Para el amor clandestino no hay hoteles
Publicado 2007/10/02 23:00:00
- Massachusetts
Han prohibido a las mujeres alojarse en pensiones sin la compaña de su esposo.
EN EGIPTO el amor clandestino ya no cabe en los hoteles. Ni siquiera en los de cero estrellas.
Antes refugio de mujeres solteras en busca de clientes, las históricas pensiones conocidas como "locandas" han sucumbido al puritanismo que reina en Egipto y ya no aceptan reservas de mujeres solas, y menos acompañadas por quien no sea un familiar.
Las pensiones de la ruidosa calle de Clod Beik, en el corazón de la capital y antaño refugio de todo lo que se encontraba de paso en El Cairo, incluido el amor, ya sólo aceptan a hombres, que además no pueden ser vecinos de la capital.
"Hace sólo dos años, las mujeres solían venir aquí por la noche para fumar shisha (pipa de agua) y pescar hombres, pero ahora ya no reservamos habitaciones para chicas solas para evitar problemas", comenta resignado Sheij Metwali, recepcionista de Locanda Esplendid, cuyo edifico data de hace más de cien años.
"Sólo si ellas vienen con sus esposos o sus hermanos, y tienen una documentación que acredite su relación familiar con los hombres, les dejamos dormir en la pensión", destacó Metwali, que se siente orgulloso de que, a sus 65 años, ya puede distinguir entre un cliente respetable y otro sospechoso.
Sheij Metwali tampoco da cobijo a hombres si duda de que "pueden estar buscando un lugar para dormir con una mujer".
En la Locanda Esplendid, que pertenecía hace sesenta años a una griega, no dejan de entrar y salir hombres vestidos en "galabiya" (la túnica campesina), en su mayoría procedentes del Alto Egipto.
La tradición de prohibir a una mujer que se aloje sola en una pensión se ha convertido casi en una norma en todas las pensiones de Clod Beik, antes un bastión de la comunidad griega y que ahora alberga un mercado popular.
"Aquí no tenemos espacio para las mujeres solas", dijo a Efe Mostafa Atiya, propietario de Locanda Nuevo Ramsés, cuya entrada se encuentra en un callejón lleno de cafeterías populares.
Antes refugio de mujeres solteras en busca de clientes, las históricas pensiones conocidas como "locandas" han sucumbido al puritanismo que reina en Egipto y ya no aceptan reservas de mujeres solas, y menos acompañadas por quien no sea un familiar.
Las pensiones de la ruidosa calle de Clod Beik, en el corazón de la capital y antaño refugio de todo lo que se encontraba de paso en El Cairo, incluido el amor, ya sólo aceptan a hombres, que además no pueden ser vecinos de la capital.
"Hace sólo dos años, las mujeres solían venir aquí por la noche para fumar shisha (pipa de agua) y pescar hombres, pero ahora ya no reservamos habitaciones para chicas solas para evitar problemas", comenta resignado Sheij Metwali, recepcionista de Locanda Esplendid, cuyo edifico data de hace más de cien años.
"Sólo si ellas vienen con sus esposos o sus hermanos, y tienen una documentación que acredite su relación familiar con los hombres, les dejamos dormir en la pensión", destacó Metwali, que se siente orgulloso de que, a sus 65 años, ya puede distinguir entre un cliente respetable y otro sospechoso.
Sheij Metwali tampoco da cobijo a hombres si duda de que "pueden estar buscando un lugar para dormir con una mujer".
En la Locanda Esplendid, que pertenecía hace sesenta años a una griega, no dejan de entrar y salir hombres vestidos en "galabiya" (la túnica campesina), en su mayoría procedentes del Alto Egipto.
La tradición de prohibir a una mujer que se aloje sola en una pensión se ha convertido casi en una norma en todas las pensiones de Clod Beik, antes un bastión de la comunidad griega y que ahora alberga un mercado popular.
"Aquí no tenemos espacio para las mujeres solas", dijo a Efe Mostafa Atiya, propietario de Locanda Nuevo Ramsés, cuya entrada se encuentra en un callejón lleno de cafeterías populares.
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