Videla afronta un nuevo e histórico juicio por crímenes de dictadura argentina
- REDACCION
Un tribunal de Argentina comenzó hoy a juzgar al ex dictador Jorge Videla por el fusilamiento de una treintena de presos en 1976, en un proceso considerado por organismos humanitarios como el más importante después del histórico juicio a las Juntas Militares en 1985.
Junto a Videla, el primero de los cuatro presidentes de la última dictadura (1976-1983), se sientan en el banquillo de los acusados otros 24 imputados, entre ellos el general Luciano Benjamín Menéndez.
Todos ellos deberán responder ante el Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba (centro) por los delitos de "homicidio calificado" y "aplicación de torturas".
Los hechos que se imputan a los acusados ocurrieron entre abril y octubre de 1976, cuando la dictadura fusiló a una treintena de presos con el falso argumento de que habían intentado fugarse de la Unidad Penitenciaria de San Martín.
Las víctimas fueron detenidas antes del golpe de Estado de 1976 que dio paso al régimen militar bajo los cargos de promover actos subversivos.
Durante la sesión matinal de la primera jornada del proceso, en la que se leyeron los cargos de la acusación, el dictador trató de hacer uso de la palabra, pese a que el juicio se encuentra en una instancia en la que los acusados no pueden pronunciarse.
Además, el tribunal pidió a familiares de los acusados que retiraran una bandera argentina que habían introducido en la sala y a familiares de los desaparecidos que taparan las fotografías de las víctimas que exhibían en sus camisetas para evitar "roces".
"Estamos ante un juicio paradigmático de lo que fue el terrorismo de Estado", afirmó el fiscal Carlos Gonella antes de ingresar en la primera audiencia, presenciada por el secretario argentino de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
"En el proceso quedará en evidencia el consentimiento que hubo con este plan de aniquilamiento por parte de poderes de la sociedad civil que apoyaron y actuaron en consecuencia", destacó el fiscal.
En ese sentido, consideró que en esa "complicidad" con la dictadura se apuntaron "representantes de la Iglesia y de los poderes judicial, político y económico".
El abogado querellante Martín Fresneda, de la agrupación Hijos, calificó de "histórico" al juicio al señalar a Jorge Videla "como uno de los principales responsables del terrorismo de Estado en Argentina".
Sonia Torres, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, subrayó la importancia del proceso porque "cada juicio es una llamita de esperanza para conocer el destino de los niños apropiados por la dictadura", que dejó unos 30.000 desaparecidos.
"En cada causa esperamos que surjan indicios que nos conduzcan a ellos", añadió Torres, para quien este juicio es "un gran triunfo" de los organismos de derechos humanos.
Videla, de 84 años y enfermo de cáncer de próstata, fue trasladado la semana pasada desde una cárcel militar de la provincia de Buenos Aires a una celda del penal de Bouwer, en las afueras de la capital cordobesa.
Este juicio supone para el dictador su regreso al banquillo de los acusados tras 25 años.
En 1985, dos años después del restablecimiento de la democracia, Videla fue condenado a reclusión perpetua en el juicio a las Juntas Militares, aunque en 1990 fue indultado por el entonces presidente del país, Carlos Menem.
Inmediatamente después de su regreso a la cárcel, en 1998, un juez le concedió el arresto domiciliario, que mantuvo durante una década y hasta que fue trasladado a una cárcel militar de Campo de Mayo, a las afueras de Buenos Aires.
En 2006 un juez anuló su indulto y en abril de este año la Corte Suprema ratificó esa decisión.
Videla también tendrá que afrontar en agosto un juicio en la provincia norteña de Santiago del Estero por el asesinato de un estudiante en 1976.
Videla, el dictador que vuelve a banquillo de los acusados después de 25 años
"No tiene entidad. No está muerto ni vivo, está desaparecido", sentenció en plena dictadura argentina el presidente de facto Jorge Rafael Videla cuando un periodista osó preguntarle por la suerte que habían corrido las víctimas del terrorismo de Estado.
La respuesta puede perfectamente definir la vida de este dictador que hoy, a los 84 años, regresó tras un cuarto de siglo al banquillo de los acusados para ser juzgado por el fusilamiento de 29 presos en una cárcel de la provincia de Córdoba (centro).
Videla, señalado por muchos como el máximo responsable de la "guerra sucia" que se desató entre 1976 y 1983, nació el 2 de agosto de 1925 en la ciudad bonaerense de Mercedes, en el seno de una familia con fuerte impronta política.
Ingresó en el Colegio Militar en 1942 y en 1975 la entonces presidenta argentina, María Estela Martínez de Perón, esposa del tres veces gobernante Juan Domingo Perón, lo nombró comandante en jefe del Ejército.
El 24 de marzo de 1976, junto a Emilio Massera y Orlando Agosti, Videla lideró el golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez e inauguró la etapa más oscura de la historia argentina reciente, que concluyó con 30.000 desaparecidos.
Durante sus cinco años de gestión, Videla organizó el Mundial de fútbol de 1978, con el que pretendió limpiar su imagen internacional en momentos en que las denuncias sobre violaciones de los derechos humanos comenzaban a multiplicarse.
También estuvo a punto de declarar la guerra a Chile por un conflicto limítrofe que se superó gracias a la mediación del Papa Juan Pablo II.
Con José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de Economía, Videla instrumentó una política basada en la apertura de los mercados y la liberalización de la legislación laboral.
Entre 1976 y 1981 en Argentina se congelaron los salarios y se impuso una apertura arancelaria que, en vez de incrementar la competitividad de la industria nacional, acabó por destruirla.
Con la economía en recesión, una creciente inflación y la moneda devaluada, Videla fue sucedido por el general Roberto Viola el 29 de marzo de 1981.
Tras el restablecimiento de la democracia, fue detenido en 1984 y condenado a reclusión perpetua al año siguiente, en el histórico juicio a las Juntas Militares.
En 1990 fue beneficiado con un indulto dictado por el entonces presidente, Carlos Menem, y años después el juez español Baltasar Garzón le incluyó en una nómina de militares y civiles argentinos cuya captura internacional ordenó por crímenes cometidos durante la dictadura.
No volvió a ser apresado hasta 1998 y por orden de un magistrado bonaerense que investigó la apropiación de hijos de víctimas de la represión ilegal.
Pocos días después de su detención, un tribunal aceptó que Videla, que en ese momento tenía 72 años, cumpliera prisión domiciliaria, beneficio que las leyes argentinas otorgan a los mayores de 70, hasta que a finales de 2008 fue trasladado a una cárcel militar.
Un juez anuló su indulto en 2006 y esta decisión fue reafirmada en abril de este año por la Corte Suprema.
Además de esta causa por el fusilamiento de presos, Videla, que padece cáncer de próstata, afronta múltiples procesos judiciales, entre ellos uno por apropiación de bebés y otro por el Plan Cóndor, como se denominó a la coordinación represiva de las dictaduras del cono sur en las décadas de 1970 y 1980.
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