Víctima de caníbal alemán no deseaba ser asesinado
Publicado 2004/01/13 00:00:00
- Kassel
El ingeniero berlinés Bernd-Juergen Brandes, que fue muerto y devorado por el caníbal Armin Meiwes, jamás afirmó que deseaba morir, declaró ayer ante el tribunal de Kassel que juzga el macabro caso el último compañero sentimental de la víctima.
El hombre, un empleado de 27 años que mantenía relaciones con Brandes, declaró que hasta ahora no puede encontrar una explicación al horroroso hecho. Brandes, no tenía ningún tipo de problemas, no sufría depresiones ni sentía impulsos suicidas, según el testigo.
Un conocido del ingeniero indicó, sin embargo, que Brandes estaba "obsesionado" por el deseo de ser castrado. Según parece en una ocasión, puso un aviso en Internet buscando a alguien que le cortara el pene de una dentellada por 5,000 marcos de la época, unos 2,600 dólares.
El tribunal comenzó ayer a interrogar testigos que conocieron a la víctima, en la segunda parte de este juicio. Meiwes, confesó haber dado muerte al ingeniero berlinés, con su consentimiento, la noche del 10 de marzo de 2001 en Rotenburgo.
"Era alegre, simpático, cortés y a veces estaba algo ensimismado", agregó su amante homosexual. El día de su desaparición Brandes simuló tener mucho trabajo en la oficina, por la noche no regresó a su casa y viajó a Rotenburgo.
El hombre, un empleado de 27 años que mantenía relaciones con Brandes, declaró que hasta ahora no puede encontrar una explicación al horroroso hecho. Brandes, no tenía ningún tipo de problemas, no sufría depresiones ni sentía impulsos suicidas, según el testigo.
Un conocido del ingeniero indicó, sin embargo, que Brandes estaba "obsesionado" por el deseo de ser castrado. Según parece en una ocasión, puso un aviso en Internet buscando a alguien que le cortara el pene de una dentellada por 5,000 marcos de la época, unos 2,600 dólares.
El tribunal comenzó ayer a interrogar testigos que conocieron a la víctima, en la segunda parte de este juicio. Meiwes, confesó haber dado muerte al ingeniero berlinés, con su consentimiento, la noche del 10 de marzo de 2001 en Rotenburgo.
"Era alegre, simpático, cortés y a veces estaba algo ensimismado", agregó su amante homosexual. El día de su desaparición Brandes simuló tener mucho trabajo en la oficina, por la noche no regresó a su casa y viajó a Rotenburgo.
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