Pese a emergencia, comercios en Japón cierran a las 20:00 horas
- Motoko Rich
A través de las ventanas de un estrecho restaurante en Roppongi, un distrito de vida nocturna en Tokio, se les podía ver bebiendo de tarros de cerveza, mientras platicaban en una proximidad que no respetaba el distanciamiento social.

El gobernador de Tokio le pidió a gente que no salga de noche, pero restaurantes y bares cierran a las 20:00 horas. Foto / Noriko Hayashi para The New York Times.
TOKIO — Era una escena de normalidad, algo que amigos en Nueva York o Londres sólo pueden evocar en el recuerdo: un hombre y una mujer, saliendo a beber un trago.
Tokio ya tenía varias semanas de encontrarse en un estado de emergencia por el coronavirus. Pero a través de las ventanas de un estrecho restaurante en Roppongi, un distrito de vida nocturna en Tokio, se les podía ver bebiendo de tarros de cerveza, mientras platicaban en una proximidad que no respetaba el distanciamiento social.
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Varias personas más aguardaban, con los tapabocas bajo sus barbillas, mientras cocineros servían bolitas de pulpo lampreadas.
Nadie estaba rompiendo ninguna ley: incluso el nuevo estado de emergencia de Japón faculta a los gobernadores a únicamente solicitar que la gente se quede en casa y que los negocios cierren. El gobernador de Tokio ha pedido a la gente que se abstenga de salir en la noche, pero dijo que restaurantes y bares pueden permanecer abiertos hasta las 20:00 horas, motivando chistes sobre los hábitos nocturnos del virus.
Tokio es un lugar donde la gente sigue las reglas. Espera la luz verde para cruzar la calle y en las estaciones del metro suben a las escaleras eléctricas en una sola fila.
Pero siempre hay espacio para la subversión. En mi ruta al trabajo, paso frente a un callejón flanqueado por letreros de “no fumar”, siempre lleno de fumadores. La vida nocturna cacofónica (y empapada de alcohol) de Tokio atiende a empleados que buscan un escape de días ciñéndose a la jerárquica cultura laboral de Japón. Incluso con el virus, la gente no renuncia fácilmente a estas válvulas de escape.
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También hay cierto distanciamiento social integrado en la cultura. Hacemos reverencia en lugar de saludar de mano. Abrazarse es poco común. Y mientras el mundo occidental debatía si era necesario usar tapabocas, los japoneses lo hacían con naturalidad. Mucho antes del virus, sobre todo durante temporadas de influenza en el invierno, los trenes de Tokio estaban llenos de rostros protegidos detrás de cubrebocas blancos.
Eso podría explicar en parte por qué esta ciudad ha parecido seducida por el pensamiento mágico, al suponer que somos inmunes cuando tantos países más en todo el mundo no lo son.
Al 20 de abril, Japón tenía 10 mil 797 infecciones y 236 muertes.
El gobierno dice que los residentes necesitan reducir el contacto humano en un 80 por ciento para aplanar la curva. No obstante, parece que demasiada gente intenta incluir a la fuerza el otro 20 por ciento.
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En casa, en nuestra sala, escuchamos periódicamente mensajes por altavoz que retumban sobre nuestro vecindario. “Por favor absténgase de salir”, se nos informa. Me pregunto si suficiente gente está escuchando.
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