¿Ahora le toca al pueblo?
Los días transcurren y se acentúa una desilusión colectiva por las expectativas que emana de nuestras clases más vulnerables de la sociedad a razón del escenario actual que padecen muchos sectores y que parece continuar talando en lo más profundo de sus convicciones de que mejores días llegarán para los habitantes de nuestro país.
Hoy, el pueblo siente el trago amargo y el pesar de haber confiado las riendas del Estado a un equipo de Gobierno que simplemente hace todo lo contrario de lo que prometió en campaña. La improvisación, el autoritarismo, la inexperiencia, entre otros factores, se convierten en la espada de Damocles de los que hoy son llamados a ejecutar un “cambio” en la gestión gubernamental pero que a todas luces el pueblo, desde las capas populares hasta las capas medias, percibe que la “camisa les ha quedado muy grande”.
Siempre he sostenido que el éxito empresarial no es garantía de un éxito gubernamental. Dirigir el Estado implica un manejo sujeto a prudentes decisiones y en donde los impulsos promueven un caos innecesario en la opinión pública. Irónicamente el principal instrumento utilizado por los que hoy gobiernan se ha convertido en su peor pesadilla: las encuestas.
Atrás quedó aquel despliegue mediático que persuadió a un pueblo ávido de soluciones a los problemas que le aquejan, hoy por hoy, ese despliegue mediático solo es visto como un gasto innecesario porque el pueblo panameño ya no come cuento. En primera instancia, se nombran ministros sin capacidad ni trayectoria comprobada, olvidando por completo que dirigir un país no es un concurso de popularidad, las consecuencias pronto harán sentir. La propuesta insignia que es “100 a los 70” se ha convertido en un disco rayado que de tanto restregarlo a la opinión pública, ahora se ha convertido en un problema con ribetes de una total desorganización.
En el aspecto educativo se están sentando las bases de una transformación curricular “traída por los cabellos”, ojalá que no sea igual que las mochilas y útiles escolares que han entregado a los estudiantes de los planteles oficiales: de muy baja calidad. La reforma tributaria mantiene en opresión a nuestra clase profesional que actualmente es testigo de la aplanadora mediática recordándoles que tendrán que pagar más. ¿Por qué no postergan la reforma tributaria para que el pueblo decida en un referéndum? La respuesta solo está en manos del Órgano Ejecutivo. Por otra parte, lo que la pasada administración logró en el deporte, la actual lo destruye cada día producto de la inexperiencia e improvisación.
Como último punto –entre muchos otros pendientes- la canasta básica aumenta de forma indiscriminada sin que nadie ponga el cascabel al gato ¿Quién de ellos se atreverá a contradecir al dueño del negocio?
Finalmente le recomiendo al actual equipo de gobierno una sabia premisa del teólogo suizo Johan Kaspar Lavater: “Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir”.
* Circuito 8-6, San Miguelito.
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