Miles de uruguayos y cientos de turistas, en la celebración de la virgen Iemanjá
- Yalena OrtÃz
Miles de uruguayos y cientos de turistas se concentraron hoy en las playas de Montevideo para rendir homenaje a la virgen Iemanjá, reina de los mares, según las religiones de origen africano.
Decenas de "maes" (madres) y "paes" (padres), sacerdotes de la religión umbanda y otros de origen afro, se concentraron en las playas de la capital uruguaya para "santiguar" a sus seguidores y "expulsar los malos espíritus.
Al mismo tiempo, los fieles entregaron al mar frutas, bebidas, joyas, perfumes, flores, espejos y otros tributos para la virgen, "porque, "como mujer, Iemanjá, es elegante y siempre le gusta lucir bien", dijo a Efe la mea Estela, que lucía una elegante túnica blanca, con un turbante al tono y decenas de joyas en el cuello, manos y orejas.
Sabrina, una turista argentina, dijo a Efe que llegó hoy a Uruguay "para participar de la celebración" y, después, pasar sus vacaciones de verano "en las lindas playas ".
"La fiesta de Iemanjá es una devoción a la virgen del mar, que está con nosotros y nos protege. Le pedimos que nos dé mucha salud y prosperidad", agregó.
Según la joven argentina, "Iemanjá es como Stella Maris para otros, siempre que la buscas ella aparece y te cuida", aseguró, sentada junto a un hoyo que hizo con sus manos en la arena de la playa Ramírez, de Montevideo, y en el que colocó una estampita de la virgen del mar y velas como ofrenda.
Algo similar hicieron otros miles de uruguayos, que dieron a las playas de la capital una imagen similar a pequeños cráteres, pero con decenas de velas blancas y celestes en su interior.
Entre bailes, al ritmo de tambor y campanas, con largas túnicas blancas y celestes y en el atardecer de hoy, miles de devotos de las religiones de origen africano se mezclaron con otros tantos curiosos en un variopinto panorama que colmó la zona costera de Montevideo.
De grácil figura, piel extremadamente blanca, cabellera renegrida, facciones delicadas y larga túnica celeste, la imagen de Iemanjá se reproduce en estampitas, cuadros, figuras de yeso y hasta dibujos infantiles que son venerados y, posteriormente, en su mayoría lanzados al mar en pequeñas embarcaciones.
Los creyentes confían en que la virgen "acepte" sus ofrendas y las lleve mar adentro.
Si son devueltas por el mar a la playa, no es buena señal.
Otro grupo importante de fieles se concentró junto al monumento a la virgen, ubicado en la costa uruguaya.
La figura de tres metros de altura, fundida en bronce y donada por sus seguidores, se observa con sus brazos abiertos mirando siempre al mar, dándoles la bienvenida a los barcos que cruzan por el Río de la Plata rumbo al puerto de Montevideo.
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