Tumpapire
Los que se van, se quedan
- Héctor Collado (Escritor )
La vida se hace de amor, el amor nos hace regresar cada vez a la fuente, la fuente de la vida es dios.
Cuando los parientes o los amigos nos dejan, se abre un espacio, que no necesariamente es vacío, en nuestras vidas. Dependemos de esa emoción sin alias que nos vulnera… Allí se instala para siempre el nombre del caído, sus memorias, sus errores, sus aciertos, las alegrías y las tristezas en común. A los que nos quedamos, a esperar por nuestra hora, nos toca tomar lo mejor de esa vida, que ya cumplió, que ya no es, para hacer de nuestras vidas un mejor lugar donde pueda regresar sin pedir permiso el recuerdo, los recuerdos del que se ha ido. El ausente, aunque no sea un consuelo realmente, estuvo con nosotros el tiempo suficiente para que podamos decir que su vida fue plena. Recibió lo que tenía que recibir y ofreció lo que tenía que ofrecer según lo que el Señor designó para su tránsito por el mundo. Aun, a pesar de tus dudas, ¡créelo! Los recuerdos son historias pequeñas que flotan en la mente, vienen desde la infancia y abarcan hasta la madurez. Están hechos de sentimientos, emociones y estremecimientos. Algunos pueden doler, pero son nuestros y nada ni nadie puede moverlos. Buscar culpables, obligarse a perdonar o a perdonarte, es ocioso. Si hiciste lo suficiente, si estuviste cuanto era necesario eso es todo. Recordar la casa, las cosas de la casa, esos espacios que, de niños, se nos antojaban enormes, y que con los años se han vuelto momentos, fotografías mentales, diminutos instantes de alegría que si los juntamos hacemos una sola risa. Espacios que de mayor nos resultan ajenos, lejanos porque falta algo, alguien. En el templo uno mira la flor, la tumba, el cielo y un susurro como un abrazo del viento desciende o sube desde la tierra cálida para decir: Estás aquí, si estás bien, estoy bien… El consuelo, la oración, las condolencias son voces que liberan, las recibo, las ofrezco con la fe de quien se ha ido se ha ido de verás a mejor vivir… La vida se hace de amor, el amor nos hace regresar cada vez a la fuente, la fuente de la vida es dios. A Él nos debemos y a Él regresamos a devolver el polvo cansado de nuestra vida. Lo que se va se irá con el viento se desvanecerá con el tiempo, lo que se queda es lo verdaderamente importante recuerdos, objetos, frases, sabores, olores que evocaran esa vida. Y “los me acuerdos” te sorprenderán un día cualquiera, cuando menos lo esperas. De eso se trata. Cada uno que se va no necesariamente es uno menos en la familia, más bien es uno más para el día a día.
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