personal y sin representación partidaria.
Tampoco acudió el derrotado candidato presidencial derechista Joaquín Lavín, que durante la campaña electoral procuró desvincularse de su antiguo líder.
Luego de los saludos, Pinochet y su esposa Lucía Hiriat subieron a un helicóptero Puma del Ejército que lo trasladó en un vuelo de unos 12 minutos hasta el Hospital Militar.
El aparato fue escoltado por otros helicópteros militares con comandos fuertemente armados a la vista.
Como consecuencia del entredicho entre el gobierno y el Ejército, la prensa, previamente acreditada por esa institución, fue expulsada de la base área. Un oficial del ejército culpó al gobierno de la medida.
El ministro del Interior, Raúl Troncoso, reaccionó airado y en conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno expresó que no sólo no había ordenado la medida, sino que es partidario de que la prensa cubra las informaciones que crea conveniente.
"El gobierno en ningún momento ha pedido que los periodistas dejen de cubrir ninguna información", dijo Troncoso. El incidente fue superado y el Ejército dejó sin efecto la prohibición a la prensa.
Además, entregó una breve declaración pública en la que expresó su complacencia por el retorno de su comandante en jefe durante un cuarto de siglo, y agradeció al gobierno por sus esfuerzos por liberarlo.
Mientras Pinochet llegaba a esta capital, familiares del millar de detenidos desaparecidos concluían una vigilia desde la noche del jueves frente a la sede de gobierno, para repudiar su retorno.
PINOCHET ENGAÑO A LOS MEDICOS
Los militantes anti-Pinochet en Gran Bretaña, que exigieron durante 16 meses y medio su extradición a España, expresaron serias dudas sobre las deficiencias mentales y físicas del ex-dictador , luego de su triunfal llegada a Santiago, en aparente buena salud.
"Apareció en buena forma en Santiago, lo que no es una sorpresa para nosotros", afirmó a la AFP un responsable de la principal asociación de exiliados chilenos en Londres, Chile Democrático, Carlos Reyes.
"Engañó a los médicos y a las autoridades británicas para recibir una recepción de héroe. No se desplazaba en silla de ruedas, a pesar de todo lo que se dijo sobre su salud", protestó Reyes.
Amnistía Internacional, que estuvo al frente de la campaña contra el senador vitalicio, estimó por su lado que las circunstancias del retorno a Chile del general "provocan sospechas".
"Desgraciadamente los procedimientos ilegales seguidos por dejan en suspenso el asunto de su capacidad para comparecer (en un juicio)", dijo un portavoz de la organización de defensa de los Derechos Humanos.
"Vamos a seguir de cerca lo que suceda en Chile", agregó. La Fundación médica de apoyo a las víctimas de la tortura insistió en que los exámenes del general no habían sido suficientemente "profundos".
"La Fundación sospechó desde el comienzo que Pinochet buscaba mostrarse en un estado de salud muy frágil para evitar la extradición (a Madrid)", subrayó uno de sus responsables, Andrew Hogg.
AZNAR NIEGA PACTO SECRETO
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, negó ayer que haya existido un pacto secreto entre el Reino Unido, Chile y España para no extraditar a Pinochet y aseguró que el general ha sufrido el mayor castigo con una reprobación universal contra su persona.
En un encuentro informal con los periodistas durante la campaña electoral, Aznar señaló que Pinochet vuelve derrotado a Chile e insistió en que el Gobierno español, pese a algunos pronósticos, ha respetado en todo momento las decisiones judiciales.
En este sentido, tras destacar que su gobierno ha aceptado las decisiones adoptadas tanto en Chile como en el Reino Unido, países gobernados por dirigentes socialistas, comentó que no deja de tener gracia que, en España, la oposición socialista critique al Ejecutivo, tanto antes como ahora.
Aznar recordó que, al principio, algunos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) creían más conveniente no tramitar la extradición de Pinochet y, posteriormente, fueron críticos porque se había tramitado la decisión del juez español Baltasar Garzón.
El jefe del Ejecutivo destacó la importancia del caso Pinochet como precedente para tomar decisiones comunes por parte de varios países de la Unión Europea, siguiendo los principios fundamentales de la fundación de las instituciones comunitarias.
Respecto a la decisión concreta del ministro del Interior británico, Jack Straw, Aznar explicó que cuatro naciones europeas tomaron la decisión de no recurrirla (España, Francia, Bélgica y Suiza) y que, en el informe de la Fiscalía Británica, figuraba que la extradición no se podía efectuar por razones de salud.
RETORNO DESPIERTA POLARIZACION
El regreso a Chile del ex dictador Augusto Pinochet, después de casi 17 meses de detención en Londres, volvió a poner de manifiesto la división de la sociedad chilena, oculta por el milagro económico de los noventa.
La jornada de ayer, con eufóricas manifestaciones por parte de los seguidores del anciano dictador y las vigilias de organizaciones de los familiares de detenidos y desaparecidos, recordó que, pese a las apariencias, muchas heridas abiertas durante el régimen de facto (1973-90), siguen abiertas.
"Es natural que cada uno reaccione de acuerdo a lo que le indican sus propios sentimientos, pero dentro de un clima de mesura, tranquilidad y corrección", pidió el ministro del interior Raúl Troncoso.
La detención de Pinochet en octubre de 1998 en Londres, abrió para muchos chilenos la esperanza de obtener justicia, aunque fuera en jurisdicciones ajenas, sobre los casos reconocidos de 1.198 desaparecidos y 3.000 ejecutados, durante el régimen militar.
"Teníamos la esperanza que la justicia internacional, podría haber logrado superar la impunidad", dijo a la AFP Patricia Silva, presidenta de la Asociación de Familiares de Ejecutados (durante la dictadura).
Por ello, la decisión de Gran Bretaña de permitirle el regreso y evitar así cumplir con una orden de extradición a España, donde es procesado por violaciones a los derechos humanos, fue tomada por estos sectores como una afrenta.
"El criminal retorna al lugar del crimen", señaló la secretaria general del partido comunista y ex candidata presidencial, Gladys Marín.
Estas duras reacciones parecieron ser azuzadas por la actitud desafiante de los seguidores de Pinochet, que se refirieron al dictador como el "eterno presidente", en alusión a la asunción al poder el próximo 11 de marzo del socialista Ricardo Lagos.
Más aún cuando Pinochet, cuya liberación fue justificada por el gobierno británico como un acto humanitario derivado del deterioro en su salud, hizo a un lado la silla de ruedas en que bajó de la aeronave que lo trajo de regreso desde Londres.
El se ha "burlado de la opinión pública e internacional" declaró el congresista socialista, Sergio Aguiló, quien agregó que "la impresión que se forma la gente es que él ha llegado en condiciones bastantes óptimas de salud".
La Iglesia Católica chilena pidió ayer que el regreso de Pinochet no provoque "agitación" y "conflictos" que alteren el camino a la reconciliación.
La conferencia de obispos chilenos pidió que este retorno "no sea causa de agitación y, menos aún, de conflictos que perturben la serenidad y la paz social que el país necesita en su camino hacia la anhelada reconciliación".
Pero ello no parece tan probable, pues las asociaciones de familiares de detenidos y desaparecidos han reafirmado su voluntad de insistir en que ahora la justicia chilena muestre su capacidad para levantar el fuero que como senador goza Pinochet y le procese por las 60 demandas que por violaciones a los derechos humanos han sido presentadas en su contra ante tribunales locales.
El deteriorado y anciano ex dictador recibió una bienvenida de las fuerzas armadas y de sus partidarios. La ceremonia fue sobria y breve luego que el gobierno le expresara al Ejército su molestia por organizar "fiestas o actos públicos con invitaciones en una forma que no correspondía".
El ejército había programado un mayor despliegue de bienvenida en el aeropuerto y un discurso de su comandante en jefe, Ricardo Izurieta, que finalmente no pronunció.
El gobierno, que luchó incansablemente ante los gobiernos de Inglaterra y España por su liberación e invocó la razón humanitaria para su liberación, no estuvo presente en la recepción.
El anciano ex gobernante y jefe militar no denotaba aparentemente la demencia senil que junto a otros males determinaron la decisión del ministro del Interior inglés, Jack Straw, de liberarlo el jueves tras 503 días de detención y de rechazar su extradición a España donde un juez deseaba juzgarlo por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante su régimen entre 1973 y 1990.
Pinochet, de 84 años, fue trasladado de inmediato, después de su viaje de 24 horas desde Londres, al Hospital Militar para ser sometido a exámenes y determinar su estado actual de salud.
A su llegada a la base aérea adjunta al terminal de Santiago, fue saludado por los jefes de las fuerzas armadas y de la policía mientras una banda militar interpretaba el himno del Ejército.
Pinochet vestía un elegante traje oscuro y corbata en tono rojo suave, se ayudaba a caminar con un bastón, aunque en un momento se afirmó en Izurieta.
Tras abrazarse con los jefes militares y numerosos familiares, alzó una mano para saludar al resto de los invitados al aeropuerto.
Entre los asistentes había dirigentes políticos derechistas, aunque el principal partido opositor, Renovación Nacional, precisó que sus líderes lo hicieron en forma personal y sin representación partidaria.
Tampoco acudió el derrotado candidato presidencial derechista Joaquín Lavín, que durante la campaña electoral procuró desvincularse de su antiguo líder.
Luego de los saludos, Pinochet y su esposa Lucía Hiriat subieron a un helicóptero Puma del Ejército que lo trasladó en un vuelo de unos 12 minutos hasta el Hospital Militar.
El aparato fue escoltado por otros helicópteros militares con comandos fuertemente armados a la vista.
Como consecuencia del entredicho entre el gobierno y el Ejército, la prensa, previamente acreditada por esa institución, fue expulsada de la base área. Un oficial del ejército culpó al gobierno de la medida.
El ministro del Interior, Raúl Troncoso, reaccionó airado y en conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno expresó que no sólo no había ordenado la medida, sino que es partidario de que la prensa cubra las informaciones que crea conveniente.
"El gobierno en ningún momento ha pedido que los periodistas dejen de cubrir ninguna información", dijo Troncoso. El incidente fue superado y el Ejército dejó sin efecto la prohibición a la prensa.
Además, entregó una breve declaración pública en la que expresó su complacencia por el retorno de su comandante en jefe durante un cuarto de siglo, y agradeció al gobierno por sus esfuerzos por liberarlo.
Mientras Pinochet llegaba a esta capital, familiares del millar de detenidos desaparecidos concluían una vigilia desde la noche del jueves frente a la sede de gobierno, para repudiar su retorno.
PINOCHET ENGAÑO A LOS MEDICOS
Los militantes anti-Pinochet en Gran Bretaña, que exigieron durante 16 meses y medio su extradición a España, expresaron serias dudas sobre las deficiencias mentales y físicas del ex-dictador , luego de su triunfal llegada a Santiago, en aparente buena salud.
"Apareció en buena forma en Santiago, lo que no es una sorpresa para nosotros", afirmó a la AFP un responsable de la principal asociación de exiliados chilenos en Londres, Chile Democrático, Carlos Reyes.
"Engañó a los médicos y a las autoridades británicas para recibir una recepción de héroe. No se desplazaba en silla de ruedas, a pesar de todo lo que se dijo sobre su salud", protestó Reyes.
Amnistía Internacional, que estuvo al frente de la campaña contra el senador vitalicio, estimó por su lado que las circunstancias del retorno a Chile del general "provocan sospechas".
"Desgraciadamente los procedimientos ilegales seguidos por dejan en suspenso el asunto de su capacidad para comparecer (en un juicio)", dijo un portavoz de la organización de defensa de los Derechos Humanos.
"Vamos a seguir de cerca lo que suceda en Chile", agregó. La Fundación médica de apoyo a las víctimas de la tortura insistió en que los exámenes del general no habían sido suficientemente "profundos".
"La Fundación sospechó desde el comienzo que Pinochet buscaba mostrarse en un estado de salud muy frágil para evitar la extradición (a Madrid)", subrayó uno de sus responsables, Andrew Hogg.
AZNAR NIEGA PACTO SECRETO
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, negó ayer que haya existido un pacto secreto entre el Reino Unido, Chile y España para no extraditar a Pinochet y aseguró que el general ha sufrido el mayor castigo con una reprobación universal contra su persona.
En un encuentro informal con los periodistas durante la campaña electoral, Aznar señaló que Pinochet vuelve derrotado a Chile e insistió en que el Gobierno español, pese a algunos pronósticos, ha respetado en todo momento las decisiones judiciales.
En este sentido, tras destacar que su gobierno ha aceptado las decisiones adoptadas tanto en Chile como en el Reino Unido, países gobernados por dirigentes socialistas, comentó que no deja de tener gracia que, en España, la oposición socialista critique al Ejecutivo, tanto antes como ahora.
Aznar recordó que, al principio, algunos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) creían más conveniente no tramitar la extradición de Pinochet y, posteriormente, fueron críticos porque se había tramitado la decisión del juez español Baltasar Garzón.
El jefe del Ejecutivo destacó la importancia del caso Pinochet como precedente para tomar decisiones comunes por parte de varios países de la Unión Europea, siguiendo los principios fundamentales de la fundación de las instituciones comunitarias.
Respecto a la decisión concreta del ministro del Interior británico, Jack Straw, Aznar explicó que cuatro naciones europeas tomaron la decisión de no recurrirla (España, Francia, Bélgica y Suiza) y que, en el informe de la Fiscalía Británica, figuraba que la extradición no se podía efectuar por razones de salud.
RETORNO DESPIERTA POLARIZACION
El regreso a Chile del ex dictador Augusto Pinochet, después de casi 17 meses de detención en Londres, volvió a poner de manifiesto la división de la sociedad chilena, oculta por el milagro económico de los noventa.
La jornada de ayer, con eufóricas manifestaciones por parte de los seguidores del anciano dictador y las vigilias de organizaciones de los familiares de detenidos y desaparecidos, recordó que, pese a las apariencias, muchas heridas abiertas durante el régimen de facto (1973-90), siguen abiertas.
"Es natural que cada uno reaccione de acuerdo a lo que le indican sus propios sentimientos, pero dentro de un clima de mesura, tranquilidad y corrección", pidió el ministro del interior Raúl Troncoso.
La detención de Pinochet en octubre de 1998 en Londres, abrió para muchos chilenos la esperanza de obtener justicia, aunque fuera en jurisdicciones ajenas, sobre los casos reconocidos de 1.198 desaparecidos y 3.000 ejecutados, durante el régimen militar.
"Teníamos la esperanza que la justicia internacional, podría haber logrado superar la impunidad", dijo a la AFP Patricia Silva, presidenta de la Asociación de Familiares de Ejecutados (durante la dictadura).
Por ello, la decisión de Gran Bretaña de permitirle el regreso y evitar así cumplir con una orden de extradición a España, donde es procesado por violaciones a los derechos humanos, fue tomada por estos sectores como una afrenta.
"El criminal retorna al lugar del crimen", señaló la secretaria general del partido comunista y ex candidata presidencial, Gladys Marín.
Estas duras reacciones parecieron ser azuzadas por la actitud desafiante de los seguidores de Pinochet, que se refirieron al dictador como el "eterno presidente", en alusión a la asunción al poder el próximo 11 de marzo del socialista Ricardo Lagos.
Más aún cuando Pinochet, cuya liberación fue justificada por el gobierno británico como un acto humanitario derivado del deterioro en su salud, hizo a un lado la silla de ruedas en que bajó de la aeronave que lo trajo de regreso desde Londres.
El se ha "burlado de la opinión pública e internacional" declaró el congresista socialista, Sergio Aguiló, quien agregó que "la impresión que se forma la gente es que él ha llegado en condiciones bastantes óptimas de salud".
La Iglesia Católica chilena pidió ayer que el regreso de Pinochet no provoque "agitación" y "conflictos" que alteren el camino a la reconciliación.
La conferencia de obispos chilenos pidió que este retorno "no sea causa de agitación y, menos aún, de conflictos que perturben la serenidad y la paz social que el país necesita en su camino hacia la anhelada reconciliación".
Pero ello no parece tan probable, pues las asociaciones de familiares de detenidos y desaparecidos han reafirmado su voluntad de insistir en que ahora la justicia chilena muestre su capacidad para levantar el fuero que como senador goza Pinochet y le procese por las 60 demandas que por violaciones a los derechos humanos han sido presentadas en su contra ante tribunales locales.

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