economia
Ingenios a punto de colapsar
Ricardo González J. - Publicado:
La drástica reducción de aranceles efectuada de un día para otro y sin razón aparente por el expresidente Ernesto Pérez Balladares terminó de manera repentina con los productores de papa, cebolla, tomate, maíz, sorgo, los salineros y ahora amenaza acabar con la industria azucarera del país y dejar sin sustento directo a más de 20 mil familias panameñas procedentes de los sectores más pobres y humildes del interior de la República.De acuerdo a Gonzalo Pérez, gerente administrativo del Ingenio Santa Rosa, el problema de las azucareras se origina cuando la pasada administración decide bajar el arancel de importación del azúcar, el que pasó en un instante de un 160% a un 15%, a pesar de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) permitía una reducción gradual, la cual en estos momentos habría fijado el arancel de este rubro en un 90%.Agregó que a las pocas semanas de esta fatal decisión, la industria azucarera le manifestó al Gobierno, por medio de la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor (CLICAC), que con un arancel del 15% se produciría una gran cantidad de importaciones que ingresarían al país bajo la figura del "dumping", que se da cuando un rubro se vende a otra nación con precios inferiores a los que tiene en su país de origen, lo que efectivamente sucedió.Ante esta situación y supuestamente para tratar de defender a los ingenios locales, la CLICAC aprobó la implementación de una "banda de precios", que buscaba impedir que se importara azúcar con "dumping".Sin embargo, la medida resultó demasiado técnica, lenta y engorrosa, ya que se suponía investigar las facturas de los embarques y comprobar que efectivamente ese era el precio del país de origen, lo que tomaba demasiado tiempo y muchas veces era infructuoso, dado que las facturas se podían alterar con facilidad.Como si fuera poco lo del "dumping", dijo Pérez, los ingenios locales deben competir en precios con esta azúcar importada, que muchas veces no es de primera calidad, por lo que se puede adquirir a un menor costo; no obstante el consumidor nunca se llega a enterar de esta situación y la sigue comprando como si se tratara de azúcar de primera.Recalcó que para empeorar la situación de las azucareras, la cuota de exportación hacia Estados Unidos se ha visto reducida, porque antes las ventas se dividían entre los ingenios Santa Rosa, La Estrella, La Victoria y Alanje, pero a estos últimos, por ser compañías estatales, se los contaba como si se tratara de una sola empresa, lo que significa que en la práctica la cuota se compartía entre tres.Pero al ser privatizados tanto La Victoria como Alanje, ahora son consideradas compañías independientes, por lo que en estos momentos la cuota se tiene que dividir entre cuatro, reduciéndose el porcentaje de participación de cada una de un 36% a un 25%.INGENIO SEPULTADO EN AZUCARPérez sostuvo que todos estos contratiempos, que se han presentado casi de forma consecutiva, han ocasionado con el correr de los meses que tanto las ventas locales como las destinadas para la exportación se vean seriamente afectadas, no sólo en el Ingenio Santa Rosa, sino también en los otros tres ingenios que operan en el país.Explicó que en los ocho meses que han transcurrido del año, solamente el Ingenio Santa Rosa ha vendido unos 40 mil quintales menos de azúcar en comparación al mismo período del año pasado, situación que empeora semana a semana.Enfatizó que "el Ingenio Santa Rosa se encuentra literalmente sepultado en azúcar" y según le revelaron los directivos de la empresa todavía mantienen en bodegas el 53% de la producción de azúcar "refinada" lograda en la zafra de 1999.Con el azúcar "cruda" la situación es más crítica aún, ya que todavía se encuentra almacenada cerca del 61% de la producción de este año.El ejecutivo explicó que para que las personas tengan una idea de lo que estos porcentajes significan, con esta cantidad de producto el ingenio está en la capacidad de cubrir las necesidades de azúcar "refinada" del mercado local hasta junio del año 2000, eso sin contar la próxima cosecha.Por su parte, de azúcar "cruda", que se destina principalmente a la exportación, y de la que todavía se mantiene almacenada el 61% de la producción, la situación es más preocupante, dado que no habrá oportunidad de realizar otra venta al extranjero hasta abril del año 2000.A ello hay que agregarle que las exportaciones al mercado preferencial de Estados Unidos deberán reducirse a consecuencia del superávit registrado en el inventario mundial.Recalcó que si la industria azucarera no recibe el apoyo del Gobierno y no se realiza un aumento en los aranceles de importación, desde el punto de vista matemático, el ingenio no tendrá la necesidad de realizar una nueva zafra en enero del 2000 para producir más azúcar, lo que privará de sustento a las 20 mil familias que dependen del sector.Manifestó que esta revisión de aranceles es sumamente necesaria para darle un respiro a las azucareras, debido a que la acumulación de producto en los ingenios no es más que el resultado de las importaciones que realizan en la actualidad sus antiguos clientes y otro sin número de detallistas, a los que les resulta más conveniente y hasta económico, adquirir azúcar en cualquier parte del mundo, por lo bajo que se encuentra el arancel de importación.Visiblemente preocupado, el joven ejecutivo señaló que debido a la rebaja del arancel de importación algunos de sus mejores clientes, entre los que se encuentran industrias fabricantes de refresco, helados y golosinas, que antes promediaban una compra de 10 mil quintales de azúcar por mes, actualmente sólo adquieren 1,000, y algunas ya les han anunciado que no comprarán más producto, porque les resulta mejor realizar importaciones directas.Pérez, quien dijo que hablaba en nombre de la industria azucarera en general, le pidió a la presidenta Mireya Moscoso que no deje desaparecer esta importante actividad y que los aranceles se establezcan en los límites fijados por la OMC, sobre todo porque con la legislación vigente toma mucho tiempo lograr detener cualquier importación ilegal o desleal.Según los informes, el Ingenio Santa Rosa, que fue fundado en 1911 y es el pionero en la elaboración de azúcar en Panamá, mantiene una planilla permanente de unos 800 trabajadores, cifra que aumenta hasta 4 mil en la época de zafra, cuando se contratan miles de obreros eventuales, procedentes de las provincias de Coclé, Veraguas, Los Santos, Herrera y de lugares tan lejanos como Bocas del Toro y Chiriquí.Según Pérez, de no cambiar la situación y no efectuarse la zafra para el próximo año, no sólo se verá afectada directamente esta gran cantidad de personas, en su mayoría campesinos humildes e indígenas, sino también decenas de productores independientes que le venden caña al ingenio.PREOCUPACION INVADE A TRABAJADORESLa difícil situación por la que atraviesan los ingenios no ha pasado inadvertida por los trabajadores, quienes notan diariamente que las bodegas de almacenamiento de azúcar siguen igual de llenas que hace ocho meses.Para Jorge Mendieta, secretario general del Sindicato Industrial de Trabajadores del Azúcar (SITADA), existe una profunda preocupación entre el gremio por las importaciones excesivas, porque no hay que ser un profeta para saber que esto tarde o temprano se traducirá en una reducción de la mano de obra.El sindicalista recalcó que los efectos negativos de la rebaja de aranceles han aumentado de forma continua, ya que ha permitido la entrada de azúcar de otros países, poniendo en peligro la producción nacional y sus efectos se han empezado a sentir en la contratación de trabajadores, especialmente en las provincias de Coclé y Veraguas.Mendieta señaló que la actividad azucarera absorbe grandes cantidades de mano de obra en distritos donde es notoria la pobreza y la extrema pobreza, como lo son La Pintada, Las Palmas, Calobre, Santa Fe, Cañazas y San Francisco, cuyas comunidades dependen básicamente del trabajo en los ingenios.Igualmente, acotó, que hay que tomar en cuenta a los productores independientes de caña y el personal que labora con ellos, así como de los transportistas, grupo que también será afectado con la disminución productiva de la industria.Según Mendieta, a pesar de que en el Ingenio Santa Rosa, donde el SITADA tiene su base, no se han producido despidos, es lógico pensar que a muy corto plazo se dará esta situación por efecto de la sustancial reducción de las temporadas de cultivo, cosecha y producción.Enfatizó que lógicamente esto derivará en una menor demanda de obreros, con las lógicas consecuencias económicas y sociales que sufrirá la clase trabajadora y esencialmente los trabajadores agrícolas.El sindicalista indicó que ya es obvio entre los empleados que las empresas azucareras no están desarrollando proyectos de mejoras y expansión y al mismo tiempo han dejado de cultivar una significativa cantidad de hectáreas, lo que se ha traducido en una menor contratación de mano de obra, tanto en el área industrial como en las labores de campo.