Historia de "la pastilla milagrosa"
Publicado 2006/08/04 23:00:00
- Deivis Eliecer Cerrud
Las internas aprovecharon para hacer un llamado de atención a las autoridades.
LOURDES Aguilar, de 46 años, es una interna del Centro Femenino de Rehabilitación y está angustiada por la falta de medicamentos en el penal.
Sentada junto a un árbol frondoso, contó a Panamá América sus penurias, sus tristezas y terminó llorando.
A ella le preocupa su salud y la de sus compañeras por esta situación. Está recluida en el pabellón 9.
Recientemente Lourdes enfrentó problemas estomacales que le ocasionaron diarrea por varios días y cuando fue a la enfermería del centro, recibió una medicina que no tiene nada que ver con su dolencia.
Se retiró resignada, pues sabe que esa es la situación típica del centro y que nada podía hacer.
A Lourdes le recetaron "acetaminofén", a la que las internas llaman "la pastilla milagrosa".
Sucede que ante cada malestar lo que le recetan siempre es acetaminofén, independientemente de los síntomas.
Para algunas, la enfermería "está de adorno y los doctores y enfermeras llegan sólo a veces". El personal no está allí las 24 horas.
Lourdes asegura que si le duele la cabeza "se lo aguanta" porque no tiene más remedio.
Su historia en el penal comenzó hace 18 meses cuando se dedicó a vender droga para "conseguir algo para sus hijos".
Fue detenida con 16 carrizos y la condena que debe enfrentar es de 40 meses.
A su salida del reclusorio buscará trabajo para no volver a pasar por eso y no regresar a la cárcel, ya que su hijo más pequeño padece Síndrome de Down necesita que ella esté pendiente de él.
Otra interna, quien prefirió el anonimato, coincidió con Lourdes en que el problema de la cárcel es la falta de medicamentos, ya que no les permiten que ingresen las medicinas que les llevan los esposos o familiares.
Ella está recluida en el hogar 8. Cuando presenta una dolencia hace lo mismo que su compañera y en definitiva, que las 589 reclusas, "calarse el malestar".
También denunció el mal estado de los baños, específicamente los del hogar 8, "que están desbaratados y sucios", así como las estufas, que están en malas condiciones.
"Cuando se registran motines, lo principal es escucharlas y tratar de atenderles su caso y eso baja la intensidad del problema. Como son mujeres, arrastran las complicaciones, no como los hombres que no están tan involucrados en el hogar. Cuando la mujer es detenida, deja la casa, los hijos y por eso está ansiosa", aseguró Lidia Castañeda, directora del Centro Femenino de Rehabilitación.
La directora del Centro Femenino de Rehabilitación, Lidia Castañeda, dijo que no se puede señalar que hay problemas con los medicamentos, aunque reconoció que faltan algunos.
Explicó que lo que no logran conseguir por cuenta propia lo hacen mediante donaciones.
Asegura que lo de la "pastilla milagrosa" se escuchará en todos los centros porque son palabras repetitivas, pero si se observan los medicamentos con los que cuentan, se comprueba lo contrario.
Las medicinas son suministradas por el departamento de Salud y las que son de urgencia, son compradas a través de la administración y los familiares que tienen la facilidad de llevarlos.
Castañeda precisó que las internas son atendidas por el doctor del penal y si él las refiere a un especialista, se hace a través del Santo Tomás, el Ministerio o el Centro de Salud. En caso de urgencia se trasladan al hospital más cercano que es el San Miguel Arcángel.
Sobre el estado de los baños, la directora aceptó que están dañados, pero dijo que es porque las mismas internas les echan papel higiénico u objetos que obstruyen las tuberías.
Castañeda explicó de dónde provienen las medicinas.
Juan Lum, médico del Centro Femenino de Rehabilitación con más de tres años laborando allí, señaló que trabajan con un sistema de cupos. Las internas tienen la facilidad de acercarse y obtener el suyo.
Generalmente se otorgan 15 por día, ya que hay un grupo abierto, de cinco a 10, para urgencias como una paciente lesionada por una caída o casos de asma, las que en ocasiones llegan a ser hasta 25.
"Lo que llaman la pastilla milagrosa es el famoso acetaminofén, pero se trata de solventar esta carencia con el apoyo del Centro de Salud de Río Abajo y Parque Lefevre y con la primera dama, en sus ferias de salud", aclaró Lum.
El médico reconoció que hace falta la asignación de un presupuesto de medicamentos acorde con la realidad de salud del penal.
Dice que el gran problema que hay en el penal es el transporte y la falta de personal que acompañe a las internas a sus citas.
Sentada junto a un árbol frondoso, contó a Panamá América sus penurias, sus tristezas y terminó llorando.
A ella le preocupa su salud y la de sus compañeras por esta situación. Está recluida en el pabellón 9.
Recientemente Lourdes enfrentó problemas estomacales que le ocasionaron diarrea por varios días y cuando fue a la enfermería del centro, recibió una medicina que no tiene nada que ver con su dolencia.
Se retiró resignada, pues sabe que esa es la situación típica del centro y que nada podía hacer.
A Lourdes le recetaron "acetaminofén", a la que las internas llaman "la pastilla milagrosa".
Sucede que ante cada malestar lo que le recetan siempre es acetaminofén, independientemente de los síntomas.
Para algunas, la enfermería "está de adorno y los doctores y enfermeras llegan sólo a veces". El personal no está allí las 24 horas.
Lourdes asegura que si le duele la cabeza "se lo aguanta" porque no tiene más remedio.
Su historia en el penal comenzó hace 18 meses cuando se dedicó a vender droga para "conseguir algo para sus hijos".
Fue detenida con 16 carrizos y la condena que debe enfrentar es de 40 meses.
A su salida del reclusorio buscará trabajo para no volver a pasar por eso y no regresar a la cárcel, ya que su hijo más pequeño padece Síndrome de Down necesita que ella esté pendiente de él.
Otra interna, quien prefirió el anonimato, coincidió con Lourdes en que el problema de la cárcel es la falta de medicamentos, ya que no les permiten que ingresen las medicinas que les llevan los esposos o familiares.
Ella está recluida en el hogar 8. Cuando presenta una dolencia hace lo mismo que su compañera y en definitiva, que las 589 reclusas, "calarse el malestar".
También denunció el mal estado de los baños, específicamente los del hogar 8, "que están desbaratados y sucios", así como las estufas, que están en malas condiciones.
"Cuando se registran motines, lo principal es escucharlas y tratar de atenderles su caso y eso baja la intensidad del problema. Como son mujeres, arrastran las complicaciones, no como los hombres que no están tan involucrados en el hogar. Cuando la mujer es detenida, deja la casa, los hijos y por eso está ansiosa", aseguró Lidia Castañeda, directora del Centro Femenino de Rehabilitación.
La directora del Centro Femenino de Rehabilitación, Lidia Castañeda, dijo que no se puede señalar que hay problemas con los medicamentos, aunque reconoció que faltan algunos.
Explicó que lo que no logran conseguir por cuenta propia lo hacen mediante donaciones.
Asegura que lo de la "pastilla milagrosa" se escuchará en todos los centros porque son palabras repetitivas, pero si se observan los medicamentos con los que cuentan, se comprueba lo contrario.
Las medicinas son suministradas por el departamento de Salud y las que son de urgencia, son compradas a través de la administración y los familiares que tienen la facilidad de llevarlos.
Castañeda precisó que las internas son atendidas por el doctor del penal y si él las refiere a un especialista, se hace a través del Santo Tomás, el Ministerio o el Centro de Salud. En caso de urgencia se trasladan al hospital más cercano que es el San Miguel Arcángel.
Sobre el estado de los baños, la directora aceptó que están dañados, pero dijo que es porque las mismas internas les echan papel higiénico u objetos que obstruyen las tuberías.
Castañeda explicó de dónde provienen las medicinas.
Juan Lum, médico del Centro Femenino de Rehabilitación con más de tres años laborando allí, señaló que trabajan con un sistema de cupos. Las internas tienen la facilidad de acercarse y obtener el suyo.
Generalmente se otorgan 15 por día, ya que hay un grupo abierto, de cinco a 10, para urgencias como una paciente lesionada por una caída o casos de asma, las que en ocasiones llegan a ser hasta 25.
"Lo que llaman la pastilla milagrosa es el famoso acetaminofén, pero se trata de solventar esta carencia con el apoyo del Centro de Salud de Río Abajo y Parque Lefevre y con la primera dama, en sus ferias de salud", aclaró Lum.
El médico reconoció que hace falta la asignación de un presupuesto de medicamentos acorde con la realidad de salud del penal.
Dice que el gran problema que hay en el penal es el transporte y la falta de personal que acompañe a las internas a sus citas.
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