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El empresario chileno Mauricio Mazza es condenado a más de tres años de prisión en EE.UU.
Redacción - Publicado:
El empresario chileno Mauricio Alfonso Mazza Alaluf, antiguo propietario de la empresa cambiaria Turismo Costa Brava S.A., fue condenado hoy en Nueva York a tres años y medio de prisión por violar normas federales contra el lavado de dinero, informó la Fiscalía federal en Manhattan.La sentencia que le impuso el juez Kevin Castel establece además que Mazza -quien ya fue hallado culpable en enero de este año porque su empresa no tenía las licencias correspondientes para operar- deberá devolver diez millones de dólares, precisó la Fiscalía en un comunicado de prensa.Mazza Alaluf era uno de los propietarios de esa empresa chilena, que facilitaba transferencias de fondos y cambios de divisas a sus clientes.Las leyes de Estados Unidos exigen a las compañías de ese tipo que operan en este país que, entre otras medidas, obtengan una licencia de los estados donde tengan actividad y se requiera ese permiso, como Nueva York, Illinois y Michigan, lugares donde actuaba la empresa de Mazza.La Fiscalía explicó que los propietarios y empleados de Turismo Costa Brava introdujeron cantidades de dinero en efectivo, a menudo en euros y otras divisas europeas, en Estados Unidos mediante viajes que realizaban desde Suramérica a Los Ángeles (EE.UU.) y las declaraban abiertamente al pasar la aduana estadounidense.Posteriormente entregaban las divisas a una empresa cambiaria en esa ciudad, desde donde era transferido su equivalente en dólares a cuentas que la empresa chilena tenía abiertas en bancos de Nueva York, Chicago y Dearborn (Michigan).Esos fondos eran luego utilizados para facilitar numerosas transferencias por un valor total de centenares de millones de dólares a cuentas repartidas por todo el mundo, explicó la Fiscalía.Mazza Alaluf fue detenido en marzo de 2007 a su llegada al aeropuerto de Los Ángeles portando divisas por valor de más de 1,9 millones de dólares, que formaban parte de las actividades de la compañía.El empresario se sometió a un juicio sin jurado en noviembre de 2008 y el juez Castel lo halló culpable de varios delitos relacionados con operar un negocio de transferencia de fondos sin licencia, al utilizar cuentas bancarias en estados que exigían tal requerimiento.