Románticos: entre el yo y la sociedad
La administración de los hispanoamericanos no fue sólo para España sino que llegó a Francia.
En general se puede afirmar que se afianza la función social del arte, y los primeros poetas siguen exaltando las gestas independentistas y la libertad, como los poetas de la tercera generación neoclásica.
En el caso particular de la poesía panameña el momento romántico tiene una figura en la primera generación, la de los nacidos entre 1800 y 1814, Tomás Miró Rubini; no hay poetas que representen la segunda generación, la de los nacidos entre 1815 y 1829.
Es cuando llega la hora de la tercera generación que hay un despertar en la poesía panameña. Entra al escenario literario del Istmo los nacidos entre 1830 y 1844; José María Alemán (1830-1887), Gil Colunga (1831-1899), Tomás Martín Feulliet (1832-1862), José Dolores Urriola (1834-1883), Manuel José Pérez (1837-1895), Amelia Denis de Icaza (1836-1911).
Los poetas.
Tomás Miró Rubini (1800-1881)
Es la figura solitaria d ela primera generación romántica. Se dedicó a los asuntos públicos y ocasionalmente escribió poemas que publicó en El Vigía del Istmo y los amigos del país, por lo que Rodrigo Miró lo presentó en su antología Itinerario de la poesía en Panamá y en un artículo publicado en la Revista Lotería No.83, de 1962, titulado Don Tomás Rubini, cantor del Estado del Istmo.
Gil Colunje (1831-1899): No dejó una obra poética, pero en dos poemas, "28 de Noviembre", publicado en El Céfiro No.7 de Diciembre de 1866; y "El canto de llanero", publicado en La vida y la obra del Dr. Gil Colunje, trabajo de Juan Antonio Susto y Simón Eliet, demostró tener uno de los más sólidos talentos del grupo romántico de la tercera generación no obstante haberse dedicado exclusivamente a la carrera política, pública y docente, tanto en Bogotá como en Panamá.
GIL COLUNJE
28 de Noviembre
(Fragmento)
Yo no tengo del vate afortunado
ni el estro, ni la voz, ni la armonía,
para cantar tus glorias, ¡patria mía!,
y tu nombre y tus héroes bendecir.
Más si no sé pulsar el arpa de oro,
ni arde en mi sien el numen soberano,
yo tengo un corazón americano
que sólo por tu amor sabe latir.
Por esto, al recordar que destrozaste
el yugo a que un tirano unció tu frente,
tu oprobio olvido en mi entusiasmo ardiente,
para romper, de gozo, mi laud,
pero, ¡ay! A mi pesar viene a mis labios
un recuerdo que traigo a la memoria,
de esa sangrienta, criminal historia
de tu pasada, negra esclavitud.
Aún me parece que te miro esclava,
aherrojada entre grillos y cadenas,
y que un eco no encuentras a tus penas
sino del hierro en el ingrato son;
que sueñas Libertad en sus ensueños;
que gritas ¡Libertad! En tu agonía,
y que al nacer la luz del claro día
disipa tu esperanza y tu ilusión!
Oh!, se apagaba el horizonte hermoso
que el mundo de Colón miró en su cuna,
y ya sólo, al fulgor de opaca luna,
contemplaba horroroso el porvenir,
cuando de pronto se tornó el gigante,
alzó la frente y proclamó la guerra,
silbó la tempestad, ardió la tierra
y dio principio el fiero combatir…
Larga, tenaz, sangrienta fue la lucha que sostuvieron con ardor los bravos que en héroes convirtiéronse, de esclavos,
para legarnos Libertad y Honor;
pero al fin ayudó su obra de gloria del mismo Dios la poderosa mano, y en la frente sañuda del tirano
rompieron sus cadenas con furor!
TOMÁS MIRÓ RUBINI
Al 18 de noviembre de 1840
(Fragmento)
¡Oh suspirado cuanto hermoso día!
Al fin tu luz benéfica este suelo
vió reflejar, una plácida alegría,
anunciando la dicha y el consuelo.
Desde hoy la cara patria mía,
dueña de sus acciones,
podrá sin restricciones
tomar, en su esplendor, rápido vuelo.
De Europa las naciones
con júbilo verán y el Universo
del Istmo la política existencia,
pues ellas saben que un pequeño esfuerzo
basta para fijar la concurrencia
del gran mercado en giro y
relaciones;
así está demostrado,
y a toda luz probado,
que cuando al mundo el Istmo le franqueara
por su garganta un tránsito expedito
que de uno al otro mar atravesara
cuanto hay de bello en su órbita y distrito,
habrá por fin logrado
el comercio del Globo en beneficio,
que el cálculo no puede hoy
apreciarlo
ni formar de su monto exacto juicio:
es preciso tocarlo
y gozar de ocultar conveniencias
que brindan mil y mil influencias.
¡Qué serie tan feliz marca este día!
Principio de una suerte harto
brillante
que le espera gozar al pueblo Istmeño
con su soberanía:
¡Oh amada patria mía!
Llegó, llegó el instante
de un dulce porvenir, el más risueño
cuneado el Estado Libre,
independiente,
de orden goce, de paz y garantía;
cuando el comercio rico y
floreciente
vuelva a llegar de su esplendor al grado
que subió de poder y bizarría,
y lo que es ahora ruinas espantosas
y maltratadas chozas
en palacios dorados
se transformen brillantes, elevados.
“Los Amigos del País”, No.146, de 20/2/1841.
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