segundo congreso Internacional de Críticos Literarios y Cuentistas COMIENZA ESTA SEMANA
Jaramillo Levi: ‘es un país difícil para los escritores’
- Egbert Lewis (egbert.lewis@epasa.com)
El problema no es tanto la calidad literaria, sino que son relativamente pocos los lectores de literatura nacional, hay poco apoyo editorial. Pese a los inconvenientes, hay mucha producción literaria y el cuento es un género en el que las mujeres han desempeñado un papel trascendental.


Perfil
- Enrique Jaramillo Levi. (Colón, Panamá, 1944). Poeta y cuentista, autor de más de 50 libros en todos los géneros literarios. Licenciado en Filosofía y Letras con especialización en Inglés y profesor de segunda enseñanza por la Universidad de Panamá. Maestrías en Creación Literaria y en Letras Hispanoamericanas por la Universidad de Iowa. Ha ejercido la docencia universitaria en México, Estados Unidos y Panamá.
El hecho de que las mujeres representen el 40% del caudal de escritores que han publicado libros de cuentos en los últimos años y que se constituyen en una fuerza, además de numerosa, pujante, son excusas perfectas para que expertos locales y extranjeros se sienten a estudiar y analizar la realidad que rodea la cuentística de las féminas panameñas, de antes y de ahora.
Para ello, Enrique Jaramillo Levi ha organizado un congreso de cuatro días que comenzará este lunes 6 de julio, en un esfuerzo titánico que desafía la hostilidad del medio y las limitantes que, a veces, parecen conjurarse para salir al paso a los escritores y escritoras nacionales.
¿Cuál es el propósito de esta segunda versión del Congreso Internacional de Críticos Literarios y Cuentistas?
La primera versión de este congreso en 2012 fue un éxito, tanto por la participación de cinco críticos extranjeros y 12 estudiosos nacionales, como por las sesiones en que nuestros cuentistas leían sus textos breves. Y el público respondió bastante bien. Este segundo congreso busca exaltar, específicamente, la calidad de la obra de un número considerable de mujeres cuentistas de Panamá a través de ponencias en torno a sus cuentos.
¿Qué beneficios se espera produzca este congreso para la cuentística del país?
Es bastante notorio que en los últimos 20 años ha habido un enorme auge en la cuentística de Panamá. En ese lapso han surgido al menos 150 nuevos cultores de la ficción breve, de los cuales al menos un 40% son mujeres. El hecho de estudiar algo de la obra de alguna de estas mujeres y de que los críticos extranjeros y nacionales se interesen por ellas y quieran hacerlo público es muy significativo. Permitirá sin duda un mayor interés por parte del público lector y de los mismos escritores, así como un mayor desarrollo literario.
¿Porqué esta vez se hará énfasis en la cuentística femenina?
Porque en estos momentos es muy pujante y numerosa. De alta calidad. Y hay de todas las edades, profesiones, estilos y visión de mundo. Desde figuras como Moravia Ochoa, Rosa María Britton, Consuelo Tomás y Giovanna Benedetti, hasta gente más reciente como Melanie Taylor, Alondra Badano, Lucy Cristina Chau, Lissete Lanuza Sáenz, Sonia Ehlers, Lupita Quirós Athanasiadis, Isabel Herrera de Taylor, Klenya Morales de Bárcenas, Yolanda Hackshaw, Aida Judith González Castrellón, Isabel Burgos, Annabel Miguelena, Maribel Wang González, Cheri Lewis, entre otras
El tema abarca 54 años (1960-2014).
¿Existe es tan vasto el caudal de la cuentística femenina del país o resulta tan reducido que permite abordarlo fácilmente en media semana?
La mayor parte de esa producción cuentística está concentrada entre 1980 y la actualidad. Pero había que comenzar con las fundadoras: Moravia Ochoa y Bertalicia Peralta. Por supuesto, lamentablemente muchas autoras y obras se quedarán fuera de los análisis por falta de tiempo, pero esta actividad busca ser apenas un incentivo, no una cátedra. Además, cada estudioso elige sobre quién quiere reflexionar.
Como estudioso de la materia, ¿en cuánto ha retrocedido o avanzado la cuentística femenina en Panamá?
En nada ha retrocedido. Ha avanzado enormemente. Hay una gran variedad de estilos, temas, actitudes. Hay gran desenfado y libertad creativa. Ya no se siguen modas ni escuelas ni movimientos ni ideologías. Cada quien escribe a su modo y de manera artística. Tan es así, que en la X Feria Internacional del Libro, en agosto, la editorial Foro/taller Sagitario Ediciones dará a conocer Escenarios y provocaciones (Mujeres cuentistas de Panamá y México: 1980-2014), una importante y voluminosa antología en que aparecen cuentos de 15 panameñas y 15 mexicanas, seleccionadas y prologadas, respectivamente, por Carolina Fonseca (venezolana radicada en Panamá) y Mónica Lavín (mexicana). Tres de las mexicanas vendrán a Panamá a presentar este libro con las panameñas, ellas son: Mónica Lavín, Rosa Beltrán y Paola Tinoco. Esto le dará una enorme proyección a la cuentística femenina nacional. Y trataremos de que haya una segunda edición en una editorial de México.
Figuras puede que hayan muchas, como en efecto las hay, pero ¿A quién usted escogería como el símbolo de esa cuentística fenemina?
No hay ninguna que pueda considerársele símbolo de nada. Cada cual hace a su modo su trabajo y lo hace bien. Ya mencioné a algunas. El problema en este país no es tanto la calidad literaria, sino que son relativamente pocos los lectores de literatura nacional, hay poco apoyo editorial.
¿Cuentan ellos (los críticos visitantes) con algún conocimiento previo sobre la historia de los cuentos y las cuentistas panameñas?
He logrado, como promotor cultural y organizador del congreso, que un buen número de cuentistas nacionales les manden a los críticos extranjeros sus libros, ya sea en papel o electrónicamente. Así es que ellos vienen preparados.
¿A su juicio, qué falta por hacer en el país en cuanto a la cuentística, independientemente del género o de quien los escriba?
Que el Inac empiece a publicar libros meritorios, aparte de los que ganan en Premio Miró. Es ridículo que teniendo imprenta propia, la UTP publique 10 veces más libros de autores panameños al año que el Inac. Tampoco la Universidad de Panamá publica literatura nacional. La UTP apoya mucho con su diplomado en Creación Literaria desde 2001, sus premios literarios y sus publicaciones, así como en las páginas de la revista “Maga” ha hecho una enorme labor. Y, claro, falta más dedicación, autocrítica.
¿Recomendaría más talleres a los cuentistas y por qué?
Definitivamente, y se está haciendo. De algunos de estos talleres los de Carlos Wynter, Carlos Fong, los míos, y del Diplomado en Creación Literaria de la UTP han salido cuentistas importantes en años recientes. Algunos ejemplos: Gonzalo Menéndez González, Isabel Herrera de Taylor, Lupita Quirós Athanasiadis, Lissete Lanuza Sáenz… Y en novela: el ganador del Premio Miró del año pasado: Dimitrios Gianareas. Los buenos talleres son importantes para que el escritor en ciernes escuche lo que piensan los demás sobre cómo escribe, participe en la discusión sobre su obra, y eso a la larga lleva a la autocrítica.
Hagamos un poco de autocrítica, ¿es cierto que en los últimos años se han publicado muchos libros, pero realmente eso hace de sus autores escritores?
Hace de ellos noveles escritores que en algún momento sienten la necesidad de darse a conocer. Antes, por supuesto, debe darle a leer su obra a gente conocedora, y aceptar críticas.
Hay muchos casos de personas que publican un “librito” y después se pierden, ¿Estos desertores pueden incluirse ente aquellos que publican un libro para cumplir con un deber durante su existencia, o perdieron el interés ante las reducidas oportunidades editoriales serias e importantes que hay en el país?
De todo hay en la viña del Señor. Algunos se pierden después teniendo talento, y uno nunca llega a saber por qué. Es el caso de Boris Zachrisson, con su único libro “La casa de los ladrillos rojos y otros cuentos”, que es muy bueno. Otros no pueden autopublicarse a falta de auténticas editoriales nacionales; otros más se distraen en los laureles, o se dedican a algo más “productivo”. Este es un país difícil para los escritores.
Entonces, ¿hay que hacer más talleres o congresos o qué?
Hay que hacer más de todo, al mismo tiempo: talleres, congresos, cursos, concursos, editoriales. Por supuesto, hay que leer mucho, y de todo. Un escritor no puede tocar la flauta por casualidad, debe tener talento innato y luego pulirse, perfeccionarse al máximo. No hay otro camino. Es increíble que en todos estos años la Universidad de Panamá no tenga una carrera de Letras. Lo único afín es estudiar para profesor de Español.
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