Soy fanático de los rieles

Ningún transporte en el mundo es más económico que el tren. Todavía el hombre no ha inventado uno más eficiente. Es algo que ni los más fanáticos pueden discutir, es una verdad de a puño tal como diría el bien recordado hombre del tiempo Tuñón Herazo. ¿Por qué es así? Elemental, What-son, es cuestión de fricción: la superficie de contacto de los rieles contra la de las llantas, sumado a una trayectora casi perfectamente horizontal, sin subidas, ni bajadas, ni boletas ni mujeres con querubines esperando “el diario” en las paradas. ¿Captas la imagen o necesitas fotos y planos? Mantenimiento de vías? La comparación daría lástima-lágrima. Mire los efectos de los buses y camiones en las carreteras. ¿Y las vías férreas? Muertas de risa. Por otro lado, ¿ha tenido usted la curiosidad de ver a un tren de la Panama Railroad (no sé por qué todavía ese nombre en inglés) arrastrando cincuenta vagones de carga? Nada más piense en el consumo de diesel de las cincuenta mulas que deben arrastrar esos vagones, el desgaste de sus llantas, el salario y la valiosa honestidad y destreza del caminonero para poder entregar su carga sin robos y sin accidentes; la descarga de CO2 a la atmósfera que se produce por kilómetro recorrido (sin contar los tranques). Hablo de un tren cualquiera. Incluyendo el Metro de Panamá: mil contra cero. Y ahora nos quedamos con el Metro. Tiene 13 cortas paradas, ¿cuántas tiene un bus? Y hablando de consumo, consulté Ferropedia, Enciclopedia del ferrocarril y dicen con mucha seriedad que el consumo equivalente en lt. de gasolina por pasajero X 100 kms., con ocupación media real de 21%  es, para el autobús de 2,71 litros y para el Metro, 1,71 litros.