'Bonsái' de Zambra
Cantus Interruptus Hay algo cierto, Bonsái —cuento largo, novela corta— no se sabe si gana por nocaut o por puntos, pero está claro que gana.
'Bonsái' de Zambra
Para recorrer 'Bonsái' sin asombro —una novela recortada como los árboles en miniatura que prestan el nombre al título—, ayudaría conocer 'En busca del tiempo perdido', la novela antípoda que cita Bonsái en su menos de cien páginas. En Panamá la sugerencia sería desafortunada. Si se divide el país entre los que han leído a Marcel Proust y los que no —y leer a Proust, claro está, quiere decir haber leído su mamotreto de más de 3,000 páginas y siete tomos—, las partes serían muy desiguales. Es como dividir el país entre los que conocen las diez sinfonías de Gustav Mahler y los que no; o los que pueden reconocer los cuadros del pintor chileno Roberto Matta y los que no. En fin, podríamos seguir enumerando obras de un Aleph artístico, pero creo que ya hemos caído en la pedantería, y eso es muy feo.
Se puede entonces pasar por alto a Proust y sumergirse sin requisito previo en la lectura de Bonsái, una novela breve donde se copula bastante. Si los sinónimos coloquiales del verbo copular lo alteran, no lea el párrafo que sigue, lo saqué de la tercera página de la novela.
«Éste es un problema de los chilenos jóvenes,» —le dijo Emilia a Julio— «somos demasiado jóvenes para hacer el amor, y en Chile si no haces el amor sólo puedes culear o culiar, pero a mí no me agradaría culiar o culear contigo, preferiría que folláramos, como en España».
Lo advertí. En Bonsái se folla bastante. Se folla como en España y se habla de literatura antes de follar, quizá como en España: «Una noche especialmente feliz, Julio leyó, a manera de broma, un poema de Rubén Darío que Emilia dramatizó y banalizó hasta que quedó convertido en un verdadero poema sexual, un poema de sexo explícito, con gritos, con orgasmos incluidos».
Para Cortázar, el cuento debía ganar por la vía rápida y la novela por decisión. Bonsái —cuento largo, novela corta— no se sabe si gana por nocaut o por puntos, pero está claro que gana. Existe la película sobre Bonsái y para un lector diligente el libro durará menos que la película. La película no gana por ninguna vía. Más bien pierde.
Tantalia se titula el segundo capítulo de Bonsái. Tantalia también es un cuento de Macedonio Fernández y si no se conoce a Proust, ayudaría leer las seis páginas de Tantalia. Pero después hay que leer a Proust, no hay excusa. En Bonsái Emilia y Julio mienten diciendo que han leído a Marcel Proust para no parecer ignorantes. Esa razón, es la mejor excusa.