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Similitudes sorprendentes entre AMLO y Bolsonaro
A los dos hombres les desagradan las organizaciones no gubernamentales, a las cuales consideran entrometidas.
- Actualizado: 19/12/2019 - 11:10 am
De acuerdo con todas las apariencias, son polos opuestos y enemigos. Jair Bolsonaro, de Brasil, es un grosero excapitán del Ejército de extrema derecha. Andrés Manuel López Obrador, de México, es aspirante a revolucionario de la izquierda.
Bolsonaro apela a lo peor de los brasileños, con sus diatribas en contra de las mujeres y las personas gays, su racismo casual y su afición por las armas y la tala de árboles en la Amazonia.
López Obrador (conocido como AMLO) invoca el noble propósito de hacer un México más justo. Sin embargo, a pesar de todas sus diferencias, los dos presidentes más importantes de América Latina tienen un parecido sorprendente en muchos aspectos.
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Después de estar casi un año en el cargo, cada uno enfrenta dificultades.
Bolsonaro idolatra la dictadura militar de Brasil de 1964 a 1985. AMLO, quien remarca que es un demócrata, cree que todo era mejor en México antes de que hubiera un giro hacia el "neoliberalismo" en la década de 1980.
Ambos son nacionalistas y creyentes, han insertado la religión en el discurso político de Estados que hasta ahora eran seculares.
Bolsonaro, un protestante pentecostal, hizo campaña con el lema "Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos". De manera implícita, AMLO se compara con Cristo, quien fue "sacrificado… por defender a los pobres".
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Los dos abogan por los valores familiares tradicionales, aunque ven diferentes amenazas en contra de ellos: la corrección política de izquierda en el caso de Bolsonaro, el neoliberalismo para AMLO.
Aunque Bolsonaro, cuyo Gabinete está lleno de oficiales, depende de una manera más evidente de la ayuda del Ejército, AMLO también ha apoyado el papel de las Fuerzas Armadas. Lo llamó "el pueblo, en uniforme", y puso a un general retirado a cargo de la Guardia Nacional.
Ninguno de los dos respeta mucho la separación de poderes. Durante la campaña de elección de Bolsonaro, uno de sus hijos, Eduardo, declaró que solo se necesitaría "un soldado y un cabo" para cerrar la Suprema Corte.
Tanto Eduardo como Paulo Guedes, el ministro de Economía, han reflexionado sobre resucitar el A1-5, un decreto conforme el cual la dictadura suspendía las libertades y purgaba el Congreso.
En México, el gobierno de AMLO intimidó a un juez de la Suprema Corte para que renunciara. Sus críticos temen que tome el control de la autoridad electoral cuando se elijan nuevos miembros el próximo año.
A los dos hombres les desagradan las organizaciones no gubernamentales, a las cuales consideran entrometidas. Bolsonaro ha hecho declaraciones absurdas al decir que las ONG (y el actor de cine Leonardo DiCaprio) estaban detrás de los incendios en la Amazonia. AMLO canceló el financiamiento de organizaciones que ofrecen cuidado infantil y combaten el tráfico de personas.
En el tema del crimen, a Bolsonaro se le puede culpar por un aumento en los asesinatos perpetrados por la policía, una situación que ha alentado. Se le puede atribuir poco del crédito por una caída drástica en el número total de homicidios este año.
AMLO tiene incluso menos de que jactarse: en México, la tasa de homicidios aumenta, y hay masacres de bandas de narcotraficantes casi cada mes. Su política de "abrazos, no balazos", con la cual ayuda a jóvenes desempleados, no parece estar funcionando.
Lo que une a estos presidentes, que en apariencia se oponen, es que los dos son populistas. En términos de popularidad, AMLO es el ganador. Su índice de aprobación es de un 68% en comparación con el 42% de Bolsonaro. ¿Cuánto tiempo durará esta situación?
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