Belisario Porras: El Caudillo de Levita
Publicado 2007/07/07 23:00:00
"..con él ha terminado la raza de los caudillos en Panamá", evocando que quedaba solo Arnulfo Arias.Análisis del Ensayo de Don Roque Javier Laurenza.
El ensayo "El Caudillo de Levita", (diez apuntes para un retrato), cuyo autor es Don Roque Javier Laurenza, es una pieza de oro doble, tanto para la historia panameña (por referirse a un pro hombre de esta patria), como por la calidad de su autor, un hombre digno de imitar por su espíritu de superación.
Laurenza sostiene que el móvil principal de este trabajo literario, es para dejarle herramientas positivas al "futuro biógrafo de Belisario Porras". El trabajo literario del autor presentado en la Revista Lotería Nº 56 en enero de 1946 por primera vez, es revisado y ampliado posteriormente y lo presenta en 10 sub puntos basándose en testimonios de políticos de la talla de Alfaro, Andreve, Duncan y otros.
Al enterarse Laurenza de su muerte en 1942, destaca que con él "ha terminado la raza de los caudillos en Panamá", evocando que quedaba solo Arnulfo Arias en ese entonces. Resalta que Belisario Porras tenía la particularidad de regresar de la guerra civil y resurgir en la retórica de la plaza pública.
En el capítulo segundo, podemos sacar una gran enseñanza del hombre de Levita Gris, y es que al conversar ya en el ocaso de su vida con el poeta Ricardo Miró, evoca Non Omnis Moriar (no he de morir del todo), y ese debe ser el norte de los humanos; dejar huellas tanto espirituales como materiales nos dice la Biblia: "por sus hechos los conoceréis".
Resalta el autor cierta nostalgia y algo de ego, al referirse el ilustre ex presidente a sus obras, siempre anteponía el mí: mi hospital, mi registro público.
En la continuación del desglose del "retrato", nos dice el autor que aunque Porras tenía todo en su forma de ser particular: amigo, enemigo duro, dadivoso, mezquino, daba motivo para el vituperio y así mismo para el aplauso; "supera todo en las horas difíciles para la patria", así son los estadistas y Don Belisario fue estadista.
En la mitad del ensayo Laurenza resalta que Porras fue un fenómeno político, se rodeaba de gente de valor, que tenía un carisma, en su escribir fino resalta que nuestro personaje tenía "la magia de la personalidad, el extraño imán que atrae y sujeta las voluntades". Llama la atención al sustentar que Belisario es el primer presidente popular, que no pertenecía a la oligarquía, no era de los "de adentro", es mas chocó con esa clase social. Su accionar político trae transformaciones sociales en bien del pueblo: el registro de la propiedad, los impuestos, rompía esquemas de viejos privilegios.
Con mucho tino resalta el autor que en 1942, no era el momento para hacer una biografía de Porras, de su personalidad, sus aciertos y sus errores, odiado, amado, pero que fue visto por cinco generaciones elevarse del fondo de la provincia a la cumbre política; es el tiempo quien permitiría ese estudio sin pasiones.
El séptimo capítulo ligado al anterior, describe Laurenza que para completar la biografía del personaje, hay que tener a mano también el "archivo de la dignidad nacional", que son los papeles privados de Belisario Porras y que se dice que sus memorias fueron terminadas por él mismo. Resalta el autor que Porras no tenía amigos íntimos, que fue un doloroso solitario, no compartía los viernes con amigos, como lo es la costumbre del panameño. Al Caudillo le gustó ser criticado para estar en el rejuego político, evitó tener tranquilidad política.
El estudioso del tres veces Presidente de Panamá, informa como un misterio, la suerte, el azar de nuestro personaje en apoyo en él. Yo diría que como buen político, mayormente juega al filo de la navaja y saca las cartas en momento justo y necesario, ni antes ni después, eso es lo que llamo el ojo clínico político. En este mismo capitulo me gusta como una versión popular del elefante blanco, o sea el Hospital Santo Tomás, el autor la hila positivamente, ya que al no haber cama para el fundador del mismo, es señal de que el Caudillo de Levita no se equivocó 20 años atrás al construirlo.
El autor nos dibuja un regreso en su gestión diplomática en Londres y París, saboreando un apoyo de amigos y enemigos de Porras, unidos en ese momento contra el régimen de turno. Pero, asimismo, relata el autor la melancolía de aceptar la lección que deja el tiempo a su paso. No se preparó Porras para este momento, ya era un hombre de ochenta años, para nuestra sociedad occidental esto a veces, es como pasar a un segundo plano. Trató Porras de defenderse, de volver a la palestra pública, buscó excusas, decía "tengo proyecto.. grandes proyectos", pero, ya los relevos estaban en la carrera. Ahora, solo despertaba curiosidad y respeto, no el entusiasmo en el pueblo a su paso. Llegó el ocaso del guerrero, como enseñanza nos deja que debemos prepararnos para esta etapa de nuestra vida.
El último capítulo, al narrar su entierro, el cierre de este ensayo es romántico y político, cuando narra que al Caudillo de Levita, le hubiera gustado ver reunidos a sus viejos enemigos y amigos, como así ocurrió, darles la bienvenida a los enemigos, y, se alejaría con su frente de vencedor a ver si hay campañas electorales mas allá de la vida, donde iría a buscar nuevos laureles.
Este ensayo nos gustó fundamentalmente por varias razones, primero, el autor nos lleva en un recorrido de la personalidad de Belisario Porras, con detalles cronológicos que van de etapas primarias, su personalidad, hasta su muerte.
En otro aspecto, este ensayo motiva a cualquier persona inquieta, con venas investigativas, a estudiar y escribir sobre la personalidad y obra del caudillo Porras, y, por último magnífico escrito, a pesar de estar el autor en ese momento en el extranjero.
No puedo terminar mi análisis de este selecto ensayo, sin resaltar los méritos del autor Roque Javier Laurenza, hombre de una tremenda trayectoria literaria, política y diplomática. Es un ejemplo de superación, fue autodidacta, sólo se pudo educar hasta tercer grado de primaria.
(*) Francisco Porras es Mayor Retirado
Laurenza sostiene que el móvil principal de este trabajo literario, es para dejarle herramientas positivas al "futuro biógrafo de Belisario Porras". El trabajo literario del autor presentado en la Revista Lotería Nº 56 en enero de 1946 por primera vez, es revisado y ampliado posteriormente y lo presenta en 10 sub puntos basándose en testimonios de políticos de la talla de Alfaro, Andreve, Duncan y otros.
Al enterarse Laurenza de su muerte en 1942, destaca que con él "ha terminado la raza de los caudillos en Panamá", evocando que quedaba solo Arnulfo Arias en ese entonces. Resalta que Belisario Porras tenía la particularidad de regresar de la guerra civil y resurgir en la retórica de la plaza pública.
En el capítulo segundo, podemos sacar una gran enseñanza del hombre de Levita Gris, y es que al conversar ya en el ocaso de su vida con el poeta Ricardo Miró, evoca Non Omnis Moriar (no he de morir del todo), y ese debe ser el norte de los humanos; dejar huellas tanto espirituales como materiales nos dice la Biblia: "por sus hechos los conoceréis".
Resalta el autor cierta nostalgia y algo de ego, al referirse el ilustre ex presidente a sus obras, siempre anteponía el mí: mi hospital, mi registro público.
En la continuación del desglose del "retrato", nos dice el autor que aunque Porras tenía todo en su forma de ser particular: amigo, enemigo duro, dadivoso, mezquino, daba motivo para el vituperio y así mismo para el aplauso; "supera todo en las horas difíciles para la patria", así son los estadistas y Don Belisario fue estadista.
En la mitad del ensayo Laurenza resalta que Porras fue un fenómeno político, se rodeaba de gente de valor, que tenía un carisma, en su escribir fino resalta que nuestro personaje tenía "la magia de la personalidad, el extraño imán que atrae y sujeta las voluntades". Llama la atención al sustentar que Belisario es el primer presidente popular, que no pertenecía a la oligarquía, no era de los "de adentro", es mas chocó con esa clase social. Su accionar político trae transformaciones sociales en bien del pueblo: el registro de la propiedad, los impuestos, rompía esquemas de viejos privilegios.
Con mucho tino resalta el autor que en 1942, no era el momento para hacer una biografía de Porras, de su personalidad, sus aciertos y sus errores, odiado, amado, pero que fue visto por cinco generaciones elevarse del fondo de la provincia a la cumbre política; es el tiempo quien permitiría ese estudio sin pasiones.
El séptimo capítulo ligado al anterior, describe Laurenza que para completar la biografía del personaje, hay que tener a mano también el "archivo de la dignidad nacional", que son los papeles privados de Belisario Porras y que se dice que sus memorias fueron terminadas por él mismo. Resalta el autor que Porras no tenía amigos íntimos, que fue un doloroso solitario, no compartía los viernes con amigos, como lo es la costumbre del panameño. Al Caudillo le gustó ser criticado para estar en el rejuego político, evitó tener tranquilidad política.
El estudioso del tres veces Presidente de Panamá, informa como un misterio, la suerte, el azar de nuestro personaje en apoyo en él. Yo diría que como buen político, mayormente juega al filo de la navaja y saca las cartas en momento justo y necesario, ni antes ni después, eso es lo que llamo el ojo clínico político. En este mismo capitulo me gusta como una versión popular del elefante blanco, o sea el Hospital Santo Tomás, el autor la hila positivamente, ya que al no haber cama para el fundador del mismo, es señal de que el Caudillo de Levita no se equivocó 20 años atrás al construirlo.
El autor nos dibuja un regreso en su gestión diplomática en Londres y París, saboreando un apoyo de amigos y enemigos de Porras, unidos en ese momento contra el régimen de turno. Pero, asimismo, relata el autor la melancolía de aceptar la lección que deja el tiempo a su paso. No se preparó Porras para este momento, ya era un hombre de ochenta años, para nuestra sociedad occidental esto a veces, es como pasar a un segundo plano. Trató Porras de defenderse, de volver a la palestra pública, buscó excusas, decía "tengo proyecto.. grandes proyectos", pero, ya los relevos estaban en la carrera. Ahora, solo despertaba curiosidad y respeto, no el entusiasmo en el pueblo a su paso. Llegó el ocaso del guerrero, como enseñanza nos deja que debemos prepararnos para esta etapa de nuestra vida.
El último capítulo, al narrar su entierro, el cierre de este ensayo es romántico y político, cuando narra que al Caudillo de Levita, le hubiera gustado ver reunidos a sus viejos enemigos y amigos, como así ocurrió, darles la bienvenida a los enemigos, y, se alejaría con su frente de vencedor a ver si hay campañas electorales mas allá de la vida, donde iría a buscar nuevos laureles.
Este ensayo nos gustó fundamentalmente por varias razones, primero, el autor nos lleva en un recorrido de la personalidad de Belisario Porras, con detalles cronológicos que van de etapas primarias, su personalidad, hasta su muerte.
En otro aspecto, este ensayo motiva a cualquier persona inquieta, con venas investigativas, a estudiar y escribir sobre la personalidad y obra del caudillo Porras, y, por último magnífico escrito, a pesar de estar el autor en ese momento en el extranjero.
No puedo terminar mi análisis de este selecto ensayo, sin resaltar los méritos del autor Roque Javier Laurenza, hombre de una tremenda trayectoria literaria, política y diplomática. Es un ejemplo de superación, fue autodidacta, sólo se pudo educar hasta tercer grado de primaria.
(*) Francisco Porras es Mayor Retirado
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