Panamá
Acceso al Casco
- Jaime Figueroa Navarro
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- opinion@epasa.com
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En la penumbra matinal, la nave ancla en el puerto de Livorno, inmediata a varios navíos de múltiples líneas de cruceros.

En la penumbra matinal, la nave ancla en el puerto de Livorno, inmediata a varios navíos de múltiples líneas de cruceros. Su muelle de más de 2 kilómetros de longitud es uno de los más importantes del Mediterráneo, sirviendo la región de la Toscana, Florencia y Pisa en Italia, desde hace más de 500 años.
Resplandeciente por su arte e historia, optamos por una excursión a Pisa y su famosa torre inclinada, su centro histórico en tamaño símil al Casco Antiguo de Panamá, pero con anchas veredas y ningún papelillo ni latas de gaseosas en su entorno gracias parcialmente a la amplia cantidad de recipientes para deshechos por doquier y la conciencia de sus ciudadanos.
La mayoría de los cruceristas parten rumbo a Florencia, a saborear sus gelatos bajo la sombra de la célebre estatua de David de Miguel Ángel ubicada en la Galería de la Academia, en la vía Ricasoli, cercana al convento de San Marcos. Alli, al igual que en Pisa, se respira un sacro ambiente turístico, con generosas zonas peatonales, ponderada señalización, sin mayor estorbo a la actividad, invitando al visitante a captar imágenes de todo; balcones, verdor y sus múltiples adoquinadas plazas, adornadas de fuentes y esculturas.
El tramo entre Livorno y Pisa resulta relativamente corto en uno de las docenas de autobuses turísticos que nos acompañan tocando el destino de 90,000 habitantes rumbo norte, entre el mar y las montañas, en unos 20 minutos a lo largo de la inmaculada autopista SS1.
visitamos la oficina de información turística en la plaza de los Milagros, frente a la Torre Inclinada. La amplia dependencia cuenta con variada literatura, mapas, todo gratuito; y la presencia de personal plurilingüe para guiar al visitante y responder cualquier inquietud, hasta la ubicación de los inodoros para minusválidos.
Agentes de seguridad municipal rastrean el área permanentemente para asegurar la negación en el área perimetral de carteristas, haraganes y limosneros. El estacionamiento de los transportes de turismo esta ubicado en una vasta plaza aledaña al centro del poblado.
Se respira, se hurga, se desprende, la pasión por la excelencia turística, en cada detalle, en sus callejones, en la limpieza total del entorno, como si estuviese allí; preparado para Almar una película de Hollywood. El fogueo con Pisa invita a una profunda meditación sobre nuestro Casco Antiguo como atracción turística siguiendo los lineamientos del diario de mayor circulación en Italia Corriere della Sera, quien describe nuestra capital como un "entorno tropical que amasa Manhattan y Venecia".
Si tan solo nuestros funcionarios a cargo de temas turísticos caminasen el largo y ancho del Casco y sus áreas aledañas a diario, para asegurar aquello que tan apasionadamente logran los planificadores de Pisa, reemplazando adoquines faltantes, ajustando goteantes hidrantes, asegurando la armonía arquitectónica del entorno exilando las múltiples dependencias públicas que no tienen razón de estorbar su fecundo turismo, obligando a los propietarios de ruinas que afean su medio a la expedita venta para la reconstrucción de la totalidad del poblado, se lograría: una homérica metamorfosis.
Si complementariamente activásemos su tranvía como medio de transporte en un distrito estrictamente peatonal. originando en la plaza de Santa Ana y desemboçando en un remozado barrio chino, lograríamos matizar en el lienzo del Casco su extraordinaria transformación. Solo hace falta la voluntad la pasión, tenacidad y disciplina para el logro de este tenaz objetivo en la transformación de nuestro turismo, ¡le mediocre a genial.
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