La inesperada caída de “Las Cumbres”
- Jaime Massot
Llegar a la ciudad en 10 minutos, escalar el Cerro El Peñón, jugar volleyball, béisbol o fútbol contra Villa Parque Polideportivo, ver conciertos en el Club Campestre o pescar camarones y sardinas en el río Las Lajas es mucho pedir; pero soñar no cuesta nada.
Después del Hotel Avalón, por la calle Sergio González Ruiz, frente a la entrada Gonzalillo, hasta final con calle Cañita.
Así se describe la forma de llegar a un barrio que, debido al desarrollo desenfrenado y no planificado de la ciudad y sus alrededores, ha quedado aislado como un bosque remanente entre urbanizaciones que crecen día a día.
Todavía quedan los recuerdos cuando los residentes de este proyecto de amplios terrenos y casas, iniciado en los años 50 por la Compañía Martinz, portaban en sus vehículos una placa delantera que decía: "Las Cumbres: Bello, Fresco y Tranquilo".
Aún cuando Las Cumbres se resiste a las tentaciones del mercado inmobiliario, es poco el movimiento de compra y venta que se realiza y reflejo de esto, son la cantidad de letreros de "Se Vende", que tienen años de exhibirse en lo que fue "una urbanización jardín". Sus años de gloria se vieron empañados cuando el Club Social que existía, se convirtió en un Club Ecuestre, para luego ser embargado por la CSS. Su estado actual, casi de abandono.
Luego de esto, los proyectos residenciales "de cientos de casitas" llenaron todos los terrenos baldíos planos y otro duro golpe se recibió al cerrarse "El Lago", debido al desmejoramiento de la calidad de sus aguas (coliformes fecales) y la proliferación de algas.
Los paseos en bote, la pesca de sargentos, las reuniones de la juventud los fines de semana o el sólo asolearse en la playa artificial son memorias que han quedado en los álbumes de fotos de quienes ahí se reunían. Por suerte y a diferencia de Calle Abajo de Las Cumbres, la mayoría de las propiedades de Calle Arriba están ubicadas en terrenos quebrados con grandes barrancos o se encuentran en calles sin salida y poco transitadas.
La casa del Doctor Juan José Massot fue una de las primeras en nacer en la calle Sergio González, a inicios de 1960, y esta se pobló rápidamente con grandes personalidades como arqueólogos e historiadores (Reina Torres y Amado Araúz), doctores (Carvajal, López, etc.), industriales, comerciantes o artistas (Pascual, Handal y Mallol), y un sinnúmero de excelentes familias y vecinos (Jaén, Manfredo, de Sedas, Sanders, Selles, Lowe, Arjona, Millán, Vallarino, de Ycaza, etc.)
Queda mucha esperanza por delante y muchos de los que nos fuimos empezamos a volver, quizás para rescatar algo de lo perdido o verlo renacer.
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