Apellidos (I)
- *Francisco Moreno Mejías
Escritor
Los apellidos pueden deberse al nombre de un progenitor, a un lugar de procedencia, a un oficio, a un mote, al aspecto físico o a cualquier otra característica del primero que lo llevó y que luego lo transmitió a su descendencia.
Algunos apellidos tienen un origen difícil de averiguar, pero la mayoría lo tienen bastante claro. No hay que ser muy listo para saber que los apellidos Ávila, Córdoba, Cáceres, Linares, Brenes, Saint-Malo o Birmingham proceden de las localidades homónimas europeas. Tampoco es difícil entender que González, Martínez o Sánchez significan hijo de Gonzalo, de Martín o de Sancho.
A pesar de que en Panamá, como en el resto de Hispanoamérica, no se pronuncia el sonido apicodental de la zeta, a muchos les parece esta letra más decorativa que la ese y es común ver apellidos escritos como Guizado, Barboza, Cortez, Meza y Cañizález, cuando evidentemente proceden de las conocidas palabras guisado, barbosa, cortés, mesa y cañizales. Otros escriben Quezada, Ermocilla, Ventocilla, Espinoza, Cardozo o Ledezma, aunque estos apellidos son los nombres de las poblaciones españolas Quesada, Hermosilla, Ventosilla, Espinosa, Cardoso o Ledesma, de donde procedían los primeros en usarlos.
*Del libro del mismo autor La herramienta más usada.

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