Peleas clandestinas de perros, violencia animal
Es la causa más seria de abuso animal, no sólo por la violencia durante el combate sino también porque los animales pierden la vida.
En los últimos meses se han descubierto bolsas con cadáveres de animales como perros y gatos tirados en los matorrales, después de que han sido robados de sus casas, ya sea porque se han perdido, o simplemente los tomaron.
Estos pobres animales se utilizan para el entrenamiento de los perros de peleas, las que mueven una gran cantidad de dinero, igual que los caballo y los gallos.
Razas.
Los perros más utilizados de “sparring” para los famosos pitbull de pelea son los rotweiller, los boxers y los bulldogs, que son perros fuertes y sus genes son de perros de lucha. Ya que son ejemplares corpulentos y combativos.
El pitbull que es un gladiador por excelencia puede ser una buena mascota, siempre que disfrute de la caricia de su amo, y que sienta que es querido, pero estos incultos criminales los entrenan desde cachorros - desde las 3 semanas de nacidos - en jornadas intensas y la crueldad y el sufrimiento que conllevan la crianza y el adiestramiento y la lucha a muerte de estos animales, son indescriptibles.
Apuestas.
Este mal llamado y sangriento deporte atrae a multitudes y cuantiosas apuestas, esto es una degradación de la naturaleza del animal y hay que castigar y perseguir a los que se dedican a esta práctica cobarde.
Se conoce que vienen a estos eventos apostadores extranjeros que llegan ex profeso para participar en ellos con sus canes.
Los espectadores pagan miles de dólares por ver este cruel espectáculo , en el los que los canes durante más de 10 minutos se atacan a mordidas, y uno de ellos acaba en la basura.
Esta actividad ha tomado mucho auge en los últimos años, y entran como apostadores personas que se mueven en negocios ilícitos, que ven en estos eventos una distracción.
Un gato o perro de cualquier edad sirve para entrenar a estos perros, pues el sabor y olor de la sangre los hará más violentos. Y aprenderá a defenderse y a atacar y para que se les quiten los instintos de conservación y mansedumbre al matar a un semejante.
Generalmente por su instinto, cuando el cachorro es atacado y siente que no puede vencer al contrario, se echa de panza en sentido de sumisión. Para aumentar su agresividad se les golpea con cadenas, palos, y ya cuando están furiosos se les echa cualquier gato o perro o animal que se mueva.
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