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Algunos conceptos del liberalismo
Adolfo E. Linares Franco - Publicado:
No ha habido una ideología política en nuestro istmo que haya puesto tantos de sus seguidores en el Palacio de las Garzas como el liberalismo.Sin duda alguna, el liberalismo ha sido una de las ideologías más fuertes, y hoy -muy a pesar de que han pasado 35 años desde que un liberal ocupe la silla presidencial- estoy convencido de que sigue teniendo un arraigo importante dentro del electorado nacional.El liberalismo no es tan sólo una doctrina política.Es una manera de ser, de sentir, de actuar y hasta de vivir.Muchas personas son, por consiguiente, liberales, aunque ellas mismas lo ignoren por no haber leído nada acerca de la doctrina liberal y desconozcan sus principios.Son liberales porque, aunque sin saberlo, sienten como liberal, actúan como liberal y llevan una vida liberal.Para ser liberal no se requiere, por lo tanto, estar inscrito en un partido político que tenga ese nombre o se fundamente en su ideología.De la misma manera, no todos los que están inscritos en un partido político liberal son por ello verdaderos liberales.Cuántos hay que se autocalifican de "liberales" y hacen cosas que una conciencia liberal repudiaría.Lo que distingue y debe siempre distinguir a los liberales no es el membrete, sino el comportamiento.Pero, ¿qué es liberalismo? Liberalismo es creer en la libertad como destino fundamental del hombre, porque para él lo esencial es el individuo; no el Estado.Es el individuo, es el hombre, porque éste fue creado por Dios a su imagen y semejanza; tiene libre albedrío, lo que le permite obrar por reflexión y elección, y posee en fin esa facultad de hacer o de no hacer que es connatural en él.En resumidas cuentas, es libre.El Estado no es más que una creación del hombre para la satisfacción del bien común, así como para alcanzar el engrandecimiento espiritual y material de la población, por lo que solamente se justifica en la medida que responda a los motivos de su creación.No debemos, pues, convertir al hombre en un esclavo del Estado y mucho menos del gobierno de turno, o del partido, que es solamente uno de sus órganos constitutivos.El liberalismo surge en el siglo XVIII como doctrina política y se consolidó en partidos políticos en el siglo XIX.Provino de la clase media y sirvió a ésta de bandera en su lucha contra la nobleza y las monarquías absolutas.Implantó la democracia donde existía la autocracia o, en el mejor de los casos, la aristocracia.Sustituyó el gobierno de hombres por el gobierno de leyes, dando lugar al Estado de derecho.Fue el pionero de los derechos o garantías individuales.A pesar de que el liberalismo constituyó una de las grandes revoluciones de la historia y contribuyó al desarrollo social de la humanidad, aunque muy explicable en su momento histórico, impidió que sus beneficios muchas veces llegaran a las masas populares.Y es que siendo el hombre un hombre imperfecto por naturaleza, no se puede hablar de igualdad de derechos dentro de un marco de desigualdades sociales, sin caer en situaciones de injusticia.Por ello, el liberalismo, que es una doctrina dinámica, ha evolucionado de un liberalismo individualista o clásico a un liberalismo social.En otras palabras, el liberalismo de hoy, sin dejar de considerar al hombre lo esencial de su doctrina, lo considera como tal, pero en relación con la sociedad en que actúa.Esto no contradice en nada la esencia de su doctrina, por cuanto el hombre no vive en soledad ni aislado de sus semejantes.Muy por el contrario, el hombre es un animal social, vive en sociedad.No es posible, por lo tanto, considerarlo política, social y económicamente tan sólo individualmente.Es preciso hacerlo también, y muy principalmente, como miembro de una sociedad.De ahí que el liberalismo de hoy no teme al Estado dinámico y social, que no debe ser confundido con el Estado interventor o socialista en cualesquiera de sus grados.Más bien lo trata de fomentar y formar.Y no teme a aquel tipo de Estado, porque el liberalismo persigue el bien común y la justicia social.En el mundo convulsionado que nos rodea no tiene cabida ni la doctrina del laissez-faire ni la vieja máxima de que el mejor gobierno es el que menos gobierna.Pero hoy como ayer el liberalismo sigue creyendo que la libertad es el destino fundamental del hombre.Hoy como ayer el liberalismo sigue creyendo en el Estado de derecho para preservar, precisamente, esa libertad.Y hoy como ayer el liberalismo sigue creyendo también que por los senderos de la libertad podemos llegar a la justicia, a la democracia, a la igualdad y a la tolerancia, pilares del liberalismo de todos los tiempos.Lo que falta es que nos adentremos cada día en los postulados de la doctrina liberal, los practiquemos y los demos a conocer a todos los que aspiran a mejores días para nuestra República.