El ocaso de las maquiladoras
Publicado 2003/07/26 23:00:00
- REDACCIÓN
La globalización de la economía ha asestado un duro golpe a las maquiladoras, industria que floreció hace más de tres décadas en ciudades y pueblos mexicanos fronterizos con EU, según un informe del Congreso de EU.
A su decadencia también han contribuido la apreciación del peso mexicano, los cambios tributarios en ese país y la pérdida de beneficios arancelarios como resultado de la aplicación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), señaló un informe de la Oficina General de Contabilidad (GAO, siglas en inglés), el brazo investigador del Congreso de EU.
En general, las maquiladoras son pequeñas plantas de ensamblaje instaladas por empresas de países industrializados para aprovechar la mano de obra barata mexicana.
Su funcionamiento fue autorizado por el Gobierno de México en 1965 para atraer la inversión externa y crear fuentes de desarrollo y plazas de trabajo para las zonas mexicanas fronterizas más atrasadas.
Instaladas en la frontera para facilitar el transporte de los productos terminados, las maquiladoras se convirtieron en polos de desarrollo, aunque no lograron impedir la migración mexicana hacia el territorio estadounidense.
Criticadas por algunos sectores que las considera como operaciones de trabajo esclavista, su florecimiento comenzó en los primeros años del decenio de 1970 y su apogeo contribuyó a mejorar la situación económica de muchos pueblos fronterizos mexicanos y también estadounidenses.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en el 2001 de una exportación estadounidense de 114,000 millones de dólares a México, un 40 por ciento tenía una vinculación con las maquiladoras.
A su decadencia también han contribuido la apreciación del peso mexicano, los cambios tributarios en ese país y la pérdida de beneficios arancelarios como resultado de la aplicación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), señaló un informe de la Oficina General de Contabilidad (GAO, siglas en inglés), el brazo investigador del Congreso de EU.
En general, las maquiladoras son pequeñas plantas de ensamblaje instaladas por empresas de países industrializados para aprovechar la mano de obra barata mexicana.
Su funcionamiento fue autorizado por el Gobierno de México en 1965 para atraer la inversión externa y crear fuentes de desarrollo y plazas de trabajo para las zonas mexicanas fronterizas más atrasadas.
Instaladas en la frontera para facilitar el transporte de los productos terminados, las maquiladoras se convirtieron en polos de desarrollo, aunque no lograron impedir la migración mexicana hacia el territorio estadounidense.
Criticadas por algunos sectores que las considera como operaciones de trabajo esclavista, su florecimiento comenzó en los primeros años del decenio de 1970 y su apogeo contribuyó a mejorar la situación económica de muchos pueblos fronterizos mexicanos y también estadounidenses.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en el 2001 de una exportación estadounidense de 114,000 millones de dólares a México, un 40 por ciento tenía una vinculación con las maquiladoras.
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