Soliloquios
El siglo XX escribe al siglo XXI
- Ernesto Endara (Escritor)
Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos. Lucius Apuleius Viene un año nuevo y yo pensando en el adiós del siglo pasado.
Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos.
Lucius Apuleius
Viene un año nuevo y yo pensando en el adiós del siglo pasado. A las 24 horas del 31 de diciembre, mi compromiso se disolvió. Te dejo un mundo con derribados muros ideológicos. Jubilado, no tengo más tareas ni compromisos. Sin planes ni destinos mis días se disuelven. Cien años parecían una eternidad, pero se escurrieron sin notarlo.
Recuerdo mi inocente nacimiento... un arqueólogo millonario gastaba una fortuna buscando al rey Minos. ¡Celebraron mi llegada! Me bautizaron siglo trompetero. Empecé enterrando a una reina santurrona y a un Wilde sin ruiseñor ni rosa. Puccini me recibió con Tosca.
Las cosas cambiaron cuando un perforador en Texas se bañó en petróleo. En Sing Sing un negro estrenó la silla eléctrica. Thomas Alva sudó inventos y un anarquista catalán guardó en el estante su primera bomba junto a la foto de su nieta. Una alondra profética se cagó en el sombrero de copa de Porfirio Díaz. Nietszche intentó –por última vez– asesinar a Dios. Dios resistió, Nietszche, no. En Chipre, un chofer sin licencia chocó con un rayo. En Dakar un musulmán vomitó arrodillado. Guardan luto por una enfermera llamada Ruiseñor. Antes del encontronazo, el Kayser guapea ante sus tropas, como si fuera valiente. Descubren a Nefertiti mirando por un ojo este extraño mundo sin divinidades. La Muerte pone el mantel en los Balcanes para la Primera Guerra Mundial. (Se derramó el tintero azul de Darío: “Cuando quiero llorar no lloro...”) En una cervecería de Munich, un tal Adolfo, soldado de infantería, habló y embaucó a todos. ¡Maldición! ¿Por qué nació? Proust busca su tiempo perdido. Casablanca se corona con un jaque. El viento estrangula a Isadora. Cuando Seis personajes buscaban autor, Dempsey ponía fuera de combate a Carpentier. ¡Adiós, Caruso! Los payasos no ríen porque llegó Benito Mussolini. ¿Cómo lo tomaron en serio? La menos civil de las guerras, cuesta a España un millón de muertos. La Muerte se soba la panza. Auschwits y la sangre de 70 millones sella mi boca. Infelices criminales borraron los sueños de Luther King y Kennedy.
Guardé en frascos perfumados a los esposos Curie, a Jacques Costeau y a Mahatma Ghandi; mientras Hitler, Stalin, Papa Doc y Pol Pot arden en su putrefacción. ¿Ves? Cuando tú y yo seamos abuelos el tiempo nos meterá en un libro, ya lo verás.
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