Egipto no presta las Pirámides ni para un sello
Publicado 2007/06/04 23:00:00
- Massachusetts
Egipto no quiere ver mezcladas las Pirámides de Guiza con las Nuevas Siete Maravillas, ni siquiera de forma "honoraria", y por eso ha prohibido a la Dirección de Correos de Portugal que emita un sello conmemorativo.
El Consejo Supremo de Antigüedades (CSA), dirigido por el famoso Zahi Hawas, el hombre que hace y deshace todo lo referente a la arqueología faraónica, puso el grito en el cielo cuando se enteró de que CTT-Correios de Portugal quería homenajear a las Pirámides.
El motivo del homenaje: que son la única de las antiguas siete maravillas que sigue en pie.
Por eso la compañía postal portuguesa, con ocasión de la proclamación de las Nuevas Siete Maravillas el próximo 7 de julio en Lisboa, quería rendir tributo al monumento más visitado de África.
Hawas ha emitido un comunicado en el que recuerda que el Consejo "rechaza totalmente cualquier intento de abusar de las Pirámides, la maravilla de las maravillas y la única de las antiguas que todavía sigue en pie, ya sea poniéndolas en un sello o incluyéndolas en un concurso que tiene fines comerciales y que no sigue ninguna norma científica".
Según Hawas, su institución ha comunicado su respuesta en una carta que envió al Ministerio de Exteriores portugués.
En esa misiva, Egipto responsabiliza, además, a Correos de Portugal de los costos económicos y morales que pudieran derivarse en el caso de que pusieran las Pirámides en el polémico sello.
Y es que a Egipto la iniciativa de buscar Siete Nuevas Maravillas se le ha atragantado desde un principio.
La lógica egipcia tras este rechazo es que no es justo mezclar las Pirámides con productos tan modernos como la Estatua de la Libertad o la Torre Eiffel que también están en votación, y que el favor popular no puede ser el que decida la lista de las nuevas maravillas.
Uno tras otro, los responsables egipcios critican la ausencia de científicos o artistas en esa iniciativa, descalificando así su carácter democrático. Cuando el promotor principal de la iniciativa, el canadiense Bernard Weber, visitó Egipto, la acogida que recibió fue glacial: se le negaron todos los espacios públicos donde pensaba exponer su iniciativa y se le hizo comprender el malestar egipcio.
El Consejo Supremo de Antigüedades (CSA), dirigido por el famoso Zahi Hawas, el hombre que hace y deshace todo lo referente a la arqueología faraónica, puso el grito en el cielo cuando se enteró de que CTT-Correios de Portugal quería homenajear a las Pirámides.
El motivo del homenaje: que son la única de las antiguas siete maravillas que sigue en pie.
Por eso la compañía postal portuguesa, con ocasión de la proclamación de las Nuevas Siete Maravillas el próximo 7 de julio en Lisboa, quería rendir tributo al monumento más visitado de África.
Hawas ha emitido un comunicado en el que recuerda que el Consejo "rechaza totalmente cualquier intento de abusar de las Pirámides, la maravilla de las maravillas y la única de las antiguas que todavía sigue en pie, ya sea poniéndolas en un sello o incluyéndolas en un concurso que tiene fines comerciales y que no sigue ninguna norma científica".
Según Hawas, su institución ha comunicado su respuesta en una carta que envió al Ministerio de Exteriores portugués.
En esa misiva, Egipto responsabiliza, además, a Correos de Portugal de los costos económicos y morales que pudieran derivarse en el caso de que pusieran las Pirámides en el polémico sello.
Y es que a Egipto la iniciativa de buscar Siete Nuevas Maravillas se le ha atragantado desde un principio.
La lógica egipcia tras este rechazo es que no es justo mezclar las Pirámides con productos tan modernos como la Estatua de la Libertad o la Torre Eiffel que también están en votación, y que el favor popular no puede ser el que decida la lista de las nuevas maravillas.
Uno tras otro, los responsables egipcios critican la ausencia de científicos o artistas en esa iniciativa, descalificando así su carácter democrático. Cuando el promotor principal de la iniciativa, el canadiense Bernard Weber, visitó Egipto, la acogida que recibió fue glacial: se le negaron todos los espacios públicos donde pensaba exponer su iniciativa y se le hizo comprender el malestar egipcio.
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