El gerundio, ¿fray o diablo?
- Ariel Barría Alvarado
Te felicito, porque en pleno Domingo de Carnaval, buscas la oportunidad para repasar Día D, y esta columna, recordando lo que dije alguna vez sobre la lengua, que si bien, como red, puede ser herramienta útil, también suele atraparnos cuando nos descuidamos.
En dos entregas anteriores hablamos sobre el gerundio, sobre las dudas que nos asaltan, y repasamos algunas de las funciones más conocidas de esta forma verbal (que sin duda tiene sus complejidades). Dijimos que el gerundio pertenece, junto al infinitivo y al participio, a las formas no personales del verbo (no identifica al que realiza la acción) y posee un matiz de adverbio que extiende sus usos para indicar modo, duración, motivo, concesión...
Un gerundio puede indicarnos el momento preciso de una acción; en este caso, a través de él podemos referirnos a un tiempo anterior al que expresa el verbo principal (“Acabando esta pieza, nos vamos del baile”. Es decir, “Nos vamos del baile apenas acabe…”); puede ser también un instante coincidente con el verbo (“Visitando a mi hermana conocí a María”, o sea: “Mientras visitaba…”); y, aunque criticado alguna vez, también se emplea para referirse al momento inmediatamente posterior a la acción (“Cantó muy mal, decepcionando a su auditorio”, como decir: “Cantó mal y eso decepcionó al auditorio…”).
De igual manera, puede dar lugar a formas compuestas, uniéndose el verbo haber al participio de un verbo: “Habiendo dicho eso, se fue del salón”, y hasta tiene valor como adjetivo: “Agua hirviendo”. Entonces, ¿cuándo y cómo no debe usarse el gerundio?
Está mal empleado cuando lo usamos para indicar una posterioridad no inmediata con respecto a la acción señalada por el verbo principal: “Anoche ocurrió un accidente en Capira, muriendo dos personas camino al hospital”. En este caso, sería mejor: “Anoche ocurrió un accidente en Capira, producto del cual murieron dos personas camino al hospital”.
Los siguientes ejemplos revelan un mal uso del gerundio, y en cada ocasión se propone una forma mejor: “Ya salió el comunicado anunciando el nuevo precio de la gasolina” (Mejor: “Ya salió el comunicado en el que se anuncia el nuevo precio de la gasolina”); “Me mostraron una caja conteniendo varios medicamentos” (Mejor: “Me mostraron una caja que contenía varios medicamentos”); “Di un balboa a una señora pidiendo limosna” (Mejor: “Di un balboa a una señora que pedía limosna”); “Los asaltantes entraron al local robándose la caja fuerte” (Mejor: “Los asaltantes entraron al local y se robaron la caja fuerte”); “El conductor atropelló a la anciana dándose a la fuga” (Mejor no la hubiera atropellado, pobrecita; pero si ya lo hizo, sería: “El conductor atropelló a la anciana y luego escapó del lugar”).
A veces, su mal uso oscurece una idea: “Caminando por el parque, me encontré a Anita” (¿quién caminaba?) Vi a tu hijo bajando del bus. (¿Quién bajaba del bus?). Y no faltan los que hacen bromas con él: “Profe, permiso para salir, estoy en el doble gerundio” “¿Y cómo es eso?” “Pues que me ando… etc”. Ah, y hay dudas constantes: el gerundio de ir es “yendo”; de “proveer”, “proveyendo”; de “traer”, “trayendo”.
Concluimos esta serie con una recomendación: hay una amplia variedad de buenos usos del gerundio; reconozco que tiene sus garras y colmillos a la vista, pero no muerde ni araña; no sea usted de los que le temen, sáquelo (las damas al gerundio) o sáquela (los caballeros a la forma verbal) a bailar, zapateando o valsando; es Día de la Amistad; verá qué buena pareja hace con lo que esté pensando, diciendo o escribiendo.
Que la palabra te acompañe.
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