Libaneses enfurecidos por rastro de basura tóxica
Los libaneses finalmente se han hartado de un sistema que ha enriquecido a la élite política al tiempo que no ha logrado construir una economía estable o proporcionar elementos básicos como agua potable o un manejo consistente de desechos.
- Vivian Yee y Hwaida Saad
- - Publicado: 21/12/2019 - 11:45 am
En Líbano, le gusta alardear a su gente, puedes visitar pueblos prístinos en la montaña y nadar en el mar reluciente en un solo día.
Sin embargo, las playas de arena rubia del país ahora están marcadas por botellas de plástico, y sus arroyos en las montañas están mancillados por vertederos de basura. El Mediterráneo borbotea con escurrimientos tóxicos de basura podrida. Una proliferación aparentemente imparable de basura ha estropeado el agua, los mariscos y la salud pública de Líbano.
La incapacidad del Gobierno para proporcionar servicios básicos tiene sus raíces en un acuerdo que puso fin a la guerra civil de Líbano hace casi 30 años. El acuerdo dividió el poder entre las 18 sectas religiosas reconocidas de la Nación, y cada grupo puede repartir empleos gubernamentales, contratos, favores y servicios sociales a sus seguidores.
Los libaneses finalmente se han hartado de un sistema que ha enriquecido a la élite política al tiempo que no ha logrado construir una economía estable o proporcionar elementos básicos como agua potable o un manejo consistente de desechos. Cientos de miles de manifestantes se han volcado a las calles en los últimos dos meses, coreando: “¡Devuelvan el dinero saqueado!”.
Ya han forzado la salida del Primer Ministro, pero sus objetivos son más amplios: exigen un fin a la corrupción y a los malos manejos, así como al sectarismo que lo permite.
La perpetua crisis de la basura es sólo el ejemplo más penetrante. Estalló por última vez a la vista del público en el 2015, cuando la élite política del País se peleó por un lucrativo contrato de manejo de desechos mientras montañas de basura sin recoger apestaban las calles de Beirut. Resultó en una ola de protestas.
VEA ADEMÁS: Director retrata absurda realidad
La solución temporal fue construir dos nuevos rellenos sanitarios. Tres años después de su apertura, los vertederos sólo han reubicado la crisis de basura a la costa, y amenazan rápidamente con alcanzar su capacidad.
El contrato de 288 millones de dólares para un relleno sanitario fue para Jihad al-Arab, hermano de un ayudante del Primer Ministro recién destituido, Saad Hariri. De acuerdo con tres personas familiarizadas con las operaciones de la compañía, está agregando agua a los contenedores de basura para inflar su peso facturable. El otro contrato, con valor de 142 millones, fue para Dany Khoury, un hombre de negocios que se dice que es cercano a la familia del Presidente Michel Aoun. En este vertedero, hallaron los expertos, los empleados arrojaron basura y desechos tóxicos al Mediterráneo. Ambas compañías niegan las acusaciones.
Los expertos dicen que una razón principal de que Líbano no produzca suficiente electricidad para sus 4 millones de habitantes es el poderoso cabildeo de los propietarios de generadores, cuyas máquinas proporcionan energía durante los apagones diarios, así como la industria de diesel de 1.2 mil millones de dólares al año que las abastece de combustible.
Najat Saliba, química en la Universidad Americana de Beirut, descubrió que la compañía de Khoury estaba tirando basura al relleno sin clasificarla. También descubrió que los rompeolas del vertedero no mantenían la basura fuera del Mediterráneo. La basura y el líquido tóxico iban directamente al mar.
Mark Habka, abogado de Khoury, dijo recientemente que ya se estaban cumpliendo todas las normas.
Al-Arab abrió un nuevo relleno sanitario en Costa Brava, cerca de Beirut, y dos plantas clasificadoras. Representantes de la compañía de Al-Arab, Al Jihad for Commerce and Contracting, contactados en noviembre, insistieron en que toda la basura era clasificada correctamente. Pero los datos internos de la planta de julio del 2018 muestran que el 93 por ciento de los desechos era arrojado a los rellenos sanitarios.
ADEMÁS: La leche ya está pasando de moda
Hisham Karameh, director de manejo de desechos de Al Jihad, negó que la compañía hiciera trampa con el pesaje, diciendo que era monitoreado.
Para el verano pasado, los vecinos de Costa Brava ya estaban hartos. Los residentes locales bloquearon la entrada de camiones de basura, pidiendo al Gobierno una solución sostenible.
“Parece que la descarga de basura sólo se detendrá después de que la basura llegue a Chipre”, dijo Ziad Haidar, Alcalde de Choueifat, un municipio cercano. “Pero, ¿qué podemos hacer? Si seguimos bloqueando el camino, verían basura por todas partes en las calles”.
Rana Tabbara contribuyó con reportes a este artículo.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.