El rastro de Rayo Montaño
Publicado 2006/09/17 23:00:00
- Moscú
El colombiano y sus colaboradores alternaron en los círculos más exclusivos del país.
La droga salía de Panamá camuflada con mercadería lícita despachada desde la Zona Libre de Colón en camiones con doble fondo pertenecientes a una empresa legalmente registrada. Sus destinatarios en Centroamérica y el Golfo de México eran compañías reconocidas. El oscuro negocio del narcotráfico estaba amparado en un aparente manto de legalidad.
El tráfico se efectuaba en dos vías. Los furgones cruzaban las fronteras cargados con variadas mercancías, desde piezas para bicicletas hasta pequeños hornos o alambres de cobre. Los papeles y sellos aduaneros estaban en regla. Pero en un "caleto" de la carrocería, viajaban ocultos kilos de cocaína hacia los lucrativos mercados de Estados Unidos y Europa.
Los camiones regresaban a Panamá con fuertes sumas de dinero en billetes de baja denominación, que eran introducidos al sistema comercial, financiero y bancario del país para ser lavados mediante empresas en la Zona Libre, la compra de suntuosas propiedades y el establecimiento de negocios de fachada.
La actividad se realizaba sin mayores inconvenientes, hasta que un informe recibido en la Sub-dirección Antidrogas de la Policía Nacional, a principios del 2001, provocó el inicio de un sigiloso operativo de seguimiento que duró tres años y culminó con la Operación "Tranca". La información indicó que se trataba de una compleja red de traficantes que tenía como sede Panamá.
Los informes policiales documentan la actividad ilegal de un grupo de colombianos y panameños, cuyo aparente cabecilla era Gabriel Villada, originario de Cartago, Colombia.
Un misterioso personaje, identificado sólo como "El Viejo", era mencionado insistentemente como el propietario de la droga que era traída desde Buenaventura. Cinco años después, se conoció que "El Viejo" era nada menos que Pablo Joaquín Rayo Montaño, al que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) incluyó entre los diez narcotraficantes más peligrosos del mundo.
El 16 de mayo de este año, la gigantesca operación multinacional Océanos Gemelos terminó con la captura de Rayo Montaño en Brasil y 100 de sus colaborades.
El 16 de abril del 2003, la Fiscalía Primera de Drogas y la Policía ejecutaron la ya mencionada Operación "Tranca", con el allanamiento al taller Trans-terr S.A., en Juan Díaz, en donde los reportes aseguraban que se preparaban los doble fondos para los camiones de la organización.
Fueron detenidas 18 personas y se incautó B/.1 millón 687 mil en efectivo, escondidos en el caleto de la quinta rueda del camión con matrícula 734656, que había regresado recientemente de Centroamérica. No se encontró droga.
Antes del allanamiento a Trans-terr, la Unidad de Análisis Financiero ordenó el congelamiento de varias cuentas bancarias de los miembros de esta organización, por registrar transacciones sospechosas.
Villada, conocido en Panamá como "Tomate", "Lechuga" y "Legumbre", figuró inicialmente como la cabeza de la desmembrada red, pero a medida que avanzaron las investigaciones, las autoridades determinaron que éste presuntamente sólo tenía a su cargo una célula dedicada al transporte de la droga y el traslado de las ganancias.
"Tomate" era un supuesto hombre de confianza. Según reportes policiales, a inicios del 2000, fue encomendado por "la oficina en Colombia" para solucionar una diferencia surgida con los carteles de México, que se negaban a pagar por la mercancía recibida y recriminaban a los colombianos que ingresaran al país "cargas" sin su aprobación.
"Hay muchos problemas internos y las cosas por allá están muy delicadas", fue el reporte que hizo Villada a Colombia, según la Policía.
Al culminar la Operación Tranca, en la Fiscalía empezaron a mencionarse con mucha insistencia nombres de sospechosos que en un futuro cercano se relacionarían directamente con Rayo Montaño. Víctor Hugo Serna Rayo, primo y compadre de Pablo, fue el más prominente. Radicado en Estados Unidos, viajaba con frecuencia a Panamá para atender personalmente algunas transacciones, por encargo de Rayo Montaño.
Algunos detenidos en esta operación también cobrarían importancia después. El panameño Manuel Medina, acusado de comprar varias propiedades para Rayo Montaño; el colombiano-español Luis Herrera Canales, que le vendió a Pablo una finca en Las Mendozas de La Chorrera, y Rosalba Moreno, a quien las autoridades ubican como una cercana colaboradora de la red., Panamá América
La Fiscalía tendría noticias de Rayo Montaño por primera vez en junio del 2003, provenientes de dos vías. El día 13, la DEA le informó que en Panamá operaba una gran organización de narcotraficantes comandada por el colombiano Pablo Rayo Montaño, conocido como "Beto", "Los Rayos" y "Papitas"; tres días después, Medina declaró en una indagatoria que un tal Pablo Rayo le proveía grandes sumas de dinero en efectivo para comprar bienes en diferentes partes del país y en licitaciones de la Autoridad de la Región Interoceánica.
Antes de estas alertas, Rayo Montaño y sus colaboradores circulaban en forma desapercibida por el país, creando sociedades anónimas, abriendo locales comerciales, alternando con prominentes figuras del exclusivo mundo de la pesca deportiva, comprando lujosas propiedades, departiendo con personalidades públicas y políticas y haciendo negocios hasta con el Estado y la Autoridad del Canal.
Desde el 13 de junio de 2003, los pasos de los miembros de esta red fueron sigilosamente vigilados por las autoridades panameñas y la DEA, hasta que Océanos Gemelos desmembró su bien plantada organización.
A Rayo Montaño se le aprehendieron en Panamá 94 cuentas en 14 bancos, 60 sociedades anónimas, tres islas, 24 vehículos, ocho embarcaciones, 40 armas de fuego, B/.339, 652 en efectivo y 30 propiedades, entre lujosas fincas, palacetes de playa, apartamentos y empresas.
El tráfico se efectuaba en dos vías. Los furgones cruzaban las fronteras cargados con variadas mercancías, desde piezas para bicicletas hasta pequeños hornos o alambres de cobre. Los papeles y sellos aduaneros estaban en regla. Pero en un "caleto" de la carrocería, viajaban ocultos kilos de cocaína hacia los lucrativos mercados de Estados Unidos y Europa.
Los camiones regresaban a Panamá con fuertes sumas de dinero en billetes de baja denominación, que eran introducidos al sistema comercial, financiero y bancario del país para ser lavados mediante empresas en la Zona Libre, la compra de suntuosas propiedades y el establecimiento de negocios de fachada.
La actividad se realizaba sin mayores inconvenientes, hasta que un informe recibido en la Sub-dirección Antidrogas de la Policía Nacional, a principios del 2001, provocó el inicio de un sigiloso operativo de seguimiento que duró tres años y culminó con la Operación "Tranca". La información indicó que se trataba de una compleja red de traficantes que tenía como sede Panamá.
Los informes policiales documentan la actividad ilegal de un grupo de colombianos y panameños, cuyo aparente cabecilla era Gabriel Villada, originario de Cartago, Colombia.
Un misterioso personaje, identificado sólo como "El Viejo", era mencionado insistentemente como el propietario de la droga que era traída desde Buenaventura. Cinco años después, se conoció que "El Viejo" era nada menos que Pablo Joaquín Rayo Montaño, al que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) incluyó entre los diez narcotraficantes más peligrosos del mundo.
El 16 de mayo de este año, la gigantesca operación multinacional Océanos Gemelos terminó con la captura de Rayo Montaño en Brasil y 100 de sus colaborades.
El 16 de abril del 2003, la Fiscalía Primera de Drogas y la Policía ejecutaron la ya mencionada Operación "Tranca", con el allanamiento al taller Trans-terr S.A., en Juan Díaz, en donde los reportes aseguraban que se preparaban los doble fondos para los camiones de la organización.
Fueron detenidas 18 personas y se incautó B/.1 millón 687 mil en efectivo, escondidos en el caleto de la quinta rueda del camión con matrícula 734656, que había regresado recientemente de Centroamérica. No se encontró droga.
Antes del allanamiento a Trans-terr, la Unidad de Análisis Financiero ordenó el congelamiento de varias cuentas bancarias de los miembros de esta organización, por registrar transacciones sospechosas.
Villada, conocido en Panamá como "Tomate", "Lechuga" y "Legumbre", figuró inicialmente como la cabeza de la desmembrada red, pero a medida que avanzaron las investigaciones, las autoridades determinaron que éste presuntamente sólo tenía a su cargo una célula dedicada al transporte de la droga y el traslado de las ganancias.
"Tomate" era un supuesto hombre de confianza. Según reportes policiales, a inicios del 2000, fue encomendado por "la oficina en Colombia" para solucionar una diferencia surgida con los carteles de México, que se negaban a pagar por la mercancía recibida y recriminaban a los colombianos que ingresaran al país "cargas" sin su aprobación.
"Hay muchos problemas internos y las cosas por allá están muy delicadas", fue el reporte que hizo Villada a Colombia, según la Policía.
Al culminar la Operación Tranca, en la Fiscalía empezaron a mencionarse con mucha insistencia nombres de sospechosos que en un futuro cercano se relacionarían directamente con Rayo Montaño. Víctor Hugo Serna Rayo, primo y compadre de Pablo, fue el más prominente. Radicado en Estados Unidos, viajaba con frecuencia a Panamá para atender personalmente algunas transacciones, por encargo de Rayo Montaño.
Algunos detenidos en esta operación también cobrarían importancia después. El panameño Manuel Medina, acusado de comprar varias propiedades para Rayo Montaño; el colombiano-español Luis Herrera Canales, que le vendió a Pablo una finca en Las Mendozas de La Chorrera, y Rosalba Moreno, a quien las autoridades ubican como una cercana colaboradora de la red., Panamá América
La Fiscalía tendría noticias de Rayo Montaño por primera vez en junio del 2003, provenientes de dos vías. El día 13, la DEA le informó que en Panamá operaba una gran organización de narcotraficantes comandada por el colombiano Pablo Rayo Montaño, conocido como "Beto", "Los Rayos" y "Papitas"; tres días después, Medina declaró en una indagatoria que un tal Pablo Rayo le proveía grandes sumas de dinero en efectivo para comprar bienes en diferentes partes del país y en licitaciones de la Autoridad de la Región Interoceánica.
Antes de estas alertas, Rayo Montaño y sus colaboradores circulaban en forma desapercibida por el país, creando sociedades anónimas, abriendo locales comerciales, alternando con prominentes figuras del exclusivo mundo de la pesca deportiva, comprando lujosas propiedades, departiendo con personalidades públicas y políticas y haciendo negocios hasta con el Estado y la Autoridad del Canal.
Desde el 13 de junio de 2003, los pasos de los miembros de esta red fueron sigilosamente vigilados por las autoridades panameñas y la DEA, hasta que Océanos Gemelos desmembró su bien plantada organización.
A Rayo Montaño se le aprehendieron en Panamá 94 cuentas en 14 bancos, 60 sociedades anónimas, tres islas, 24 vehículos, ocho embarcaciones, 40 armas de fuego, B/.339, 652 en efectivo y 30 propiedades, entre lujosas fincas, palacetes de playa, apartamentos y empresas.
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