Yatch Club de Balboa lucha por sobrevivir
Publicado 2003/01/24 00:00:00
- Mayra Madrid/
El Club de Yates de Balboa o antiguo Balboa Yatch Club representa una nostálgica estampa de nuestra historia. Puede decirse que nació casi junto con el Canal de Panamá, ya que fue inaugurado un año después (1915) que la vía interoceánica abriera sus puertas al tránsito naviero mundial.
Durante sus 87 años de trayectoria ha albergado en su seno o ha visto pasar cientos de embarcaciones de todas partes del planeta. Muchas de ellas han atracado en sus instalaciones ya sea las que vienen en planes de placer y aventura, exploración o deportes.
Sin embargo, este histórico local lucha por mantenerse a flote y no desaparecer, como un navío que enfrenta una tormentosa borrasca y batalla para no irse a pique.
Entre otras adversidades, hace algún tiempo un incendio consumió parte de la edificación. Actualmente hay cierta incertidumbre ante los posibilidad que el área y terreno que ocupan el Club sean destinados para otros proyectos de desarrollo.
Los socios del Club mantienen negociaciones con las autoridades de la ARI para que el Club de Yates de Balboa se conserve como un sitio histórico y turístico.
Entre una de las propuestas de éstos es que se abarate el costo del metro cuadrado y se puedan adquirir los terrenos que ocupa el local.
El Club hace gestiones para invertir un millón de dólares en una moderna Casa Club y ampliación del dragado para aumentar el calado y así brindar mejor servicio a los usuarios locales y foráneos.
Insistimos en lo histórico del Club de Yates de Balboa. Según los registros, el local fue fundado por Paul James Coleman padre. Locales similares se establecieron en Cristóbal, Diablo y Pedro Miguel, éste último en conjunto con Don Tomás G. Duque.
A partir de su fundación lugares de diferentes puntos de la tierra han anclado en los muelles de este famoso Club, entre ellos legendarias estrellas del cine y personajes como John Wayne, con su velero Wild Goose; el protagonista de Lo que el Viento se Llevó, Clark Gable, Errol Flinn y el reconocido mafioso Al Capone con su embarcación Isla Morada, que hasta llegó a servir de hotel.
Los socios del Club aducen que todo esto es historia y leyenda que debe rescatarse e incorporarse al patrimonio turístico nacional.
En estos momentos el Club ve limitado sus planes de ampliación. Quienes luchan por preservar su existencia consideran que se deben evitar las trabas burocráticas y de otra clase. Por el contrario, esta iniciativa debe ser estimulada y apoyada. La existencia del Club es paralela a la apertura del Canal y el relleno que une las islas de Naos, Perico y Flamenco, actualmente en pleno auge turístico.
Los inversionistas y la comunidad esperan lejos de morir, el Club de Yates de Balboa debe seguir enviando al mundo un mensaje de seguridad, recreación, conocimientos científicos y movimientos turísticos, tal como lo ha hecho a lo largo de su interesante y rica historia.
Durante sus 87 años de trayectoria ha albergado en su seno o ha visto pasar cientos de embarcaciones de todas partes del planeta. Muchas de ellas han atracado en sus instalaciones ya sea las que vienen en planes de placer y aventura, exploración o deportes.
Sin embargo, este histórico local lucha por mantenerse a flote y no desaparecer, como un navío que enfrenta una tormentosa borrasca y batalla para no irse a pique.
Entre otras adversidades, hace algún tiempo un incendio consumió parte de la edificación. Actualmente hay cierta incertidumbre ante los posibilidad que el área y terreno que ocupan el Club sean destinados para otros proyectos de desarrollo.
Los socios del Club mantienen negociaciones con las autoridades de la ARI para que el Club de Yates de Balboa se conserve como un sitio histórico y turístico.
Entre una de las propuestas de éstos es que se abarate el costo del metro cuadrado y se puedan adquirir los terrenos que ocupa el local.
El Club hace gestiones para invertir un millón de dólares en una moderna Casa Club y ampliación del dragado para aumentar el calado y así brindar mejor servicio a los usuarios locales y foráneos.
Insistimos en lo histórico del Club de Yates de Balboa. Según los registros, el local fue fundado por Paul James Coleman padre. Locales similares se establecieron en Cristóbal, Diablo y Pedro Miguel, éste último en conjunto con Don Tomás G. Duque.
A partir de su fundación lugares de diferentes puntos de la tierra han anclado en los muelles de este famoso Club, entre ellos legendarias estrellas del cine y personajes como John Wayne, con su velero Wild Goose; el protagonista de Lo que el Viento se Llevó, Clark Gable, Errol Flinn y el reconocido mafioso Al Capone con su embarcación Isla Morada, que hasta llegó a servir de hotel.
Los socios del Club aducen que todo esto es historia y leyenda que debe rescatarse e incorporarse al patrimonio turístico nacional.
En estos momentos el Club ve limitado sus planes de ampliación. Quienes luchan por preservar su existencia consideran que se deben evitar las trabas burocráticas y de otra clase. Por el contrario, esta iniciativa debe ser estimulada y apoyada. La existencia del Club es paralela a la apertura del Canal y el relleno que une las islas de Naos, Perico y Flamenco, actualmente en pleno auge turístico.
Los inversionistas y la comunidad esperan lejos de morir, el Club de Yates de Balboa debe seguir enviando al mundo un mensaje de seguridad, recreación, conocimientos científicos y movimientos turísticos, tal como lo ha hecho a lo largo de su interesante y rica historia.
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