El vocero de la cultura del pueblo
Pedro Altamiranda, “Pedrito” para el pueblo, es sin la menor duda, uno de los ciudadanos más ilustres de este país y es, además, uno de los mejores comunicadores de la cultura de nuestro pueblo.
Hace más de 3 décadas, compuso la letra de la conocida y querida canción “Carnaval en la Central”entre un número importante de crónicas urbanas que al día de hoy siguen vigentes. Como buen visionario, “Pedrito” se adelantó al tiempo, escribió las letras de sus canciones, casi presagiando que la situación social no cambiaría a través de los años. No se puede mencionar como el más importante ninguno de sus números, porque cada uno lo sigue siendo y cobra vigencia con solo escucharlos.
Este filólogo, hombre entregado a las letras, que habla cuatro idiomas, inquieto siempre por el bienestar del pueblo, se hace inmortal a través de sus melodías creando historias sin descanso, como cuando escribió “Mi ciudad”. Allí, de manera poética, nos habla de una ciudad que el progreso ha ido mordiendo poco a poco, y que considero que es, sin duda, una de las canciones más importantes en la historia musical del país, aunque tal vez no se le ha mirado con justicia.
Igualmente, “Panameño”, que define con claridad la identidad de lo que nos asusta, como bien dice él, y que después de escucharla con detenimiento nos hace reflexionar a profundidad.
Pedro Altamiranda, a través de sus letras, ha realizado una reclama popular que igual como se recibió hace más de 20 años, con la misma vehemencia, hoy cuenta que se vive la misma miseria que plasmó en sus letras y que quedaron en la mente de los que hemos descifrado el contenido de sus canciones con un sentido social como nadie. Con las palabras al puro estilo panameño y que de pronto a algunos no les gusta escuchar, pero que indudablemente seguirán eternas en nuestras mentes, porque hablan de corrupción, de pobreza, de los panameños que viven de las esperanzas, de la mentira social que envuelve a una buena parte de la clase social que domina la sociedad panameña como lo hace en “ El Buhonero”, que no deja ningún espacio de lo que ocurre hoy en Panamá, con esta inmortal canción.
Pero también engrandece la patria en un bello homenaje titulado “Homenaje a mi Pueblo”.
Él se va contra los tabúes lingüísticos. Sostiene que puede parecer un lenguaje vulgar, el que tituló “Panañol”, pero lo verdaderamente importante es el mensaje que devela. Alzar la voz a través de sus canciones por los que no la tienen, como “El Interiorano”, en la que nos manifiesta que hace una vista impresionista al hombre del campo. En una frase de esta canción dice: “El reloj de pluma que pelea a la madrugada”, parafraseando el canto del gallo”, que no pierde espacio en sus vivencias como si hubiera convivido toda una vida con esa forma de expresión, también humilde de la que pocos gobiernos se ocupan.
Hay en las letras de Pedro una visión de futuro que siempre está en el presente, en nuestra cotidianeidad, en nuestro día a día hasta llegar a redefinir el nombre de Panamá como abundancia de peces y de ladrones.
Con la riqueza de sus letras manifiesta que son el producto de muchas lecturas y en las que no hay improvisación, todo está estructurado para enviar un mensaje social que nos lleva a una realidad cruda sin omitir que lo que escribió y continúa escribiendo sigue siendo pertinente a lo largo del tiempo, señalando que la corrupción campea en silencio a través de la vida ciudadana, que se deja notar en muchas de sus canciones.
Con su sombrero peculiar, sacado de la historia de grandes hombres como Fred Astaire, Chaplin y Sammy Davis Jr., Pedro se define como un hombre de ayer, pero contento de haber vivido esos ayeres, sin perder actualidad en ningún momento dejando un legado histórico que simplifica a nuestra manera de ser. Las canciones de Pedro deberían producir un análisis de fondo, a fin de verificar si han calado y si se quedaron para siempre en el mensaje que nos deja en cada frase.
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