¡Toxinas eliminadas!
- Diosy Rodríguez
- /
- dirodriguez@epasa.com
- /
- diosy06
Las fiestas son sinónimo de excesos. Las grasas, las proteínas, los dulces o el alcohol han alterado tu funcionamiento...

Está de moda y tiene beneficios para la salud, pero la dieta contiene factores que debes tomar en cuenta.
Las fiestas son sinónimo de excesos. Las grasas, las proteínas, los dulces o el alcohol han alterado tu funcionamiento interno.
Los expertos en la materia recomiendan volver a la normalidad sin hacer dietas drásticas, pues sí existen fórmulas saludables para depurar el organismo.
Según Natalia Lopera, especialista en nutrición, hacer detox es una de las maneras mas rápidas, seguras y naturales que existen para limpiar. "Es muy común después de hacer una ingesta bastante alta en grasas, comida procesa, comida rápida, conocida como fast food, la cena navideña... Estas tienden a estar muy cargadas de alimentos como el sodio, grasas saturadas y enlatados", destacó Lopera.
Adicionalmente a esto le suma las bebidas alcohólicas, cigarrillo, trasnocho, entre otros factores que afectan el sistema. "Lo recomendable es iniciar el primer día, ya que todos los cuerpos reaccionan diferente, pero si la persona es bastante saludable y es regular el consumo de jugos detox, puede depurar su cuerpo hasta tres días o una semana y, adicionalmente, hacer un detox una vez a la semana o de mantenimiento, como una vez al mes", contó la especialista.
¿Quiénes pueden hacerlo?
Quienes busquen restablecer algunos de sus hábitos alimenticios.
Para hacer el detox necesitamos descansar de ciertos alimentos: carne, huevo, maíz, gluten, azúcar refinada, cafeína, soya, productos procesados y, por supuesto, el alcohol.
"Lo mejor es hacerlo bajo la supervisión o guía de un experto, además de que los resultados son más satisfactorios (no se recomienda en personas embarazadas, lactantes y con problemas severos de salud.)", contó la experta.
Con esta dieta se consigue ganar muy poco peso a pesar de los excesos gastronómicos en la Navidad.
Desventajas
Después del primer sorbo. Las señales de hambre que envía tu cerebro son respondidas con una oleada de azúcar procedente de la fruta (y no, sustituirlas solo por verduras tampoco es una buena idea). Esta reacción obliga al páncreas a segregar insulina, que es la responsable de transportar el azúcar (en forma de glucosa en tu sangre) a las células.
Después de 30 minutos. Mientras tus células absorben la glucosa, tu nivel de azúcar en sangre empieza a venirse abajo. Puede que comiences a sentirte mareada. Mientras tanto, debido a la falta de calorías, tu cuerpo se ve privado de glucógeno, una fuente de energía rápida que se almacena en los músculos y en el hígado.
Después de dos días. Con cada sorbo de zumo, tus niveles de insulina se disparan, para luego estrellarse. Tus reservas de glucógeno hace tiempo que se extinguieron, dejando tu despensa vacía (y, con ello, una sensación de debilidad). Desde que empezaste a tomar aproximadamente la mitad de las calorías que necesitas, tu cuerpo recurre a dos fuentes de energía: los triglicéridos, un tipo de combustible almacenado a modo de grasa (¡viva!) y las proteínas, sacadas directamente de tus músculos (¡ups!). Por eso empiezas a perder masa muscular, incluso, aunque estés haciendo ejercicio cada día.
Después de tres días. Tu cerebro no está nada contento. Ha entrado en un modo de inanición y ahora engulle cetonas, una energía que procede de la quema de grasas. Las cetonas funcionan, pero son algo así como una gasolina de mala calidad; como resultado, lo más probable es que te sientas desconcentrada e irritable. Tu cerebro también acusa la falta de aminoácidos, que son básicos para los neurotransmisores y mantienen estable tu estado de ánimo.
Si eres propensa a las depresiones, casi seguro que a estas alturas te sientes triste.
Las proteínas de tus músculos se descomponen en amoniaco y ácido úrico, elementos nada recomendables en tu torrente sanguíneo. Ahora, tus riñones trabajan a destajo para desintoxicarte de tu particular 'desintoxicación'. Permanece cerca del lavabo: el alto porcentaje de carbohidratos del zumo causa la entrada de mucha agua en tus intestinos. Ese extra de líquido en tu vientre te provocará diarrea.
Después de cuatro días. Sin comida que digerir, tu intestino se siente ignorado. Las pequeñas vellosidades que lo cubren (para convertir la comida en alimento para la sangre) empiezan a atrofiarse. Puede que tu diarrea empeore, acercándote cada vez más a la deshidratación… y por ahí se va el atractivo tono rosado de tus mejillas.
Después de ocho días. ¡Comida sólida al fin! Pero… has perdido músculo. Incluso si recuperas tus hábitos alimenticios normales, ahora tienes menos masa muscular para quemar esas calorías, de manera que lo más seguro es que se transformen en grasa. Y ahí es cuando hace acto de aparición el temido efecto yo-yó de estas estrictas dietas.
La desproporción entre grasa y masa muscular altera el metabolismo y consigue que las calorías sean mucho más difíciles de quemar.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.