Divisiones en el seno de la Iglesia Católica argentina por el matrimonio homosexual
- REDACCION
Las posiciones a favor y en contra del proyecto que autoriza el matrimonio homosexual en Argentina abrieron paso hoy a divisiones en el seno de la Iglesia Católica, con sacerdotes que reclaman dejar atrás "la discriminación" mientras la cúpula religiosa pide apoyo "en esta guerra de Dios".
El cardenal primado de Argentina, el arzobispo Jorge Bergoglio, advirtió en una carta que el proyecto que debatirá el Senado el 14 de julio, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados, "puede herir gravemente a la familia" en caso de ser aprobado.
"No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios", señala el arzobispo, quien solicita "a San José, a María, al Niño" que "defiendan a la familia argentina" y "acompañen en esta guerra de Dios".
La mirada de la cúpula de la Iglesia se contrapone a la visión de grupos de sacerdotes locales que se situaron en las "antípodas" de la posición oficial.
"Nosotros apoyamos absolutamente la ley de matrimonio homosexual porque nos parece que es hora de sanar una larga herida de discriminación de las comunidades homosexuales. Es importante que haya una voz de la Iglesia distinta a las de la jerarquía", señaló a Efe el sacerdote Nicolás Alessio, miembro de un grupo de religiosos de la provincia de Córdoba.
Este colectivo integrado por 12 sacerdotes, conocido como Grupo Angelelli, emitió recientemente un comunicado a favor del casamiento entre personas del mismo sexo que hizo que el arzobispo de Córdoba, Carlos Náñez, los convocara para exigirles que se retractaran, pero no lo consiguió.
Las divisiones en torno a la iniciativa promovida por el Gobierno de Cristina Fernández quedaron más claras esta semana, cuando otro grupo de unos 20 sacerdotes de la Diócesis bonaerense de Quilmes alertó en un escrito sobre los "preocupantes fundamentalismos bíblicos, filosóficos y antropológicos" que rodean al debate.
"Es absolutamente justo y razonable poder decir una palabra y opinar, pero pretender legislar que los legisladores deban seguir dictámenes eclesiásticos, ¿no es más propio de concepciones de cristiandad antes que de respeto y tolerancia democrática?", se preguntaron.
Para el sacerdote bonaerense Leonardo Belderraín, hay que "ayudar a los homosexuales a que vivan mejor ofreciéndoles un estatus jurídico que no los discrimine".
"Y lo más sano es que se están pronunciando distintas personas dentro de la Iglesia", evaluó a Efe el religioso, quien también es capellán en cárceles de la provincia.
En la otra vereda, el arzobispo auxiliar de la ciudad bonaerense de La Plata, Antonio Marino, dijo esta semana que "según estudios científicos", los homosexuales "padecen más ansiedad, tienen más tendencia al suicidio y consumen con más frecuencia estupefacientes".
"La Iglesia está pasando por una división interna muy importante. Una de sus mayores crisis está vinculada al manejo de la sexualidad. Y en esto no es menor las denuncias por abuso sexual en el mundo contra los sacerdotes", opinó el ex seminarista Marcelo Márquez, quien actualmente integra la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans.
En el marco de la campaña contra el proyecto, la cúpula de la Iglesia también reclamó que se convoque a un plebiscito para conocer la opinión mayoritaria de la población sobre el casamiento gay y presentó más de 600.000 firmas contra la norma recolectadas en escuelas religiosas.
En tanto, la senadora Norma Morandini denunció esta semana que ha recibido presiones de la Iglesia por su postura favorable a la reforma del código civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Las posiciones divergentes quedaron reflejadas en los últimos meses en multitudinarias marchas realizadas en la mayoría de las provincias del país, tanto a favor como en contra de la ley, que se repetirán en los próximos días, antes del debate en el Senado.
La comisión parlamentaria de Legislación General emitió el pasado martes un dictamen de mayoría que propicia la unión civil de parejas del mismo sexo, aunque restringe la posibilidad de adopción de menores de edad, tal como había sido aprobado en Diputados.
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